Capítulo 98 por Bianca Winston.

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—Tú, quieres algo de tomar —me pregunta a mí desde allá.

—Tráeme un agua de aloe —le pido.

Regresa a donde nosotros con la bebida para los cuatro, nos las reparte y luego vuelve a acomodarse en su sofá, toma un buen trago de cerveza y dice.

—Lo que les voy a decir, es la confesión más vergonzosa de las que hayan escuchado esta noche, y antes de hacerla, quiero que me prometan, que no me van a criticar ni a juzgar, y mucho menos a dejar de hablar.

—¿A quién mataste? —le pregunta Julio.

—¡A nadie! —responde riendo ella.

—¿Ayudaste a hacerlo a alguien? —sugiere Sofía.

—¡Eres hombre! —Dice Julio—. Fingiendo asombro.

—¡No chistoso! —Le responde ella tocándose los pechos —¡estas son naturales!, ¡y mi amiga también!

—¡Ya dinos!, que va a matarnos la curiosidad —le pido.

—¡Prométanlo!, ¿no se van a hacer prejuicios?

—¿Estás enamorada de Sofía o de Bianca? —sugiere Julio divertido.

Ella rompe a reír a carcajadas, y Sofía y yo la miramos sorprendidas.

—No, el que me tiene colada es un hombre, ¡y esta rebueno el ingrato! —responde riendo aún.

—¿Y entonces? —pregunta serio Julio.

Ella respira profundo y dice.

—¡Soy una baby!

—Sister —le complemento.

—¡No!, ¡sugar! —Responde poniéndose las manos en el rostro—. Bueno, a decir verdad, era —se corrige mirándonos.

Los tres nos hemos quedado sin habla.

—Vergonzoso, ¿verdad? —pregunta con voz suave y observando detenidamente la viñeta de su cerveza.

«Me gusta creer que no tienen otra opción», me dijo Stefan cuando estábamos hablando del tema.

—Debes de haber tenido tus razones —le digo.

—¿Estás hablando en serio? —le pregunta Sofía.

—Sí, ¡es en serio!, aunque como les dije, ¡era!, hasta hace un poco más de año y medio, ¡justo el tiempo que llevo soltera! —concluye.

Julio se ha quedado completamente en silencio y la observa sin decir nada.

—Qué, ¿te comieron la lengua los ratones?, ¡grandulón! —le pregunta Lorena.

—No, es solo que no me imaginé nada de eso, creí que ibas a decir que te gustaban las chicas, ¡o que estabas enamorada en secreto de mí!

Ella se pone a reír, pero sin que se refleje diversión en su rostro y le responde.

—Oye, no te ofendas, te ves muy bueno, pero sabes que si pasara algo entre nosotros, sería como practicar incesto —proclama ella.

—Es cierto, ¡pienso lo mismo! —confirma él, haciendo señas de asquito.

—Admito que me has sorprendido —comenta Sofía—. Pero ¿por qué no nos lo habías dicho antes?

—No es algo de lo que me sienta precisamente orgullosa —responde Lore.

—¿Pero por qué lo haces?, dijiste que tus padres costeaban tus gastos —le comento, queriendo entender por qué lo hace.

—Realmente no lo hacen ellos, prácticamente me dieron la espalda, ¡bueno papá!, y mamá, que hace todo lo que él le dice, es una historia larga y deprimente, que no tengo ganas de contarles en este momento —responde.

Señor Brown no firmaré ese contrato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora