Serpiente

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Espero que les guste~

Nota: ¿Sabían que la serpiente blanca es constrictora? Se supone que las serpientes albinas son más comunes en el sudoeste asiático y pueden medir hasta 81cm, también dicen que sobreviven más tiempo si están en cautiverio porque el color de sus escamas no se puede camuflar del todo entre la naturaleza

Nota-2: Apuesto a que muchos reconocen la escena en la que me inspire para esto. No es mi anime favorito pero la escena me gustó y esto se me vino a la mente xD

Nota-3: Les daré la oportunidad de crear al demonio esta vez. Puede ser él o ella, como quieran, incluso pueden agregar alguna característica especifica o un nombre

MK estaba ayudando a preparar todo para la hora del almuerzo, tarareando una melodía para si mismo. Los pisos estaban limpios y las sillas abajo, las mesas limpias y preparadas, además de que ya podía escuchar como su jefe removía ollas y demás para empezar a cocinar en cualquier momento.

De repente, un estruendoso sonido, seguido de un grito medio ahogado y una maldición llamo su atención.

-¡Pigsy!- se sobresalto soltando todo lo que tenia para correr a donde estaba su jefe, algo sorprendido al verlo medio subido al mostrador y empujando todo lo que allí había para tener más lugar. -¿Estás bien?- lo miro con preocupación al notar que sudaba, sus manos temblando mientras señalaba algo en el suelo.

-¡Hay una maldita serpiente en mi cocina!- soltó un sonido involuntario que venía con su parte de cerdo, mientras que el menor seguía con la mirada a donde él señalaba y parpadeaba con curiosidad. Había una serpiente arrastrándose lentamente entre las ollas caídas, sin ser realmente grande pero tampoco muy pequeña, de escamas sorprendentemente blancas, su lengua saliendo con un siseo ligero que sonaba poco amenazante en su opinión.

-Oh, pequeña amiga~- tarareo con encanto, agachándose para moverse con cuidado, su sonrisa agrandándose en señal de victoria al poder agarrar la pequeña cabeza de la serpiente con dedos amables y levantarla con mucho cuidado, sin molestarse cuando el largo cuerpo se enrosco en su muñeca. -Eres tan blanca~- estaba asombrado por su color y ahora que la tenía más cerca, puede notar sus ojos azules. El agarre del pequeño ser es firme, aunque sin apretar a pesar de su especie.

-Le temes a las arañas, hasta a las pequeñas...- a Pigsy le estaba dando un tic en la ceja, viendo la escena. -¿...pero las serpientes no te molestan?- estaba escandalizado, en serio que si, porque no entendía el miedo de su hijo.

-Las serpientes son increíbles~- sonrío enormemente, sacando su teléfono para sacarle una foto al reptil y enviárselo a su mejor amiga, recibiendo rápidamente muchos corazones. -Mei me invito a un serpentario, aprendí mucho allí...- guardo su teléfono para pasar los dedos de su mano libre por el lomo de la serpiente, su sonrisa agrandándose ante la ligera aspereza de las escamas blancas. -...y la señora nos enseñó como agarrarlas para no lastimarlas ni salir lastimados-

-¿No es venenosa?- el cerdo aun no se relaja, encogiéndose en su lugar todo lo posible, solo queriendo alejarse de ese reptil.

-Es una serpiente albina- señaló, recordando algo de lo que había aprendido en esa visita. -Por lo que recuerdo, no tiene veneno porque es una constrictor y eso significa que aprieta a sus presas para comerlas- rio ante la mirada horrorizada de su jefe y se pregunto si así se veía él cuando estaba demasiado cerca de una araña.

-¡No me importa eso, solo llévatela lejos de mi y de mi cocina!- chillo y MK suelta una carcajada, alejándose con pasos ligeros, haciendo aparecer su nube para poder moverse más rápido e ir directamente hacia el bosque, arrodillándose apenas sus pies tocan el suelo.

-Adiós, pequeña amiga- deja al reptil con mucho cuidado en el suelo, soltando su cabeza y agradeciendo cuando su largo cuerpo se desenreda de su muñeca, observándola arrastrarse hasta perderse entre los arbustos. Espera que el pequeño ser tuviera suerte y encontrará un lugar seguro para poder crecer completamente. Se endereza, con toda la intensión de volver a la tienda y comenzar su día de trabajo, pero algo negro llama su atención. -¿Eh?- levanta la mano, esa misma con la que había sostenido a la serpiente, y parpadea con confusión. Hay una marca completamente negra y que hace referencia a una serpiente, con pequeños espacios en blancos entre las escamas, la pequeña cabeza posada justo en la palma de su mano y su largo cuerpo bajando para rodear su muñeca un par de veces, hasta podía jurar que había pequeñas esferas brillando a lo largo del cuerpo. Lo rasco con el señor fruncido, es demasiado oscuro para ser una marca o un moretón, sin siquiera borrarse al frotarla con los dedos.

Algo no está bien del todo.

La marca no le duele ni le pica, hasta puede decir que se ve como un genial tatuaje que nunca se animaría a hacerse por su terror a las ajugas, pero teniendo en cuenta todo lo que le sucedió en el último tiempo, tiene la sensación de que significa algo más.

Así que decide aprovecharse de la presencia de su más reciente amigo. Se mete a su cuarto en forma de pajaro y vuelve a la normalidad al estar dentro, algo que ni siquiera hace reaccionar al demonio y mantiene su atención por completo en el aparato que estaba construyendo, acostumbrado a las invasiones repentinas.

-Oye, Red Son- llamo, sus dedos recorriendo de manera inconsciente la extraña marca. -¿Puedo hacerte una pregunta?- porque si esa cosa era algo de demonio, necesitaba saber, especialmente porque tenía un ligero presentimiento que se presentaba como un malestar en la boca del estómago, ni bueno ni malo.

-Ya la hiciste- el pelirrojo ni siquiera hizo el amague de voltearse a verlo, más concentrado en lo que tenia entre sus manos.

-Oh...- hizo un puchero. No quería distraer a su amigo y mucho menos molestarlo pero necesitaba respuestas y sinceramente, temía ir con alguno de los monos. -¿Puedo hacer otra?- pudo ver como los hombros ajenos se tensaba, de seguro con molestia apenas reprimida, pero pude escuchar un largo suspiro lleno de resignación.

-¿Qué quieres, niños de los fideos?- se volteo a verlo con cansancio, limpiándose las manos con un trapo que tenía cerca.

-¿Esto va a matarme o algo así?- levantó la manga de su campera para mostrar la marca y extendiendo la mano para que el demonio pudiera verla de cerca. Siente que algo en su interior se estremece cuando la expresión ajena decae notablemente.

-¿Qué rayos...?- Red Son toma la mano del sucesor, sus dedos rosando el dibujo con apariencia de serpiente y analizándolo con los ojos, notando las pequeñas esferas brillantes que se esconden bien entre los trazos negros. -¿Qué hiciste?- lo mira a los ojos con seriedad, frunciendo el ceño en una clara espera de respuestas.

-Ayude a una serpiente- se remueve con nerviosismo en su lugar, sintiendo su ansiedad en crecimiento. -No se veía rara o sospechosa, era una simple serpiente albina...- el agarre ajeno se vuelve más firme con cada palabra que sale de su boca. -...pero tu expresión me dice que equivoco- agregó rápidamente al escucharlo gruñir, notando como parte de su cabello rojizo se vuelve fuego.

-Es mucho más que una simple marca- lo soltó, apoyando su espalda por completo en el respaldo de la silla en la que estaba sentado, cruzándose de brazos. -Felicidades, estas comprometido- señaló con una sonrisa burlona.

-¿Comprometido?- parpadeo, lento y pausado, su cerebro tardando unos horribles segundos en comprender por completo.

No está avergonzado de decir que su grito fue fuerte y estridente, resonando por todo el castillo y un poco más allá, ignorando los reclamos e insultos del dueño del lugar a favor de sufrir una pequeña crisis del momento.

Eso le pasaba por ayudar.

~Monkie Kid~ 6️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora