La Cruda Verdad #4

521 72 44
                                    

Espero que les guste~

Nota: ¿Crees que este libro llegara a la temporada 5?

Macaque esta un poco avergonzado pero tarda algunas horas en recomponerse, cuesta mucho empujar los recuerdos y la sensación de dolor sordo que invade su cuerpo, empujando las nauseas lo mejor que puede. Al final, se siente agotado en mas de un sentido, con muchas ganas de dormir profundo y deseando no tener pesadillas pero aun tiene algo que hacer.

Hablar con MK en ese momento se siente más como un objetivo que una opción o una obligación.

-¿Dónde esta?- no saluda en cuanto sale de las sombras en la sala de Sandy, donde sabe que están todos reunidos. Sandy es el único que no reacciona más allá de mirarlo de reojo y el mono se siente casi satisfecho al escuchar a Tang chillar del susto pero mantiene su atención en Pigsy, cuya expresión esta llena de ira que sabe que no esta dirigida a él a pesar de todo, y en Mei, quien tiene la espada en mano en un gesto de defensa que solo lo hace enarcar una ceja.

-¿Qué rayos haces aquí?- el cabello de la chica se eleva, volviéndose llamas verdosas mientras sus ojos se iluminan con claras amenazas que ni siquiera perturbar al ser de las sombras.

-Busco a MK- fue una respuesta obvia, suspirando con cansancio cuando no recibió ninguna respuesta después de unos segundos. -Rayos, no es momento de buscar pelea conmigo. Si quieren golpear a alguien, busquen a Wukong, pero yo no hice nada en este momento- esta molesto. Busco a MK por cuenta propia, con sus sombras y su audición, pero no pudo encontrarlo y es frustrando. Tiene que estar cerca, en alguna parte. 

-¿Crees que tu puedes ayudarlo?- el cerdo escupio, luciendo molesto ante la sola idea de que alguien más fuera a consolar a su hijo y aunque su actitud protectora podía ser algo admirable, para el apurado mono solo era molesto. El chef parecía tener la intención de continuar, incluso si el de anteojos estaba apoyando sus manos en sus hombros e intentando hacer que retrocediera, mientras el mayor entre ellos solo rodaba los ojos con cierto fastidio.

-Ninguno de ustedes murió a manos de Wukong...- corto bruscamente cualquier palabra que los otros pudieran decir y logra que cierren las bocas, luciendo aprensivos pero molestos ante la verdad en esas simples palabras. -...pero yo si- admite con una mueca. Ninguno de ellos se ve feliz pero al mono no le importa, no en ese momento. -MK puede necesitar consuelo más tarde, podrán envolverlo en mantas y llenarlo de abrazos si es que esta de animo para eso, pero en este momento, necesita de alguien que pueda entenderlo y para la mala suerte de ustedes, yo soy quien mejor puede entenderlo-

-Él...tiene razón- Tang decide ser la voz de la razón por esta vez, triste de admitirlo pero resignado al mismo tiempo. Mei desvió la vista, bufando con molestia, mientras Pigsy resoplaba y se cruzaba de brazos.

-Me temo que no sabemos donde esta- Sandy hablo al notar que nadie más diría nada, tranquilo y con expresión calma, aunque se podía notar la angustia en sus ojos. -Intentamos hablar con él cuando volvió pero solo dijo que debía ir con la mujer y se alejo-

-...la mujer...- Macaque frunció apenas el ceño, pensativo, abriendo los ojos con realización cuando un nombre se le vino a la mente. Si tenía suerte, ella estaba por allí, esperando a ser encontrada. Se hundió en las sombras sin ningún tipo de advertencia y se movió, rápido y seguro en cuanto encontró su objetivo, emergiendo de la oscuridad para estar frente a ella. -Nüwa...- conocía su nombre, había leído y escuchado sus historias, pero nunca había esperado verla en persona, solo imaginarla lo mejor posible con la ayuda de los libros y demás. 

-Me encontraste- ella sonrío, ligera y triste, casi melancólica. Se veía normal, como una mujer cualquier que podría ser dueña de una tienda de té o algo así pero si te concentrabas y veías más allá de su apariencia, podías notar esa aura de poder divino puro que se escondía de todos, logrando que pasara como una mortal más en la ciudad.

-¿Dónde esta?- entrecerró los ojos, desconfiado. No la conocía personalmente y era un desconfiado, así que de momento, ella no le gustaba mucho.

-Esperándote- tarareo, extendiendo su mano y a pesar de que al domador de sombras no le gustaba nada esa cosa misterios de no decirle exactamente la ubicación, termino por gruñir entre dientes, maldiciendo a Wukong y todas sus tontas ideas, antes de colocar su manos sobre la ajena.

Se sintió como si todo a su alrededor se moviera.

-¿Eh?- miro a su alrededor, momentáneamente confundido por su nuevo entorno pero después de recorrer el lugar con los ojos, no pudiendo ver más que el pasta verde lleno de flores de colores y el único gran árbol del lugar, se fijo en la figura que descasaba bajo este último. Le daba la espalda, con la cola moviéndose de un lado al otro en lo que esperaba fuera un gesto pensativo. Dio un paso al frente, deteniéndose en seco y bajando la vista, su expresión amarga al reconocer la campera colorida con el logo de Wukong tirada. La tela lucia algo maltratada, como si el chico hubiera querido destruir la prenda pero no se hubiera atrevido del todo. -Ah, va a necesitar una nueva- pensó, pasando por encima de aquello. -¡MK!- estaba aliviado de verlo y hablo, sabiendo que tomar al otro por sorpresa en esas circunstancias no seria nada bueno.

-...vete- MK no se volteo, solo se acurruco más en su lugar, con aire de derrota flotando a su alrededor. Macaque hace una mueca ligera, sabiendo que hablar con el menor no seria nada bonito. Acaba de darse cuenta que toda su vida es una mentira, que no solo su ídolo de la infancia podría ser su padre, sino que descubrió que solo había sido creado con excusas baratas y luego aplastado en las manos del dios que tanto había admirado. Eso debió ser doloroso, un dolor que no se iba a desvanecer así nada más. -¡No!- gruñe antes de que Macaque siquiera pudiera hacer otro ruido, el de pelaje oscuro levantando las manos en una especie de gesto de paz en cuanto el menor se voltea. Luce furioso, salvaje, su pelaje erizado sacudiéndose apenas debido al aura de poder que rodea su pequeño cuerpo y con la cola agitándose bruscamente tras su suyo. No es una sorpresa que este enojado, furiosos, triste y traicionado pero aun así, el mono se siente un poco tenso ante los ojos ahora dorados que se fijan en él. 

-No vengo para pelear, Kid- usa una voz suave y mantiene su expresión calma. No cree que el chico fuera a atacarlo y no tiene muy en claro si sus sombras servirán en ese extraño lugar pero aun así, esta preparado para lo que sea.

-¡No me importa!- había frustración e ira en su voz pero el de pelaje oscuro era bueno leyendo a la gente y podía ver la tristeza mezclada con la desesperación en el menor. -¡No quiero tu lastima, no quiero tus consejos enigmáticos o tu tonto sarcasmo! ¡Solo...!- su cuerpo se relajo, mientras su expresión se desmoronaba, luciendo como si quisiera sollozar pero se estuviera conteniendo y eso, rompía hasta el corazón más frio. -...déjame solo- Macaque dudo, notando las lagrimas silenciosas que corrían por las mejillas ajenas, sabiendo que no podía decir nada que hiciera sentir mejor al menor pero al menos, creía y esperaba que pudiera hacerlo sentir menos...solo.

-Wukong rompió mi cabeza con su bastón- soltó antes de pensarlo mejor y eso logro que MK lo mirara, confundido, el ritmo de sus lagrimas aumentando un poco. -Justo aquí...- dejo caer su glamur, mostrando la cicatriz que cruzaba por encima de su ojo opaco y ciego, además de las orejas extra y coloridas, los ojos ajenos abriéndose con cierta sorpresa. -...y aunque no pude sentir mucho dolor en su momento, porque fue una muerte rápida dentro de todo, al revivir...puedo recordarlo- avanzo con pasos lentos, haciendo una mueca. -En malos días, juro que puedo sentir mis huesos romperse y tengo una jaqueca insoportable- se detuvo al llegar a su lado y lo miro de frente, con algo suave y triste, sin haber esperado tener algo en común con alguien como MK de todos los seres de este mundo pero maldiciendo al mismo tiempo que fuera justamente aquello.

-Yo...no morí...- MK murmuro después de lo que parecieron minutos eternos de silencio entre ambos. -...pero él...me sostuvo entre sus manos y solo...- alzo sus manos, tembloroso, haciendo un gesto brusco y Macaque hizo una mueca al solo imaginar la escena. -...me dolió mucho...- el castaño apretó los labios, más lagrimas saliendo de sus ojos, y por primera vez en quien sabe cuanto tiempo, se permitió sollozar. El domador de sombras lo tomo como una especie de victoria. -...aun me duele- admitió, abrazándose a si mismo, como si intentara mantenerse único y no desmoronarse, incluso cuando todo su cuerpo tiembla con cada sollozo. El corazón del domador de sombras se estremece y se rompe un poco, levantando los brazos, mostrando la sonrisa más suave y amable que puede en cuanto los ojos oscuros brillantes por las lagrimas que no paran de salir lo miran. Suelta un bufido cuando el castaño se apresura a acortar la distancia y choca contra su pecho pero lo rodea con sus brazos, en un abrazo firme y fuerte para recordarle que esta allí, acompañado. Caen de rodillas al suelo, sin soltarse, Macaque acariciando la espalda de MK mientras este solloza con su corazón roto y el alma estremecida contra su hombro.

~Monkie Kid~ 6️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora