~Monkie Kid~ 6️⃣

Adulto MK

Espero que les guste~

Nota: Adulto MK es la versión en la que todo salió mal. Wukong nunca volvió y LBD tuvo éxito en su plan, matando a los amigos de MK en el proceso, quien rompe su sello y libera todo su poder en medio de la ira. La mata, la elimina, pero con ello, arrasa con la ciudad y sus habitantes. Desconsolado, viaja por los mundos en un esfuerzo para que su historia no se repita, haciendo todo lo que esta a su alcance

MK va a ser sincero y decir que, incluso con todas las locuras a las que se enfrentó, nunca espero ver a una versión de si mismo. Se ve maduro, serio y sin sonreír, con el cabello atado en una coleta alta y tan larga hasta llegar a su cadera, aunque mantiene un mechón más corto colgando frente a su rostro. La bandana rojiza aun esta allí, aunque con los extremos más largos. Viste diferente, de pantalones oscuros y remera sin mangas negra, usando una campera blanca con un dragón verdoso muy familiar, con un collar dorado colgando alrededor de su cuello. Tiene una mochila que no se aparta de su lado, cuidándola celosamente hasta el punto de mirar mal a quien intenta acercarse mucho.

A MK le duele el corazón ver a esa versión suya. No puede negar que se ve genial, le dan ganas de dejarse crecer el cabello para atarlo en una coleta como la suya, pero tiene un aura llena de melancolía y tristeza que es difícil de ignorar. Se siente pesado, como si algo apretara su corazón y le diera muchas ganas de llorar desconsoladamente pero se mantiene estable, intento al menos sacarle una sonrisa.

Tiene pequeños momentos de victoria, en los que puede notar la tensión ajena desaparecer y mostrar una pequeña sonrisa contenga, a veces duran unos minutos, aunque usualmente decae rápidamente y vuelve a su expresión neutra.

Sus amigos están fascinados con él, porque luce como un protagonista digno de una película llena de acción y aventura, e intenta acercarse, para conocerlo y quizás escuchar su historia, pero el mayor parece decidido a mantener la distancia, mirándolos de lejos con una añoranza y melancolía notable.

-Puedes acercarte a ellos, ¿sabes?- tarareo, sentándose a su lado. Su versión adulta se mantenía mayormente lejos, respondiendo solo si estaba de ánimo y eso no sucedía muy seguido. -Ninguno de ellos muerde- agrego ante el silencio ajeno, esperando poder convencerlos. -Tang podría ser un poco invasivo y Pigsy querría llenar tu estómago con buena comida hasta reventar, incluso Mei podría ser un poco acosadora...- esos tres estaban un poco obsesionados con el mayor, había intentado todo para acercarse pero él era más ágil y rápido, escurridizo de cierta manera, alejándose con facilidad. -...pero eres yo y ellos son tus amigos también-

-No...No puedo- negó, luciendo dolido por su propia negativa. -Los perdí y duele, no puedo enfrentar eso otra vez...no cuando debo despedirme- sus ojos brillan con lágrimas no derramadas, acariciando con aire ausente su fiel mochila dejada a su lado.

-Podrías quedarte- hay un tono de suplica en su tono que no se molesta en ocultar. No le molestaría compartir su vida con esa versión mayor.

-Me temo que no- deja escapar un suspiro lleno de cansancio y se mueve lentamente, subiendo su remera, un jadeo saliendo del menor al notar las feas cicatrices que manchan la mitad del pecho ajeno, se ven dolorosas y como si estuviera rotó, incluso parecen brillar en dorado. -Me quede demasiado tiempo en un mundo al que no pertenecía- explico mientras bajas la prenda, encogiéndose de hombros. -No puedo quedarme mucho tiempo en un mundo ajeno sin romperme- y el corazón del menor se estremece ante su tono lleno de resignación mezclado con tristeza.

-...lo siento...- quiere llorar. Quiere ayudarlo a recuperar la luz y la alegría que perdió pero no sabe como hacerlo y nada se le ocurre, algo que lo hace sentir impotente. -¿Tienes cosas de ellos?- se atreve a preguntar. No necesita el contexto completo para saber que esa versión suya perdió todo y mucho más.

-Tomé lo que pude antes de irme- parece animarse apenas. -Tengo la campera de Mei, su favorita entre todas las que tenia- acaricia el cuello de la prenda con una ligera y triste sonrisa. -Conseguí la remera y el collar de Red Son- señaló, tocando el accesorio. -La bandana...- pasa los largos extremos de la tela rojiza sobre sus hombros, tarareando. Ahora que lo ve más de cerca, se ve algo rasgada por los bordes. -...es de la bufanda de Macaque. Él intento redimirse al final, intento luchar contra ella pero eso no le gustó- recordarlo lo llena de dolor.

-¿Ella lo mato?- retorcido sus dedos con nerviosismo.

-Peor. Lo convirtió en su fiel marioneta- fue como si algo se hubiera rotó dentro del mono, dejándolo como un triste cascarón vacío de lo que alguna vez fue, solo para morir luego. El menor quiere llorar de solo imaginarlo, iba darle un gran abrazo a su amigo en cuanto pudiera. -Tengo otras cosas- duda solo unos segundos en abrir su mochila. -Tengo el libro de recetas de Pigsy...- saca con sumo cuidado dicho libro de aspecto viejo pero bien cuidado, con tantas hojas agregadas entre sus página que hacer que el libro se viera gordo. -...me gusta pensar que mejore mucho en cocinar- bufo ligeramente, dejando el libro en el regazo ajeno, el menor acariciando la portada con mucho cariño y asombro. Ese libro, para su propia versión de Pigsy, era algo sagrado e intocable. -Tengo los anteojos de Tang...- saco los marcos redondos, mirando con tristeza el vidrio quebrado y la ligera torcedura de las patas. -...fue lo único que pude conseguir-

-Hubiera sido difícil meter toda su biblioteca en una mochila tan pequeña- comentó en tono de broma, sonriendo con victoria al ver al mayor bufan con diversión, casi riendo.

-Tienes razón, demasiados libros...- asintió, dejando los anteojos junto al libro.

-...y ninguno es su favorito- Tang tenía una gran colección de libros y si le preguntabas, nunca podría decir cual de todos era su favorito.

-También tengo las ajugas de Sandy...- saco las ajugas largas y de metal. -...aun no sé como usarlas- MK rio ligeramente al verlo rodar los ojos con una ligera mueca.

-¿Aun tienes nuestro libro de dibujos?- preguntó al notar algo más dentro de la mochila ajena.

-Nunca voy a ningún lado sin él- lo saco, mostrando los bordes desgastados y con muchas hojas que sobresalen notablemente.

Había otras cosas dentro de la mochila. Lápices de colores, algo cortos por el uso constante pero aun utilizables. Un álbum de fotos, desgastado y algo maltratado pero con las fotos claras y bonitas. Un collar rojizo con púas grises, rotó pero aun allí. Una tela rojiza que sabe que alguna vez fue una capa, algo rota como si hubiera sido desgarrada en medio de un ataque de ira pero doblada con cuidado y puesta en lo más profundo de la mochila.