Reinicio #7

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Espero que les guste~

El rollo es su siguiente objetivo.

Se queda oculto, lejos de la vista de cualquiera allí y ocultando su presencia con ayuda de sus poderes nuevos, tarareando de manera casi distraída en su mente, esperando. Wukong sale cada día últimamente, recorriendo la ciudad, indagando en donde puede en su búsqueda y él se va a aprovechar de su ausencia, adentrándose en cuando ve el destello dorado alejarse a gran velocidad. Atraviesa la cascada y observa el hermosos entorno que lo rodea. Pisar la montaña trae consigo una sensación de añoranza y melancolía tan fuerte que se permite cerrar los ojos por unos segundos, respirando profundo para calmarse. El Sun Wukong de ahora no es el mismo que conoce, no ha enfrentado sus errores ni una sola vez, y eso trae una punzada de dolor en su pecho. Adoraba al dios, en serio que si, pero las mentiras ajenas aun dolían, como una marca en su conciencia que nunca se desvanecería.

-Ya veré que hare con él- se dice a si mismo, como si intentara darse ánimos, suspirando con cierto cansancio mientras avanza con confianza. Sabe donde esta lo que busca, hasta puede verlo con su vista dorada, oculto bajo todo lo robado.

-¡No es el rey! ¡No es el rey!- parpadea ante el coro de voces que de repente puede escuchar, repitiendo la misma frase como una especie de alerta, alzando la vista y encontrando el origen de aquello. Los monos de pelaje blanco, quienes sacuden las manos y se mueven de manera brusca en lo alto de las ramas de uno de los tantos árboles, mirándolo fijamente.

-Oh...- entenderlos es extraño y no recuerdo haber podido hacerlo antes pero decide pensar en eso después, tomando el borde de la capucha con una mano para bajarla y mostrar su rostro abiertamente. Su apariencia de mono parece ser suficiente como para callarlos. -...hey- les nuestra una sonrisa tentativa, algo divertido por sus expresiones de asombro y confusión, saltando en celebración después de unos segundos.

-¡Debes ser el príncipe!- uno de ellos salto y MK se movió sin pensarlo, curioso ante el mono que de repente lo estaba analizando de cerca. Hasta podía sentir sus manos rebuscando en su cabello.

-¿Príncipe?- se pregunto si lo habían llamado así antes, a sus espaldas y sin que pudiera entenderlos. -Puede ser que si, puede ser que no...- se encogió de hombros y siguió avanzando, con el mono en sus hombros y los demás siguiéndolo de cerca, llenos de curiosidad y encanto. -...quien sabe- llego a donde el dios dejaba todos los objetos robados a lo largo de su inmortal vida hasta el momento, haciendo una mueca ante el desorden. -Cielos, y Pigsy se quejaba de mi habitación- pensó con cierta diversión, bufando para ahogar la ligera risa que se le quiso escapar. Extendió la mano y se concentro, esperando que aquello que había visto en uno de esos raros sueños que tuvo funcionara. Unos segundos bastaron para que un montón de cosas se sacudieran bruscamente y algo se elevara por encima de todo, flotando inocentemente antes de ir en dirección al castaño, levitando por encima de su mano. -¡Está aquí!- hay una repentina ola de alivio que lo invade, tomando el rollo para abrazarlo contra su pecho, sintiendo sus dedos temblar.

Ahora solo debía irse.

-¡No puedes irte!- los pequeños chillaron en cuanto se acerco a la entrada, tirando de su ropa y capa, intentando mantenerlo allí. 

-¡El rey no te vio!- hablo otro, insistente.

-¡Él quiere conocerte!- había una suplica en su tono que estremeció el corazón del castaño, quien hizo una mueca llena de culpa. Conocer al Wukong de esa linea del tiempo no estaba en sus planes de momento.

-Ah...eso no es posible, aun tengo muchas cosas que hacer antes de conocerlo- no del todo una mentira pero tampoco del todo cierto. Aun no se sentía preparado para enfrentar a ese Wukong, quien ya no era del todo el mismo dios con el que se había encariñado. -Así que me temo que mi presencia aquí debe permanecer como un secreto- ninguno estaba de acuerdo, soltando quejas e intentando que él se quedara para conocer al rey pero al final, con un poco de esfuerzo y suplica, logro convencerlos.

Aceptaron guardar su secreto, siempre y cuando él los visitara.

-Ahora...- miro el rollo entre sus manos, recordando el rostro de quienes estaban ahí encerrados y habían causado tantos problemas. -...mi siguiente parada- en un parpadeo, estaba en una oficina que parecía haber sido hecha para alguien del doble o triple de su tamaño, con una foto muy particular colgada en la pared, mostrando al demonio toro con su esposa e hijo. -No pensé que fuera alguien sentimental- tarareo, volteándose cuando escucho la puerta abrirse, moviendo la cola con cierto animo. -¡DBK, mi amigo!- sonrío enormemente, divertido al verlo tensarse y riendo ante su expresión de sorpresa mezclada con molestia. Le recordaba mucho a cuando lograba tomar por sorpresa a Red Son, luciendo al borde de empezar a gritar reclamo e insultos pero conteniéndose por pura fuerza de voluntad.

-¡¿Cómo rayos entraste a mi casa?!- gruño con los dientes apretados, cerrando bruscamente la puerta, el ruido haciendo un eco por el pasillo.

-Poderes místicos~- agito las manos antes de chasquear los dedos, desapareciendo con destello dorado solo para reaparecer encima del escritorio de la habitación, sentado encima de piernas cruzadas y empujando de manera distraída los papeleas que allí habían. -Ahora, me gustaría hablar, ya que estas libre- hizo un gesto, sonriente, y el toro hizo una mueca.

-Como si tuviera una opción- bufo, algo parecido a humo saliendo de su nariz, gruñendo entre dientes antes de sentarse en una silla de aspecto cómodo. -¿Qué quieres conmigo ahora?- parece resignado y cansado.

-Una opinión~- alza el rollo que acaba de robar y las tablas con nombres tallados en azul brillante no tardan mucho en flotar a su alrededor ante la horrorizada mirada del demonio. Era extraño como manejar el rollo se sentía tan natural como todos sus demás poderes. -Creo que sabes de quienes estoy hablando- permitió que tres de los tablones se detuvieran frente al toro, dejando que leyera los nombres ahí escritos con claridad.

-Ah, esos malditos- resoplo de mala gana en cuanto recupero la compostura, apoyándose del todo en el respaldo de la silla. -¿Por qué rayos me molestas a mi por esos bastardos?-

-No puedo hablar con Sun Wukong, es un mentiroso...- es una realidad. -...y estoy seguro de que Six Eared Macaque esta disfrutando de su libertad al estar "muerto"...- hizo comillas en el aire, mientras los ojos ajenos se abrían con cierta sorpresa. -...pero tu también fuiste su hermano, así que estoy seguro de que me darás una opinión honesta sobre si puedo hacerlos entrar en razón o no-

-Bien, como sea- parece decidido a dejar de lado el tema del domador de sombras y centrarse en lo otro. -Podrías torturarlo, eso siempre funciona- MK solo enarco una ceja, poco impresionado. -O podrías amenazarlos como hiciste conmigo, es efectivo- la cola castaña se agito con cierta brusquedad, ansioso ante eso. El toro bufo ante el silencio que se instalo entre ambos. -Agh...de los tres Yellowtusk es quien siempre tuvo una cierta duda sobre como estaban haciendo las cosas, aunque se mantuvo leal, no le gustaba del todo los métodos que usaban. Él puede ser el primero en lanzarse a una segunda oportunidad de hacer las cosas bien- decidió que responder a la solicitud ajena era lo más rápido para terminar con esa situación tan rara. No sabía que era peor, lidiar con Wukong o con ese chico. -Azure...es un maldito que tiene ceguera selectiva, cree firmemente que cualquier medio es justo con tal de alcanzar su objetivo. Ese maldito merece un golpe de realidad directo en toda la cara- agito su puño con el ceño fruncido y MK bufo. DBK tenía resentimiento hacia el león, raro pero no inesperado. -En cuanto a Peng...- hizo una mueca. -...deberías desplumarlo brutalmente, quizás hasta incapacitarlo- termino con toda la seriedad del mundo.

-¿Eso no es demasiado?- ladeo la cabeza. Podía admitir que el ave no le agradaba, era arrogante y creído, pero no pensó que fuera para tanto.

-Ese pajarraco tiene el ego tan inflado que me sorprende que no haya llegado al reino celestial sin necesidad de sus alas- había mucha molestia en su tono y el castaño se pregunto que tan mal se habían llevado esos dos en su momento. -Nada va a hacer que cambie de opinión sobre sus acciones, se cree intocable y esta orgulloso de lo que hace, incluso de los errores que se niega a ver- bufo. -El maldito debería morir y quedarse así- MK tarareo, pensativo, escuchando a medias el montón de insultos que el otro estaba soltando en nombre del ave y de vez en cuando, nombrando al león.

Esos tres podrían ser un problema, solo esperaba poder convencerlos de buena manera...o tendría que usar acciones drásticas.

~Monkie Kid~ 6️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora