Hoy está en la ciudad Brandon, vino a comprar algunas cosas para el taller, y aprovechando quedamos de comer juntos, por ser un lugar cerca elegí la pizzería de enfrente del edificio de BS; lo que nunca me imaginé es que Stefan y Javier frecuentaran este lugar, y mucho menos que vinieran precisamente hoy.
Cuando Stefan me pidió que le pasara la llamada, ¡de su amiguita Adriana!, pensé que se iría a comer con ella, ¡de verdad que no espere encontrarlo aquí!, y lo peor de todo es, que él y Javier entraron al mismo tiempo que Brandon; y debido al abrazo de oso de mi hermano, y que seleccionaron una mesa cerca a la salida, ya no pude saludarlos, vuelvo a ver a donde se sentaron, y los saludo con un gesto de la mano.
—¿A quién saludas? —me pregunta Brandon.
—A mi jefe y a su hermano, venían entrando al mismo tiempo que tú, y no pude saludarlos porque me aplastaste con tu abrazo de oso —le reclamo riendo.
—Um... más tarde los verás; sin embargo a mí llevas días sin verme, ¡así que aprovéchame! —me pide pegándome unas palmaditas en la mano.
—Jajajá —le digo riendo—. ¡Mira qué hermosura la que me he perdido de ver!
—Mi club de fans de la universidad, estarían de acuerdo contigo —me responde simulando indignación.
—¡Cierto! También a Andrea, ¡ah!, y a propósito, le interesaría mucho saber de tu club de fans —lo chantajeo burlándome. Él toma mis manos y mirándome seriamente dice.
—¡No serias capaz de delatarme!, eres mi única hermana, ¡los hermanos no se hacen eso! —me chantajea él también a mí.
—Ella es mi única cuñada, y debo de cuidar sus intereses —le respondo feliz de estar bromeando así con él—. Aunque pensándolo bien, si quiero que mi sobrina tenga papá, ¡tendré que guardar silencio!, pero más te vale ser un buen padre o seré yo quien la deje sin ti —lo amenazo.
—Haré todo lo que esté en mis manos para ser el mejor padre, y tú serás la mejor tía —pronuncia con toda la seguridad del mundo.
—¡Por supuesto!, cuando ella esté grande le permitiré que lleve a su novio a casa y se quede a dormir ahí con él, —le digo sabiendo que con eso lo mato de celos.
—No permitiré que se quede en tu casa, además tampoco creo que la dejen salir mucho del convento —me responde simulando una media sonrisa—.
Suelto a reír con ganas, no me imagino a mi pobre hermano sufriendo con su hija, preocupado de que tarde o temprano tendrá novio.
—¿Y sigues con lo del convento? —le pregunto.
—¡Por supuesto!, ni creas que voy a permitir que a mi hija se la lleve algún tiburón, o se queda a vivir con nosotros hasta que cumpla los cincuenta años, o se mete a un convento. —me responde con toda seriedad.
Vuelvo a reír casi a carcajadas, ante la actitud loca que toma con respecto a ese tema, lo veo burlándome y le respondo.
—¡Estás loco!, Andrea nunca lo permitiría, además sabes que se puede encontrar con alguien que valga la pena, no todos los hombres son unos capullos, ¿sabes? —Le digo cuestionándome la veracidad de mis palabras, ¡gracias a mi reciente experiencia!—. ¡Y cuando uno se enamora, da igual que sean unos gilipollas! —concluyo pensativa.
—Quiere decir eso, ¿qué te gusta alguien?, ¿te has enamorado? —me pregunta intrigado.
—¡No dije eso! —le respondo evadiendo su mirada.
—No directamente, pero ese "da igual" no es por gusto —me comenta limpiándose la boca con una servilleta—. ¿Te ha lastimado algún idiota?, dime, ¿quién es?, y le parto la cara, ya sabes que solo tienes que pedirlo, ¡aquí está tu hermano para defenderte!
—¡Loco! —le respondo sintiendo un nudo en la garganta, Brandon siempre ha sido superprotector conmigo, cuando se graduó de la universidad, no quería regresarse a Portland, por no dejarme sola, lo hizo únicamente porque extrañaba mucho a Andrea.
—Ya hablando en serio, ¿te gusta alguien?, ¿sales con alguien? —me pregunta.
—No estoy saliendo con nadie pero si hay alguien que me gusta, es solo que es un poco complicado —le confieso.
—¡Complicado! ¿Por qué? ¿Es casado? ¿Te hizo algo? ¿Quieres que le rompa la cara? —vuelve a preguntarme muy dispuesto.
—No... ¡Por Dios! No es casado ni me ha hecho nada. ¿Por qué le romperías la cara?, Además, ¡la tiene muy linda! —Brandon se atraganta con el agua y yo le doy una servilleta para que se limpie—. ¿Estás bien? —le pregunto.
—Sí, solo que eso de ¡la tiene muy linda!, es mucha información para mí.
—¡Si serás idiota nene nené!, Hablo de su cara —le digo lanzándole una servilleta, se pone a reír también el muy idiota y me responde.
—¿Y yo qué dije? —me pregunta con cara de inocencia.
—Conozco tu mente cochina —le recuerdo mordiendo mi pajilla.
—¡No!, ya mis pensamientos no son cochinos, hoy que soy un hombre casado —me responde enseñándome su sortija—. Mis pensamientos van en decoración de habitaciones para bebés, en conseguir pastel de caramelo a las dos de la madrugada, para mi muy embarazada mujer, en que hay que comprar el coche, la cuna y muchas cosas más, para cuando el bebé nazca.
—¿Pastel de caramelo a las dos de la madrugada? —le pregunto incrédula.
—¡O sí! Y eso fue fácil de conseguir, difícil fue cuando se le antojó comer sandía, me tocó recorrer todos los supermercados de la ciudad, buscándola para que cuando se la llevara me dijera, que había leído que comer esa fruta en exceso era malo para el bebé, que solo comería un poco, así que la terminamos entre mamá, papá y yo.
—Me hubiera gustado ver tu cara de frustración —le respondo divertida por imaginar la maratón que tuvo que correr para nada—. La otra vez Andrea me contó, que había dejado de regar las plantas, porque cada vez que lo hacía y olía la tierra mojada le daban ganas de comerla —le cuento.
—Si es cierto, por suerte se le pasó pronto, mamá le contó a la señora de donde compra las especies y ella le dio algo con sabor similar, con eso se le quitó el deseo.
—¡Interesante! ¿Será cierto que cuando una mujer embarazada, se queda con un deseo, los bebés nacen con la boca abierta? —le pregunto.
Brandon vuelve a reír divertido y me responde.
—¡Por Dios Bianca!, esos son mitos que se inventaron las embarazadas, ¡para que los maridos las consintamos! —me responde cheleando los ojos.
—¡Yo qué sé! —Le respondo indignada por su burla—. Por tu boca abierta cada vez que vez una chica tetona, diría que Pili se quedó con algún deseo, cuando estaba embarazada de ti —sugiero burlándome ahora yo.
—¡Ya no lo hago! La última vez me cachó Andrea y estuve durmiendo en el sofá por una semana, y lo peor es que fue en pleno invierno.
—¡Te lo merecías! —lo acuso—. ¡Vez!, no todos los hombres son malos, cuando mi sobrina crezca podría encontrarse con alguien que la trate y la ame, como tú amas a Andrea —le sugiero.
—Sí, ojalá que sí, no soportaría que un hijo de puta la trate mal.
—No sucederá, crecerá con suficiente amor, como para no dejarse lastimar por ningún hombre —le aseguro.
—¡Ojalá! Bueno, ya cuéntame de ti, como te está yendo en BS, ¿te han tratado bien? —Pregunta tomando mis manos entre las suyas, —¿tu jefe no te hace salir muy tarde?
—No, siempre respetamos la hora de salida, de cinco a diez minutos es lo más que nos retrasamos en salir, a menos que haya algún pendiente urgente, nos quedamos hasta tarde, pero no excede de una hora.
—¿Y tus compañeras qué tal? —me pregunta.
—¿Estás preguntando por el menú o cómo me tratan?
—Cómo te tratan, ahorita, la única en mi menú es mi gordita —responde sonriente.
—¡Te asesina si te escucha decirle gordita! —le recuerdo.
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Señor Brown no firmaré ese contrato.
RomanceBianca, anhelaba con todas sus ansias ser aceptada en el programa de pasantías de BS Corporation, y sintió pánico, cuando estando en el sofisticado edificio, ya lista para su entrevista, un descuido la hizo caer con su trasero sembrado en el piso, a...