Capítulo 30 - Por Stefan Brown

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—Iniciamos con la señorita Andrea Prescott, —informa y una chica que sepan sus padres quien es, entra en el escenario—. Ella es estudiante de periodismo, tiene veintidós años de edad, le gusta la gimnasia, el valet y ama la playa, abrimos la subasta de su primer baile en mil dólares, escucho por ahí mil quinientos, mil quinientos al caballero con el numero cincuenta y nueve, el caballero con el numero noventa y cinco ofrece dos mil, dos mil a la una, dos mil a las dos.

—Tres mil se escucha que gritan.

—Tres mil damas y caballeros, alguien da más, se me olvido decir que la señorita Prescott es excelente bailarina, tres mil quinientos para el caballero con el numero sesenta, el numero cincuenta y nueve no se quiere quedar sin aperturar él el baile y ofrece cuatro mil, ¿alguien que ofrezca más? —Pregunta el tipo.

Muy bien cuatro mil quinientos tiene por ahí el joven con el numero cuarenta, ¿alguien da más?, —continúa animando—. Muy bien... el numero cincuenta y nueve vuelve a incrementar su apuesta a cinco mil, habrá por ahí alguien que dé más, cinco mil a la una, cinco mil a las dos, y cinco mil a las tres... joven con el numero cincuenta y nueve, es usted el primer caballero que se ha ganado su pase para aperturar el baile, y va a hacerlo en compañía de esta preciosa señorita —concluye dando por finalizado la primer subasta de pases de baile.

Luego le tocó el turno a la mimada de Sofía, por quienes terminaron pujando Harry su hermano y el idiota de Javier, al final Harry dejo que ganara el idiota de Javier, aunque al parecer a él no le pareció muy gracioso. Por mi querida hermanita pujaron Sergio mi primo y Harry también, ambos estaban divertidos viendo como Damon se remordía por ya no poder pujar él, termino ganando la puja Sergio.

Diego había terminado ganando la puja con la chica de plateado que anda con Sofía y con Bianca y finalmente escucho decir.

—Ahora vamos con nuestra última señorita, pero no porque sea la última significa que sea menos hermosa que las anteriores, —comenta animosamente el tipo—. Vamos caballeros alisten sus billeteras, recuerden que es por una buena causa, y muchos niños huérfanos serán beneficiados con lo que recaudemos esta noche, ellos y nosotros se los agradeceremos —comenta aplaudiendo y todos aplauden con él—. Ella es Bianca Winston de veintiún años de edad, es estudiante de último año de Ingeniería en sistemas informáticos, práctica ciclismo, karate, y le encanta bailar, es amante de la playa y de la montaña, empezamos la subasta con mil dólares —abre la puja.

—Dos mil —grita el cabrón de Javier.

—Damas y caballeros, parece ser que el joven piensa bailar con dos señoritas esta noche —comenta el tipo y todos ríen—. ¿Alguien da más por ahí? —pregunta.

El idiota voltea a verme con sonrisa burlona y yo lo fulmino con la mirada.

—Tres mil—. Grita Dominic mirándome con cara de burla también.

Le lanzo una mirada con dagas también y respiro profundo para no darles gusto de meterme en este juego, aunque nada me agrada la idea que alguno de esos dos idiotas ponga sus sucias manos sobre el cuerpo de ella.

—Tres mil a la una, Tres mil a las dos, Tres mil a las...

—Cuatro mil —grita el imbécil de Diego.

—Damas y caballeros, parece ser que esta noche tenemos a dos contrincantes que quieren bailar con dos señoritas a la vez, no tengo idea como lo van a hacer, ¡pero será una experiencia verlo!, ¡veamos!, ¿alguien da cinco mil?

—Seis mil —grita Dominic.

—Seis mil a la una, Seis mil a las dos, Seis mil a las...

—Ocho —mil vuelve a ofrecer Diego.

Señor Brown no firmaré ese contrato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora