Quemado

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Espero que les guste~

Nota: Hubo unos cuantos memes de que Mei no usaba el Samadhi Fire en la última temporada por culpa de la magia del guion y demás. Creo que es en parte cierto pero si lo notan, a diferencia de las primeras temporadas, ella se enoja con más facilidad hasta el punto de escupir fuego. Ese poder esta presente pero no lo usa con toda su fuerza como antes

Nota-2: Lo de arriba es una idea vaga que cruzó mi mente durante unos días ^_^

Nota-3: Les doy la oportunidad de elegir, mis queridos lectores ¿Le muestran lo que sucedió a MK o se lo ocultan?

Mei estaba acostumbrada a invadir el departamento de MK, incluso si él no estaba presente.

Había obtenido una llave en cuanto su mejor amigo se mudo, teniendo el permiso total de esconderse allí si tenía ganas o simplemente quería estar lejos de sus padres. Pasaba mucho tiempo ahí si debía ser sincera, lo suficiente como para tener un cajón con ropa de emergencia para cambiarse en cualquier momento y un colchón inflable bien guardado en el ropero ajeno para dormir.

Conocía los limites. Nunca te metas con el cuaderno de dibujos y sus artículos para colorear, tampoco saces el instrumento que guardaba bajo la cama, podías jugar a sus videojuegos mientras no borraras su partida y mantener las manos lejos de Momo. Simple y fácil.

Ella cometió un error.

Tuvo una discusión, llena de gritos y con unas cuantas cosas quemadas en el camino, solo para terminar con ella dejando su casa con un sonoro portado y alejándose a toda velocidad con su moto, ignorando la llamada de sus padres y apagando el teléfono. Su intención es solo esconderse en el departamento de su amigo, aprovechando un momento a solas mientras él cumple sus entregas del día, respirar profundo y obligarse a si misma a tranquilizarse antes de siquiera intentar enfrentar a sus padres pero es difícil. El poder Samadhi Fire se retuerce en su interior, fuerte y alimentado por su enojo, así que no es sorprendente cuando la punta de su cabello empieza a flamear pero nada le importa, demasiado ocupada en moverse  maldiciendo entre dientes, dejando salir toda su ira.

Su fuego es más fuerte que el normal, así que no tarda mucho en incendiar la colcha ajena, ganando terreno de forma rápida. Eso logra detenerla.

-Oh no...- observa, estática y abrumada, como su fuego consume rápidamente la cama de su mejor amigo, el humo y el olor a quemado inundando rápidamente el pequeño departamento. No puede moverse, su cerebro se siente entumecido y congelado, pero su corazón late con miedo y terror mientras el fuego se agranda.

El olor y el humo de seguro llama la atención del demonio cerdo que esta abajo.

Puede escucharlo subir corriendo las escaleras, la puerta abriéndose de golpe y con un fuerte ruido, Pigsy torciendo un poco ante el humo que invade repentinamente su nariz. Maldice entre dientes, yéndose y volviendo con un extintor entre sus manos, rápido en apagar las llamas verdosas antes de que pudiera extenderse demasiado.

-Maldición...- el cerdo dejo caer el extintor al suelo con un fuerte golpe, avanzando a grandes pasos para inclinarse, sacando los estuches que el chico guardaba bajo la cama, viéndolos con preocupación. La superficie negra tiene cenizas encima y los bordes están ligeramente quemados pero cuando los abre, los violines luciendo intactos para su absoluto alivio. MK los amaba muchísimo como para perderlos. -Bien, esto se salvo- suspiro, tomando los estuches para ponerlos en otro lugar, lejos del lío quemado y del camino. Se enderezó, volteándose para ver a la chica para preguntar qué había sucedido pero se detiene en seco. -¿Mei?- se acercó a ella con pasos cuidadosos, preocupado ante las lagrimas silenciosas que corrían por sus mejillas, sus hombros temblando por los sollozos ahogados que se negaba a dejar salir por el momento.

-...hice algo malo...- y ahí, rompió a sollozar, devastada, levantando su mano temblorosa para señalar el lío quemado que antes era la cama de su amigo. Pigsy sigue con la mirada, haciendo una mueca al notar algo allí.

-¡Rayos!- Momo siempre estaba encima de la cama ajena, esperándolo y el fuego la alcanzo. Estaba en muy mal estado. Su pelaje suave y marrón ahora estaba mayormente carbonizado, negro, con la textura antes suave ahora siendo rasposa e incomoda, oliendo fuertemente a quemado. No parecía tener salvación, ni siquiera si lo intentarán. -Pobrecita...- Pigsy tomo al peluche entre sus manos, cuidadoso, sintiendo una profunda tristeza invadirlo. Él se lo había regalado, en una especie de disculpa al principio al entregarlo a servicios infantiles, pero que termino por convertirse en un regalo de bienvenida poco tiempo después. -...esto no va a ser bueno- ya podía imaginar la reacción de MK. Estaría enojado y desesperado pero sobre todo, estaría triste, porque Momo era algo especial que el chico tenía muy cerca de su corazón. Iba a estar devastado.

-¡Ya lo sé!- sollozo, mordiéndose con fuerza la lengua, el dolor momentáneo evitando que su cabello se volviera fuego una vez más. Su ira anterior ahora es reemplazado por terror, sin querer enfrentarse al enojo de a quien consideraba su hermano de toda la vida.

-¡Pigsy!- Tang decidió entrar en ese mismo momento, de seguro habiendo llegado y preocupándose por el olor a quemado, deteniéndose en seco ante la escena con la que se encuentra. La cama del pequeño lugar está completamente quemada y hay marcas negras en el suelo junto a algo de ceniza, incluso la pared tiene un manchón negro que de seguro tendrán que pintar. -Oh...- parece analizar todo a su alrededor, deteniéndose en el cerdo, fijándose en el pequeño peluche. -...oh...- sus ojos se abren ante la realización, mirando de reojo a la chica que llora amargamente, mordiendo su labio inferior.

Ninguno de ellos sabe que hacer pero al escuchar la voz de MK, anunciando su llegada, les da la clara señal de que no tienen mucho tiempo.

~Monkie Kid~ 6️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora