Terapia #4

344 62 26
                                    

Espero que les guste~

Nota: El auto-corrector de mi teléfono esta escribiendo lo que quiere a estas alturas, me corrigió hasta lo que no estaba mal escrito y repartió acentos por todos lados xD

Aiko tarareo, disfrutando de esos pocos minutos que tenía entre pacientes, revisando de manera distraída su teléfono mientras esperaba su siguiente cita.

-¿Muy ocupada?- soltó un grito de la sorpresa y en el proceso, su teléfono voló, luchando por agarrarlo con algo de pánico y suspirando de alivio al evitar su encuentro contra el suelo.

-¿Qué...?- levanto la vista y ahí, en el sillón frente al suyo había alguien. Un demonio, uno del que solo había escuchado y visto algunas fotos. -...Oh...- y se le quedó mirando, la expresión de sorpresa derritiéndose en realización. -Supongo que eres Macaque, ¿o me equivoco?- sus manos temblaban ligeramente por el susto mientras dejaba su teléfono en una pequeña mesa junto a su sillón

-El gran y único~- su sonrisa es grande y hay algo de burla en sus ojos, su cola agitándose. Se ve cómodo allí sentado, mirándola, como si la estuviera analizando. -¿Te han hablado de mi?- enarco una ceja.

-Eso es para que yo lo sepa y tu te lo imagines- tarareo, relajándose un poco en su lugar, su corazón latiendo a un ritmo más lento y normal. -¿Puedo ayudarte en algo?- comparten una mirada y ella tiene una sensación. -¿Eres mi próximo paciente?- él asiente y ella hace una ligera mueca, con tantos nombres en un día, a veces algunos se le olvidaban. -Esta bien, le avisaré a mi secretaria y...- antes de que siquiera pudiera levantarse, escucho un grito femenino venir del otro lado de la puerta y al mono reír. Se preguntó que había hecho. -...ya lo hiciste tu, supongo- se acomodo, tomando su libreta y lapicera, anotando en su mente que debía revisar a su pobre secretaria más tarde. -Bueno, ¿algo que te gustaría comentar antes de empezar?- abrió su libreta y paso las páginas hasta encontrar una en blanco.

-Ayudaste a MK- soltó y ambos se miraron, él luciendo sorprendido por sus propias palabras.

-Es mi trabajo ayudar a quien necesita organizar sus pensamientos y sentimiento para que aprenda a cuidarse a si mismo y a su salud mental...- parece un poco ensayado y aun así, el mono puede decir que es sincera. -...pero debo decir que es admirable que vinieras por tu propia cuenta- agregó con una sonrisa amable, luciendo casi orgullosa de alguna manera.

-¿Por qué?- frunció ligeramente le ceño, aunque sin enojo por lo que ella podía decir.

-Viniste a buscar ayuda- su mirada se volvió más suave. -Darte cuenta de que tienes un problema es un gran primer paso pero necesitar ayuda y buscarla es difícil para muchos, así que es admirable venir por cuenta propia-

-Oh...- y el demonio se hunde un poco en su lugar, luciendo en conflicto, como si no hubiera esperado eso. -¿Nada de lo que diga saldrá de aquí?- la mira con sospecha.

-Por supuesto que no, iría en contra de mi ética y moral- tarareo. -Todo lo dicho aquí es confidencial, no se lo diré a nadie, a menos que tu me des permiso- pudo ver su cola agitarse, el pelaje ligeramente erizado. -Este es un espacio seguro- aseguro, seria y firme. -Te escucharé, sin juzgarte- él aprieta los labios, pensativo, y ella lo espero con paciencia, dispuesta a estar en silencio para dejarlo organizar sus pensamientos.

-Fui asesinado, ¿sabes?- soltó. Fue un poco brusco, molesto, y a pesar de eso, ella aun lucia tranquila, aunque con tristeza brillando en sus ojos.

-¿Puedes recordar cómo?- pregunto con mucho cuidado.

-Un bastón mágico y ridículamente pesado aplastó mi cabeza...justo aquí- su expresión es neutral mientras señala uno de sus ojos, el ciego pudo suponer ella al recordar lo que había escuchado, pero había dolor y enojo en su mirada. -...a veces, en un mal día, puedo recordar como se sintió mi cráneo siendo aplastado, crujiendo mientras se rompía, y...- hizo un gesto y ella asintió, sin obligarlo a continuar.

-Eso habrá sido traumático- no hay lastima, solo tristeza y dolor de solo imaginar lo que él paso, y el mono supone que así luce una persona empática. Extraño, aunque no de mala manera.

-...ver a Wukong no ayuda- admite a regañadientes y puede notar que Aiko no luce sorprendida, ni siquiera un poco, como si de alguna manera supiera algo de la historia. El mono puede suponer que el chico le habrá dicho algo.

-Eso es comprensible- asintió y por alguna razón, él se sintió molesto.

-No le tengo miedo- se puso a la defensiva.

-Está bien...- asintió, sin molestarse por el tono brusco y tosco. -...pero si tuvieras miedo...- Macaque se tenso. -...no estaría mal. Sufriste algo horrible, a manos de alguien en quien confiabas, eso deja una marca- y por alguna razón, algo en el interior del demonio se estremece hasta ablandarse

-...lo odio...- se estremece y a pesar de aun sentirse algo inseguro sobre todo el asunto, cuando ella le extiende la mano, él se aferra. Ni llora, no se atreve a hacerlo, pero ella es una compañía silenciosa de momento, confortante de alguna manera, y él está aliviado de no sentirse juzgado.

Macaque se anota a terapia, con una cita a la semana, y aunque él se enoja a veces, incluso grita, ella nunca se ve aterrada. Admira eso y lo respeta, quizás por eso es fácil hablar.

~Monkie Kid~ 6️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora