Hermanos Esqueleto #3

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Espero que les guste~

Nota: Esto empezó como ideas al azar y de repente, arme algo xD

-¡Hola!- MK sonrió, enorme y brillante, sabiendo que la mirada de asombro de todos los presentes se debían a sus acompañantes. Demonios esqueleto eran cosas de cuentos y películas, así que los hermanos llamaban mucho la atención. -Él es Sans...- señalo al esqueleto más pequeño, quien hizo un ligero gesto con la mano en señal de saludo, luciendo relajado y como si pudiera dormirse de pie. -...y él es su hermano, Papyrus...- señaló al esqueleto alto y de aspecto emocionado que daba pequeños saltos en su lugar, luciendo emocionado, saludando con entusiasmo infantil y ojos brillantes. -...quiere saber si estas dispuesto a enseñarle algunas recetas- miro a Pigsy con expresión suplicante, pudiendo ver como el demonio se iluminaba ligeramente. La perspectiva de tener a alguien con quien cocinar siempre hacia feliz al cerdo por alguna razón.

-¿Qué quieres aprender exactamente?- enarco una ceja con curiosidad.

-¡Todo lo que quiera enseñarme, gran chef!- incluso siendo puro huesos, la sonrisa de Papyrus era notable y animada, luciendo decidido a aprender. Sus palabras hicieron sonrojar al mayor, aclarándose la garganta en un intento de no mostrar cuanto había inflado su ego.

-Claro, chico...- sonrió, ligero y con cariño casi paternal, viendo como el más alto celebraba como niño. -...pero vamos a tener que irnos a otro lado, mi cocina no está hecha para...tu altura- hizo un gesto. Su cocina es relativamente pequeña, suficiente para un demonio de tamaño compacto y que trabaja sin ayudantes.

Dicho eso, fueron a la casa de Sandy, cuya cocina era más amplia y más adaptada para alguien alto. Papyrus luce entusiasmado, un sentimiento que solo crece junto a su emoción cuando Sandy se ofrece a enseñarle a hornear, y pronto, los demonios se adentran a la cocina con el esqueleto alto dando pequeños saltos mientras los seguía obedientemente.

Mientras tanto, Tang y Mei llenan de preguntas a Sans, genuinamente curiosos por su hogar y su historia, a lo que el esqueleto contesta lo mejo que puede, luciendo ansioso y hasta un poco nervioso por toda la atención. Aunque, cuando un aroma ligero proveniente de la cocina llega a ellos, el de anteojos se levanta con toda la intención de ver que podría robar y Mei se alejo para atender una repentina llamada, dejando al chico y al monstruos solos por el momento.

-¿Las almas de los monstruos es blanca?- ladeo ligeramente la cabeza, tarareando al ver al esqueleto de chaqueta azul asentir. -La tuya es azul- señalo lo que antes había visto.

-Eso es por mi magia- chasqueo los dedos, uno de sus ojos iluminándose de color azulado, luciendo como si tuviera llamas del mismo color emanando de allí. -La magia azul se representa en mi alma, por eso el color- parpadeo y sus ojos volvieron a ser blancos.

-¿Papyrus es igual?- el grito de júbilo y alegría del mencionado se escucho, la sonrisa permanente en el rostro del esqueleto más pequeño agrandándose notablemente, contento de escuchar que su hermano se estaba divirtiendo.

-Su alma es naranja por su magia- respondió y aunque su boca no se abrió, se escucho una especie de bostezo que hizo que el chico bufara. El cansancio de Sans era extremo y hasta exagerado. -Las almas de los monstruos son mayormente blancas, aunque pueden cambiar dependiendo de su propia magia, pero la de los humanos siempre es de algún color, una representación de una característica predominante de cierta manera-

-Oh...- tarareo, jugando con las mangas de su campera, pensativo. -¿Puedes...ver mi alma?- se animo a preguntar jugando con sus dedos con ranciedad, pudiendo notar la mirada fija del monstruo. -No soy humano...- confesó en un susurro, alzando su mano para agarrar su campera, apretando la tela justo encima de su corazón. -...pero tampoco creo que soy un demonio, solo quiero...- dudo, sin saber como terminar su propia oración, sin notar como la mirada ajena se relajaba y se convertía en algo suave, triste casi antes las palabras que estaba escuchando. -...ver como es mi alma- saber que tenía una era suficiente para él.

-¿Sabes que, chico?- Sans se enderezo ligeramente, acomodándose para quedar sentado frente al menor, su sonrisa tranquila y amable. -Veamos que tenemos aquí- en un parpadeo, su ojo azul estaba nuevamente activado, y el sucesor jadeo apenas al sentir un repentino tirón en su pecho, bajando la vista al instante, sus ojos abriéndose con asombro genuino. Ver su pecho iluminarse fue un alivio en si, aunque eso se convirtió rapidamente en confusión y ligera ansiedad cuando el color de alma no se mantuvo en una solo. Estaba cambiando, constantemente y sin descanso, sin dar señales de detenerse pronto.

-¿Eso es bueno o malo?- señalo con preocupación pero Sans se veía tranquilo, pensativo.

-No lo sé- negó, luciendo realmente impresionado. -Nunca había visto un alma así, es nuevo...- tarareo. -...y muy festivo- MK bufo sin poder evitarlo, ligeramente divertido, aunque aun había dudas en su mente.

-Supongo que esto confirma que no soy humano, tampoco un monstruo o un demonio, aunque ya lo sabía- no podía negar que estaba desanimado pero al mismo tiempo, estaba aliviado. Tenía una alma, una que lucia como una luz digna de una discoteca, pero tenía una y eso era todo lo que le importaba por el momento.

-Eso no importa...- se encogió de hombros y MK se le quedo mirando, sin tener la oportunidad de sentirse siquiera herido porque había algo serio en el esqueleto, el ojo azulado mirándolo fijamente. -...porque creo que eso...- señalo el alma colorida. -...demuestra que hay tantas cosas buenas de ti que no puede haber una sola que te represente- el sucesor sonrío ligeramente, las palabras ajenas traían una cierta tranquilidad a su conciencia, no lo suficiente como para callar del todo los malos pensamientos en el fondo de su mente, pero si lo hizo sentir mejor. -Además, yo sé que eres- agrego, algo que llamo la atención ajena.

-¿En serio?- enarco una ceja.

-Eres un esqueleto...- su sonrisa pareció agrandarse, divertido y casi burlón. -...uno con unas cuantas cosas de más pero un esqueleto al fin y al cabo, como yo- y MK no pudo evitar reír a carcajadas, especialmente porque Sans tenía mucha razón. Mientras, el monstruo rio ligeramente, contento de haber podido animarlo.

~Monkie Kid~ 6️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora