Capítulo 75- Por Stefan Brown.

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—Ambas, y he pedido que le den prioridad al apartamento, para que vengamos a pasar una que otra noche aquí, ¡si te apetece por supuesto! —le ofrezco.

Dudando si me estoy comportando muy empalagoso con ella, tampoco la quiero agobiar.

—Por mí, encantada señor Brown, pero me preocupa que nos vean juntos.

—Ya te dije, que no te preocupes por eso, si a mí no me importa lo que los demás digan, a ti tampoco te tiene que importar.

—¡No!, a mí sí me importa, apenas estoy haciendo mi pasantía, no quiero que hablen cosas feas de mí, prométeme que cumplirás la cláusula de confidencialidad —me pide.

—¿Qué cláusula? —le pregunto, sin dejar de lado mi tono de sarcasmo.

—La del contrato que querías que firmáramos, quedamos que aunque no lo hiciéramos íbamos a respetar ciertas cosas de él, y esa es una.

—No estoy muy seguro de querer hacerlo, he cambiado de opinión y quiero que todos sepan que eres mía.

—Ya te dije que soy tuya, en cuerpo y alma, no necesitas gritarlo a los siete vientos, al menos no aún.

—¿Y cuándo entonces?

—Si logramos continuar con nuestra relación cuando termine la pasantía, entonces hablaremos al respecto —me responde seria, pero en su rostro no hay molestia.

—¡Si logramos!, ¿tan poca fe tienes en lo nuestro?, qué consideras que no duraremos ni seis meses.

—No es eso, si por mí fuera envejeceríamos juntos, pero quiero llevar las cosas despacio, tengo menos de un mes de estar en BS, y no quiero que digan pestes de mí.

—¡Y dale con lo mismo!, ya te dije que eso no te tiene que importar.

—Prométeme que mantendremos lo nuestro en secreto, prométeme que no me harás una escena de macho posesivo, ventilando a los siete vientos lo nuestro —me pide.

Tomando mis manos y mirándome con sus ojitos de nena regañada.

—¡Me gusta lo de macho posesivo! —le respondo.

Agarrando hoy yo sus manos, y atrayéndola nuevamente a mis brazos.

—¡No estoy bromeando!, Promételo —me pide seria.

—En serio que no te entiendo, cualquier otra mujer estaría feliz de ventilar a los siete vientos, que me tiene atrapado entre sus brazos —le respondo externando por fin mis pensamientos.

—Literalmente, eres tú quien me tiene atrapada en estos momentos —me comenta sonriendo, y acariciando mis brazos—. Y ya estamos claros que yo no soy cualquier otra chica, así que promételo.

—Cierto, cada vez me queda más claro, y solo puedo prometerte, que haré todo lo posible para no comportarme como un macho posesivo.

—¡Algo es algo! —me dice sonriendo y dándome un beso de piquito—. La casa grande también la van a remodelar —me pregunta.

Dando por zanjado el tema de que debemos mantener en secreto lo nuestro.

—Sí, a excepción del jardín que lo remodelará mi hermana.

—¡Qué genial!, debe ser muy entretenido.

—Supongo, su gusto tiene que tener, a mí me interesa el resultado, quieres que entremos a la casa —le pregunto tomándola de la mano.

—Sí, vamos —me dice emocionada.

Caminamos por el sendero lleno de flores y otras plantas, entramos en la casa y debo de reconocer que no se ve tan mal, pero para mi gusto tanto el mobiliario, como la decoración son pasados de moda.

Señor Brown no firmaré ese contrato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora