Terapia

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Espero que les guste~

Nota: No duden en dejar sus ideas para los bebés MK y Mei. Hasta pueden elegir a sus cuidadores, lo dejare a votación de todos ustedes ^_^

MK solo había querido sentarse con Sandy a disfrutar de un poco de té y bocadillos, quizás acariciar algunos gatos, pero cuando su amigo le abrió la puerta, recibiéndolo con una sonrisa un poco mas tenue de lo usual, supo que algo sucedía. Se dejo guiar con un nudo tenso formándose en su garganta, sintiendo su pobre estomago retorcerse de los nervios, deteniéndose en seco al entrar a la sala. Ahí esta Pigsy, Tang y Mei, hablando entre ellos en murmullos , como si estuvieran planeando algo entre ellos. Lucen tan extrañamente serios y con un aura difícil de describir llenando la habitación que sintió ganas de retroceder, una sensación que crece cuando todos allí se voltean a verlo. Lo habían estado esperando al parecer.

Resulta ser una especie de intervención.

Ellos hablan de lo preocupados que están pero él deja de escuchar del todo cuando hablan llevarlo a hablar con alguien profesional, alguien que pudiera ayudarlo en teoría y según ellos.

-¿Quieren que vaya a terapia?- MK frunció ligeramente el ceño ante la tarjeta de suaves tonos rosas que habían empujado a sus manos, sin saber como sentirse al respecto. Puede ver el nombre de una mujer y una dirección, mientras que en la parte posterior hay un horario junto a un día escritos en lapicera. -¿Por qué?- los mira y aunque no quiere, hay una ligera sensación de traición que lo invade.

-Has pasado por mucho- Pigsy lo mira con preocupación y el menor no puede evitar hacer una mueca que se obliga a convertir en una sonrisa. Es falsa y sabe que todos ellos lo notar porque lucen tristes.

-Estoy bien- sus manos tiemblan mientras se esfuerza por no apretar los puños, aun aferrándose a esa tarjeta.

-No lo estás- Tang es un poco brusco y murmura disculpas en cuanto el chico retrocede, notablemente herido por ello. -No lo estás- repite un poco más suave esta vez, evitando lucir triste cuando extiende su mano y el menor lo esquiva rapidamente. -Debimos haberte llevado a terapia desde el principio- luce arrepentido, todos lo hacen, y MK desvía la mirada porque no quiere verlos.

-...estoy bien...- no entiende del todo que es lo había ocasionado toda la situación, que podría haber dicho o hecho que les diera la señal de algo no estaba bien, se había esforzado tanto en ocultar. Lo sabe, sabe que no a estado bien en mucho tiempo y solo a empeorado con todo el asunto del pergamino de la memoria, pero había esperado que no lo notaran o que lo ignoraran, como sucedió luego de todo el asunto con LBD.

Siguen hablando, intentado convencerlo y aunque no quiere ir pero sus amigos lo miran con una suplica que no puede ignorar, una que retuerce un poco su interior, y decide que intentar no puede doler.

Cuando la secretaria lo ve, ella le sonríe ligeramente, levantándose para guiarlo hacia una puerta y abriéndola mientras le hace un gesto de que entrara, avisándole que quien lo iba atender llegaría en unos minutos mientras lo deja solo allí.

La habitación lucia como una especie de sala. Las paredes pintadas de blanco, con dos grandes ventanas con las cortinas color pastel corridas para dejar entrar luz natural, una estantería llena de libros de todos los colores y algunos adornos llamativo en la parte superior, una puerta más que creía que podía ser un armario, y dos sillones, uno individual y el otro más grande. Se veía acogedor, casi hogareño pero sin serlo del todo, aunque lo que más llamo su atención es una foto en un portarretrato que mostraba a un gato siamés de aspecto limpio y orgulloso, los ojos azulados bien abiertos y con un bonito collar rosa con un pequeño moño en un costado, sentado cómodamente y con la cola en alto.

-Que lindo~- no puede evitar sonreír al verlo. 

-¿Te gustan los gatos?- se sobresalto ante la voz y se volteo justo a tiempo para ver a una mujer entrar con tranquilidad, cerrando la puerta tras de si, sin bloquearla para su absoluto alivio.

-Yo...si- sonrío, sintiéndose nerviosos como si lo hubieran agarrado haciendo algo que no debía pero ella solo rio, ligero y suave. Él la mira. Es humana, de piel ligeramente pálida y ojos oscuros, con el cabello corto, vistiendo una camisa rosa pastel y pantalones negros, con zapatos bajos del mismo color. Tiene una libreta con gatitos coloridos entre sus brazos y un aura amable. -Mi amigo, Sandy, tiene muchos gatos en su casa- agrega después de unos segundos, pudiendo notar como su sonrisa se agranda un poco.

-Eso suena encantador- rio suavemente, los ojos brillando con encanto. Él cree que ella es un amante de los gatos.

-Soy MK- esta ansioso y muy nervioso, algo que ella parece notar pero no lo esta juzgando, solo le sonríe, tranquila y amble, algo que agradece en su interior.

-Un placer conocerte, soy Aiko- se sentó en el sillón individual, cruzándose de piernas antes de dejar su libreta en su regazo. -Adelante, puedes sentarte- hace un gesto hacia el gran sillón de aspecto mullido y aunque el menor duda, obedece, tarareando ante los cómodos almohadones que se hunden ligeramente bajo su peso. -¿Algo que te gustaría comentar?- lo mira, expectante, aunque no exigente y él juega con sus dedos.

-Yo...no quería venir- admitió con una ligera mueca.

-Eso es comprensible- asintió en señal de entendimiento y él no pudo evitar relajarse ligeramente en su lugar, sintiéndose un poco más cómodo ante la actitud tranquila de ella. -La mayoría no viene por cuenta propia...- eso llama su atención. -...suelen ser los familiares preocupados los que los traen...- ella lo miro con algo suave y amable en sus ojos. -...pero siempre esta en el paciente en volver o no- 

-¿Qué se supone que debo hacer?- ladeo ligeramente la cabeza, genuinamente confundido.

-Hablar- mantuvo las manos sobre su libre, sonriendo, sin lucir molesta por la pregunta. -No tiene que ser nada serio o muy profundo, podemos empezar por cosas pequeñas- lo mira, esperando a que empezara de seguro, pero MK no tiene idea de por donde puede empezar.

-¿De lo que quiera?- ella asiente y él tararea, pensativo. Termina por hablar más que nada de sus amigos y de su rutina, incluso comenta sobre algunas de sus aventuras y de los locos poderes que ya a aprendido a controlar. Aiko no parece escandalizada por nada de lo que le cuenta, se mantiene tranquila y amable, haciendo ligeras preguntas que él no duda en constestar.

No puede negar que se siente bien simplemente hablar y tener a alguien que te escuche, sin ningún juzgarlo o mirarlo raro pero cuando su sesión termina y se levanta, dispuesto a irse pero ella habla antes de que siquiera pueda abrir la puerta.

-¿Te espero la otra semana?- se voltea ante la pregunta, mirándola con atención. Ella le esta dando una opción, puede decir si volver o no.

-Yo...- lo piensa. Se supone que la terapia era para ayudarlo a lidiar con cualquier tipo de problema por el que estaba pasando y aunque no sabe si realmente puede llegar a funcionar, especialmente con él, cree que puede darle una oportunidad. -...Volveré- decide que va a intentar. Quiere sentirse como antes, genuinamente feliz y entusiasta, aprender a lidiar con esa pesadez que lo ahoga en su interior. 

Espera, en serio que si, que ella pudiera ayudarlo a procesar todo lo que le sucedió hasta el momento.

~Monkie Kid~ 6️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora