Espero que les guste~
Nota: En un mundo más o menos real, un niño aparecido de la nada y sin ningún tipo de identificación, seria arrastrado al sistema. Podrían imaginar que a MK le sucedió algo así y Momo se volvió su pequeño hogar, ese objeto preciado al que se aferro toda su vida
Cuando Macaque aparece dentro de su propio hogar, no esta del todo sorprendido ante el silencio pero si un poco preocupado, caminando con pasos cuidadosos, siguiendo el latido de corazón ligeramente acelerado que puede escuchar. No tarda mucho en encontrar a MK, quien parece haber decidido que su habitación en su refugio por el momento, rodeado de múltiples mantas y almohadas que puede jurar estaban guardadas, el estuche de sus violines cerrado y lejos de sus manos, las cuales sostienen suavemente su carbonizado peluche.
-Cuando te dije que podías ponerte cómodo, no me refería a meterte en mi habitación- hablo con tono tranquilo y suave, en una clara señal de que no lo decía en serio. -Te ofrecí el sillón de la sala- se acerca y lo ve con claridad. Se mejor que el día anterior si es sincero, menos angustiado y desesperado, con un claro agotamiento en su postura pero sorprendentemente despierto para haber dormido unas inquietas horas en la noche y con los ojos más claros, ligeramente irritado.
-Aquí es más cómodo- se encogió de hombros, moviéndose lo suficiente como para dejarle algo de especio al mono, quien decide acomodarse. MK es amable mientras sostiene su muñeco pero Macaque puede notar que algunos de sus dedos de la mano izquierda están algo rojos, de seguro por el brusco y extenso momento de inspiración, pero supone que tocar había ayudado. -Además, tu entras a mi habitación todo el tiempo- agrego después de unos segundos.
-Tu departamento es tu habitación, es difícil no hacerlo- rodo los ojos pero esta sonriendo con algo de alivio. El menor había estado en muy mal estado cuando llego, luciendo como una bomba a punto de estallar, y en cuanto la ira se fue, dejo paso a la tristeza profunda que lo hizo llorar hasta quedarse dormido, así que es cambio escucharlo más tranquilo.
-Cierto, cierto- asintió pero su ligera sonrisa se desvanece lentamente, dejando escapar un largo suspiro, recordando su habitación y lo que había sucedido, abrazando suavemente su peluche contra su pecho. Ignora por completo el olor a quemado y la espera superficie con facilidad. -¿Cómo están ellos?- incluso cuando esta enojado, y algo decepcionado si es sincero, siente curiosidad porque se a negado a mirar su teléfono y permitir que sus suplicas lo convencieran de volver. Se fue sin enfrentarlos para no hacer o decir algo de lo que pudiera arrepentirse después, además de que quiso alejarse de sus dolorosas palabras.
-¿Cómo te sientes tu, chico?- enarco una ceja y MK bufo ligeramente, entendiendo el punto ajeno. Debe concentrarse en si mismo, no en ellos, darse un descanso y recomponerse a su propio ritmo.
-Aun estoy algo enojado pero...la tristeza es más grande- confeso después de unos segundos de pensarlo, decidiendo ser sincero. Se siente pesado y sin el animo para fingir una sonrisa, así que ni siquiera va a intentarlo. -...me siento infantil...- agrego en un murmullo avergonzado, dejando a Momo en su regazo, sin necesitar ver el rostro del demonio para saber que le estaba mandando una mirada de reproche ligero.
-Puedes sentirte como quieras pero es mejor dejar salir el enojo en el momento y no guardarlo o puede volver para morderte el trasero después- es directo y su tono de voz es plano pero incluso entonces, obtiene el resultado que esperaba, un resoplido saliendo del menor. -Te lo dice un experto en la ira-
-Eso fue horrible- empujo su hombro con el ajeno, negando rapidamente pero esta sonriendo y el mono lo toma como una victoria momentánea. Hay una ligero silencio cómodo entre ellos, tranquilizador de alguna manera, y ahí es cuando el menor decide que podría hablar. Macaque podía ser algo odioso según todos y manipulador, algo de lo que alardeaba usualmente, pero luego de la redención y su unión por tocar juntos, siente que hay confianza. Se siente como si algo los uniera y cree que él podría entender. -Ninguno lo entendió- fue algo que seguía rondando por su cabeza y le molestaba, no podía negarlo. -Le dije a Pigsy que era como su libro de recetas...y aun así, no lo entendió- dolió muchísimo, especialmente viniendo de quien consideraba su papá. -Sé que para todos los demás, Momo es solo un muñeco, pero es especial y es mío...lo primero que tuve que es mío- admite en un susurro.
-¿A qué te refieres?- el mono preguntó con mucho cuidado, decidido a no romper el momento entre ambos. MK se ve melancólico y triste, acariciando con dedos cuidadoso su muñeco, luciendo más cerca de las lagrimas mientras pasan los segundos.
-El pergamino...trajo de vuelta algunos recuerdos que me esforcé por ignorar- cerro los ojos y la imagen de un niño pequeño, desnudo y cubierto por completo de barro, se le vino a la mente. Lucia perdido, con los ojos bien abiertos mirando a su alrededor, siendo ignorando por las pocas personas que caminaban por allí. Se había sentido solo, una sensación que lo seguía y se hacia más presente mientras peor se sentía. -No tenía nada. Sin nombre, sin pasado, sin recuerdos...sin ropa- bufo para si mismo, abriendo los ojos, viendo el peluche que se negaba a soltar. Se sentía como si pudiera volverse ceniza en cualquier momento y eso lo llenaba de pavor. -Pigsy me la regalo antes de que me llevaran y partir de allí, ella se volvió mi hogar- suena como si hubiera mucho más detrás de esa simple frase y el interior de Macaque se retuerce de solo imaginarlo. -Fue todo lo que tuve durante tanto tiempo...que nunca me imagine perderla- cierra los ojos con fuerza, negándose a llorar nuevamente.
-Oh, chico...- el mono lo mira con tristeza, rodeando sus hombros para acércalo y dejarlo apoyarse en su hombro, esperando estar ayudando aunque sea un poco. Siempre supo que Momo era importante para el chico, había que estar completamente ciego para no notarlo, y aunque nunca se había preguntado acerca de ese apego tan notable, puede entenderlo ahora que lo sabe. El peluche era importante, no solo por se algo reconfortante y una fuente de consuelo, sino porque era algo que MK había relacionado con el hogar y la comodidad desde el principio debido a ciertas circunstancias. -Lo entiendo...- el menor no estaba tenso en su costado pero de alguna manera, con sus palabras, se relaja aun más y se acurruca contra su costado. -...tengo algo así- confeso de manera distraída, permitiéndose ligeramente la cintura ajena con su cola.
-¿En serio?- se separa apenas para mirarlo, sonriendo ligeramente, notablemente aliviado ante el entendimiento. Macaque tarareo y se saco la bufanda rojiza que siempre usaba, saco algo que dejo suavemente en el regazo del menor, quien no pudo evitar parpadear ante la tela. -¿Tu bufanda?- por primera vez en un tiempo, dejo a Momo en su regazo, tomando la tela con curiosidad. Era la primera vez que realmente podía tocarla y se sentía tan suave como se veía, con un fuerte aroma a lavanda encima. Se pregunto cuanto tiempo podría tener la prenda y que tipo de cosa la hacia tan duradera.
-Es la primera que tuve- asintió, recuerdos del pasado viniendo a su mente. -Wukong me la regalo como el principio de nuestra promesa...- la bufanda había sido mucho más que una prenda para mejorar su imagen como le había dicho Wukong en ese momento. Fue una promesa fue un futuro lado al lado, un símbolo de su amistad y unión. -...fue todo lo que tuve durante tanto tiempo...- aun duele pero no como antes. -... que incluso cuando todo salió mal, no pude deshacerme de ella- MK se mordió el labio inferior, jugando ligeramente con la tela rojiza pero con los ojos fijos en su peluche.
-¿Crees que haya algo raro y loco que pueda arreglar a Momo?- pregunto después de unos segundos de silencio pensativo. Había un aire de resignación flotando alrededor del sucesor, como si ya estuviera preparado para una respuesta negativa.
-Tengo una idea- decidió soltar con mucho cuidado, un poco ansioso cuando MK levanta la cabeza para mirarlo, algo suave y lleno de esperanza empezando a brillar en sus ojos. -No puedo prometer o asegurar que vaya a funcionar...- es extraño ser tan sincero pero es lo que el chico necesita. -...pero intentar no puede hacer daño, ¿no?- sonrío de manera tentativa. Extendió su mano en un claro gesto y el castaño tardo unos segundos en comprender, tomando al juguete para darle un ligero beso en la cabeza, dejándolo con mucho cuidado en la mano ajena. -Te la traeré, sin importar como se vea- aseguro con confianza.
-Gracias- sonrío e hizo el amague de devolver lo que le habían dado pero el mayor negó ligeramente.
-Cuida de mi tesoro...- empujo suavemente la tela de rojiza hacia el pecho del menor, viendo como este la abrazaba de manera inconsciente. -...mientras me encargo del tuyo- hizo un gesto al peluche y el menor asintió, aferrándose a la bufanda ajena.
Se sentía mucho mejor ahora.
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~Monkie Kid~ 6️⃣
Fanfic¡Libro cerrado! ¡Sexto Libro! Si algo se me ocurre, aquí lo publicare ^_^ Nota: La imagen de portada no me pertenece, la encontré en Pinterest. Derechos a su respectivo creador Nota-2: Aceptó ideas~ Nota-3: Cuidado, hay Spoiler :3 Nota-4: No escribo...