No me resulta para nada agradable, tener que haber dejado que Bianca se viniera en su coche, si los dos veníamos para el club, ¿qué necesidad había?, pero como siempre ella y su necedad de que no nos miren juntos, ¡un día de estos me va a cabrear!, y la voy a reclamar como mía frente a todos.
Dejo que se estacione y me estaciono a la par de su coche, frente a nosotros se están estacionando Carlos y parece ser que viene con la mimada de su hija; aguantarla a ella, será una de las cosas que tendré que soportar, con tal de estar bien con mi ninfa de ojos verdes, y que conste que no es que Sofía me caiga mal, simplemente no es de mi agrado.
En cuanto me bajo del auto, voy al encuentro de Bianca, veo que Carlos y Sofía ya se han bajado, pero continúo hacia donde mi ninfa, ¡que vean y piensen lo que quieran!
—Señorita Winston, que casualidad que hayamos llegado al mismo tiempo —le comento en voz alta, para que escuche Carlos, me acerco a ella y la saludo con un beso en la mejilla.
Río en mis adentros, porque la pobre se queda prácticamente congelada, pero no me rechaza, «a lo mejor pensó que se lo iba a dar en la boca», pienso satisfecho.
Sonríe y me responde.
—Sí, ¡no podía perderme la competencia de natación!
Carlos y Sofía se acercan a nosotros, y saludo a ambos, Carlos me devuelve el saludo cordialmente y Sofía de forma cortante, la princesa mimada se dirige a Bianca y le pregunta.
—¿Tienes algo que contarme?
—No, ¿por qué? —le responde mi ninfa hermosa.
Bianca saluda a Carlos y luego llevándose a Sofía se despide de nosotros, cuando ya van algo lejos, Carlos me dice.
—¿Me lo imaginé o te ves muy cercano a Bianca?
—No, no te lo imaginaste, somos cercanos, nos hemos hecho amigos.
Le respondo tomando mi bolso con la ropa de cambio, para después de la competición.
—Sé que no eres del tipo que juegue con las chicas —me comenta, mientras iniciamos nuestro camino—. Pero tengo que decirte que Bianca me cae muy bien, es una gran amiga de mi hija, y voy a pedirte que no vayas a hacerle daño.
—Descuida, no son esas mis intenciones, es todo lo contrario.
—¿Estás seguro?
—Por supuesto, solo que ella quiere que lo llevemos despacio, nos estamos conociendo aún —le miento, para que no dé las cosas por hechas.
—Um... me alegra por ti, es una buena chica, solo no le hagas daño.
—Ya te dije que no es esa mi intensión —guardo silencio un momento y procurando no ser tan pésimo le digo—. Está de más decirte que aún no hay nada concreto entre ambos, y que preferiría que no se corra la voz, hasta estar seguro de que puede haberlo.
—¡Por mí no te preocupes!, espero que logres convencerla, ¡vas a tener que hacer uso de tus dotes de negociador! —me comenta riendo.
«Si supiera que la señorita Winston, ya me venció en más de una ocasión en nuestras negociaciones» digo en mis adentros.
Llegamos a la zona de las piscinas y ya casi todos están allí, algunos de los chicos que van a competir están en la piscina entrenando según ellos, pero más parece que en realidad, están dando un show para las mujeres que los observan embobadas.
Llegamos adonde están Diego, Javier, Jairo y Héctor, los saludamos a todos y me siento, por inercia comienzo a buscar con la mirada a Bianca, que se ha reunido con Mariana, Abigail, y las chicas de Contabilidad, Sofía continúa con ellas.
Después de la competencia de natación, va la final de básquetbol masculino, luego la de voleibol femenino, y por último la de básquetbol femenino.
Y en secreto me alegra, que al menos a Bianca no se le haya antojado participar en el equipo de voleibol, la empresa está llena de buitres que se la llevan de pica flores, y no se me antoja que vean a mi ninfa en traje de baño, sin que antes sepan que es mía.
—¡Todo un show el que han montado tus muchachos! —le comenta Diego a Jairo.
Que por su comentario piensa igual que yo, unas chicas hasta suspiran cuando los ven sumergirse en el agua.
—Ellos no pertenecen a mi departamento —responde Jairo—. La mayoría, son de los centros de atención, solo como tres y ustedes que son de OC —concluye.
—¡Tampoco te quejes!, a ti pueda que no te guste ni interese verlos, pero mira a las chicas, ¡están felices de darse un taquito de ojo!, —comenta Frank.
—Tienes razón, creo que el próximo año, nosotros también tendríamos que tener un taquito de ojo —le dice Javier.
—Ya lo tienes —le responde Jairo—. Más tarde jugarán voleibol las chicas.
—Cierto —coincide Diego—. Nosotros también nos daremos gusto viendo piernas y traseros.
—Las mujeres son mucho más que eso —comenta serio Héctor.
—Sí, ¡perdón!, también pechos —dice el chistoso de Javier.
—Algún día estos niños aprenderán a valorar a las mujeres —le comenta Héctor a Carlos.
Que son los dos mayores del grupo, uno es el contador y el otro es el financiero de la empresa, ambos son amigos de toda la familia, ¡prácticamente nos han visto crecer!
—¡Espera que se enamoren!, ese es el mejor corrector que un hombre puede tener —le responde Carlos.
«Cierto», digo para mí, aunque nunca he sido de jugar con las mujeres, siempre me han sido indiferentes sus necesidades, pero hoy con Bianca todo es distinto, «¡ups!, ¡ALERTA!», grita mi mente.
Carlos dijo, «cuando se enamoren», ¿significa que estoy enamorado de Bianca?, ayer nada más y nada menos, estuvimos hablando de llegar a viejitos juntos, creo que ese tipo de comentarios no se hacen así por así, al menos yo, nunca había hablado sobre el tema con nadie.
Sonrío porque es cierto, ¡mi ninfa me tiene colado hasta los huesos!
—Todas las mujeres de BS son Valiosas, y son más que un cuerpo y una cara bonita —comenta Jairo.
—Tienes razón, muchas son un ejemplo de esfuerzo y superación, ya la cara y el cuerpo bonito, les es de ganancia —comenta Frank.
—¡Estoy de acuerdo!, en BS tenemos hermosura de mujeres, tanto así, que si el CEO no me fuese a colgar de ya saben a dónde, ya me hubiese enamorado de más de una —comenta el idiota de Javier.
Pensé que por una vez en su vida, hablaría algo bueno, ¡pero era obvio que no!
—Al menos no dijiste que no has salido con nadie, porque nadie te creería —le comenta Carlos.
—Pues, aunque no me lo creas, ¡no he salido con nadie de BS! —Se defiende Javier—. Me gusta mi trabajo y no quiero a una loca celosa haciéndomelo hostigue.
¡El pobre se escucha indignado!, cuando a mí me lo contó, yo tampoco le creí, pero si lo ha vuelto a repetir, algo debe de tener de cierto, así que le doy el beneficio de la duda.
—Ya créanle, supongo que mi querido hermano se está reformando —les comento riéndome.
—No precisamente, ¡a lo mejor nunca necesité reformarme!, ya saben, ¡cuando te creas una fama, te persigue de por vida! —responde.
Lo veo sospechoso, ¡este algo tiene!, ¿Habrá pasado algo con la princesita mimada?, porque pareciera que le está dando explicaciones a Carlos.
—Por tú bien, eso espero —le responde Carlos, sin voltear a verlo.
¡Oh sí!, aquí algo pasó, ¡eso me sonó más a una amenaza, que a un consejo!
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Señor Brown no firmaré ese contrato.
RomanceBianca, anhelaba con todas sus ansias ser aceptada en el programa de pasantías de BS Corporation, y sintió pánico, cuando estando en el sofisticado edificio, ya lista para su entrevista, un descuido la hizo caer con su trasero sembrado en el piso, a...