Limite #2

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Espero que les guste~

Nota: MK se siente cansado y abrumado, lo único que quiere es dormir

Nota-2: Dejen sus ideas para la siguiente parte de esto :3

Macaque no puede apartar la vista de lo que acaba de suceder.

Fue una explosión, mucho brillo dorado y poder que te hace sentir repentinamente abrumado, solo para que todo se detuviera tan rápido como empezó, dejando nada más que un montón de ropa tirada en el suelo, una figura pequeña que se remueve entre la tela hasta que encuentra la forma de salir y verlo, hace que el cerebro del mono sufra un cortocircuito instantáneo.

Donde alguna vez había estado un MK crecido y en medio de lo que parecía un ataque de ansiedad que fue muy lejos, ahora había un niño pequeño que nadaba entre su ropa, la gran remera de manga corta ocultando mayormente su desnudez pero hay pelaje castaño oscuro cubriendo lo casi por completo, una cola larga logrando saliendo entre las prendas para poder agitarse con libertad. Parece perdido y confundido, mirando a su alrededor. La angustia y el pánico anterior ya no está, luciendo tranquilo pero extrañamente perdido.

-Oh, chico...- se inclino para verlo más de cerca, preocupado por su estado actual, aunque aliviado de ya no ver grietas. -Hey~- tarareo suavemente cuando los ojos de MK se enfocan en él. No puede evitar estar sorprendido un poco por su apariencia actual, no había visto más que destellos de la forma de mono del chico, pero no puede evitar simplemente mirarlo. Las orejas ligeramente más grandes, con su esponjado y algo largo pelaje que de alguna manera se mantiene en su usual peinado, con esa marca tan particular rodeando sus ojos, notando la extraña combinación de dorado y negro. -¿Me recuerdas?- se señala a si mismo y por unos segundos, no obtiene más que un lento parpadeo. Cree que esa es una respuesta negativa hasta que de repente, hay pequeñas manos extendiéndose en su dirección en una petición tan clara, con algo suplicante en su mirada. -Supongo que si- bufo y termino por obedecer, enganchando sus manos bajo los pequeños brazos, alzándolo con mucha cautela, soltando una risa entre dientes al verlo estirarse y con la punta de su cola agitándose como si fuera un gato. Lo escucho tararear con gusto al acercarlo a su cuerpo, dejándolo apoyarse en su hombro, acomodando su agarre y decidiendo ignorar la larga extremidad que rodea su muñeca. Acaricia su espalda con expresión pensativa.

No parece herido y cuando se concentra lo suficiente, puede sentir el poder ajeno viniendo de su pequeño cuerpo, pero nada de eso explica por qué explotó de repente y se convirtió en un niño. Nada de eso tiene sentido.

Es extraño y aunque rebusca entre todos los conocimientos que a acumulado con el pasar de los años, nada se le viene a la mente y eso solo lo hace sentir un poco perdido, sensación que no le gusta en lo más mínimo.

Decide llamar a quien se supone que sabe más, esperando poder obtener una respuesta sobre la extraña y repentina situación.

-Vamos, chico- tiene la intención de dejarlo en el sillón mientras esperan, rodeado de algunas mantas suaves y con su almohada más mullida pero las pequeñas manos se aferran a su ropa, negándose a soltarlo. -Te sentirás más cómodo aquí- intenta convencerlo, usando voz suave y amable, pero se detiene bruscamente al escucharlo sollozar ruidosamente. Su corazón se estremece ante el sonido lleno de angustia y súplica, rápido en volver a acercarlo. -Ya, ya. No hay sillón, solo abrazos- vuelve a acariciar su espalda, rebotándolo suavemente de manera inconsciente mientas se pasea por su hogar. Aun puede escucharlo sollozar y no necesita verlo, puede sentir sus lágrimas mojando rápidamente la tela de su ropa. -Lo entiendo, lo entiendo- tararea una melodía, frotando su mejilla contra la cabeza ajena con un ligero ronroneo mientras lo siente calmarse lentamente después de unos minutos.

Suspiro ligeramente, el chico acomodándose en su hombro, sus pequeñas manos aferrándose y tirando ligeramente de su ropa, incluso puede escucharlo balbucea cosas sin sentidos, retorciéndose como lo haría un bebé.

Cree que puede ser una especie de bebé a estas alturas.

Escucha pasos que se acercan y se voltea, justo a tiempo para ver al príncipe, adentrándose a su sala. No le sorprende que haya entrado con sus poderes, no es la primera vez.

-Si te atreves a decir que luzco como una madre o algo así...- le lanzó una mirada de muerte al príncipe, pudiendo notar que a pesar de intentar mantener el rostro serio y tranquilo, las comisuras de sus labios se estaban curvando lentamente hacia arriba en una sonrisa llena de diversión y burla. -...te juro que agarrare esa lanza que tanto adoras y te la meteré por el...-

-Tranquilo, tranquilo- Nezha lo interrumpió antes de que pudiera completar la amenaza, tosiendo ligeramente y aclarándose la garganta en un intento de eliminar la sensación de risa que lo invadía. -No es necesario ponerse a la defensiva- avanza en cuanto se siente más tranquilo y se inclina con mucho cuidado, pudiendo ver el rostro ajeno de cerca por primera vez desde su llegada. Su mejilla esta aplastada contra el hombro del mono, parpadeando lento y pausado, bostezando ligeramente, luciendo como si estuviera a punto de quedarse dormido en cualquier momento. -¿MK?- llamo, sorprendido y confundido al verlo, sin haber esperado eso cuando lo llamaron. -¿Qué sucedió?- enarco una ceja, acercando su mano al menor para poder acariciar suavemente la regordeta mejilla con uno de sus dedos, escuchándolo tararear.

-No tengo idea. Simplemente explotó y así termino- se queda quieto por el momento, dejando al príncipe analizar al niño, acariciando su espalda cuando esté se remueve apenas entre sus brazos.

-¿Explotó?- frunció el ceño ante eso, aun más confundido que antes. No había escuchado que algo así sucediera en el pasado. -¿Qué te paso, MK?- miro al niño al sentirlo removerse, pudiendo notar que fruncía ligeramente el ceño.

-No esperes una respuesta, no habla- el niño balbucea, en una clara prueba de las palabras del mono.

-Eso es un problema- Nezha quiere indagar, recibir respuestas directas del menor, pero puede notar que el demonio le manda una mirada de advertencia y sabe que forzarlo a hablar en su estado actual podría ser contraproducente. Así que lo mira, sintiéndose triste ante la falta de grandes sonrisa y palabras llenas de afecto, extrañando los abrazos repentinos y aplastantes que recibía cada vez que aparecía. -Oye, ¿Qué...?- ante la atenta mirada del príncipe, abre lentamente su boca, mostrando los pequeños colmillos que ahora tiene, y mueve su cabeza lo suficiente como para morder el hombro de quien lo sostiene, mojando la tela con saliva en el proceso.

-Auch- lo dice con expresión en blanco, sin intención realmente. -Entiendo la señal, tienes hambre- bufo con diversión, rodando ligeramente los ojos al sentirlo mordisquear su ropa. Se aleja para adentrarse a su cocina, con el príncipe siguiéndolo de cerca.

~Monkie Kid~ 6️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora