Reinicio

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Espero que les guste~

Nota: Logre leer una teoría sobre la temporada 5, que decía que las piedras se fusionaban de alguna manera con MK y le daban la oportunidad de no solo reiniciar las cosas, sino cambiarlas para que todos tuvieran una vida calmada y tranquila. En los dibujos que logre encontrar muestran que eso funciono, aunque de alguna manera los recuerdos de todo lo que sucedió en el original aun están ahí pero bloqueados y bien ocultos. MK tiene más poder ahora gracias a las piedras, logrando cambiar la historia de Macaque y Wukong incluso, cuya pelea parece no haber sucedido. Macaque es artista del grafiti ahora y Wukong es mecánico, incluso parecen ser amigos

Nota-2: Espero que se haya entendido, me emocione un poco de más xD

 Nota-3: Me inspire e hice mi propia versión :3

Nota-4: Wow, capítulo 91 O_o

El mundo entero se estaba desmoronando. Había grietas extrañas que se abrían y extendían en todas las superficies posibles, agrandándose con cada segundo que pasaba y haciendo temblar todo a su alrededor, mostrando un exterior vacío y extraño. Hay una clara tensión allí, porque el universo como muchos lo conocían se estaba rompiendo y no parecía haber solución alguna. Hay gritos, reclamos e insultos de seguro de parte del próximo emperador que esta más que solo furioso, con Wukong respondiéndole en un intento de tranquilizarlo. Nezha luce devastado, casi como si se hubiera rendido a estar alturas. Y Mei se mueve sin descanso, intentando buscar un plan, con Tang ayudando pero Pigsy y Sandy solo se quedan allí, con expresiones en blanco, observando como el suelo a su alrededor se rompe, mostrando aquel espacio vacío que pronto quedara en donde alguna vez hubo millones de millones de vidas.

Mientras tanto, MK no puede apartar la vista de las grietas. Son más grandes que cuando Azure tomo el poder e intento controlarlo, empeorando con rapidez, en una clara señal de que esta vez no hay una salvación milagrosa o algo que alguna pudiera hacer.

Es frustrante.

-No es justo- apretó los dientes con fuerza, enojado y angustiado, aferrándose a aquellas piedras coloridas que tanto se habían esforzado en buscar. Se suponía que las necesitaban para reparar aquel orbe que mantenía el equilibrio del universo y a pesar de que las tenía, allí entre sus brazos, todo llego a su fin. -No es justo- quiere llorar y no sabe si es de tristeza profunda o rabia. Pusieron todo su esfuerzo en completar su misión, para poder arreglar todo como en las aventuras anteriores, y fallaron, por alguna razón que aun no entendía, fallaron. -¡No, no, no, no! ¡No sé suponía que las cosas fueran así!- su apariencia falla con ligeros destellos dorados, volviéndose mono, su pelaje erizado mientras deja escapar un gruñido profundo y molesto, al mismo tiempo que su cola se agita bruscamente pero él ignora todo aquello. Esta desesperado. -¡Debían arreglar todo!- mira a las piedras, apretándolas entre sus manos hasta el punto en el que esta temblando. No se rompen, ni siquiera se agrietan, y eso se siente como combustible para su frustración en ese momento. -¡Arréglenlo!- ordeno o quizás suplico, no estaba muy seguro, pero las piedras solo emitieron un débil brillo como una respuesta que no le serbia de nada. -Por favor...- cayo de rodillas, ignorando las grietas que se estaban formando a su alrededor, amenazando con hacerlo caer al vacío. -...por favor, solo quiero...- sus labios temblando, inclinándose, abrazando aquellas cosas contra su pecho en un extraño intento de buscar consuelo o quizás convencerlas de alguna manera. -...solo quiero arreglar todo- y solloza.

No va a negar que le gustaría poder volver al principio de todo ese desastre, cuando solo era un simple e inocente repartidor más en la ciudad, para tener la posibilidad de hacer las cosas de otra manera. Evitar las invasiones y la destrucción, evitar la angustia y el miedo, evitar sentirse como un iluso y tonto al creer todo lo que le decían, quizás hasta evitar arrastrar a sus amigos a la locura que no merecían y mantener sus rutinas tan tranquilas como habían sido.

Quería, deseaba con todo su corazón, tener la oportunidad de cambiar todo.

-Por favor...- llora y solloza, sintiéndose como un crédulo, avergonzado por suplicarle a unas piedras y frustrado por el fin del mundo que no puede detener pero es entonces cuando aquellas cosas reaccionan. Se endereza de golpe, parpadeando con sorpresa ante las piedras entre sus brazos que ahora brillan de una manera intensa, sintiéndose cálidas de una manera tan reconfortante que no puede evitar acunarlas más cerca de su pecho. No le están hablando, seria una locura si pudiera, pero aun así, se siente como si lo estuvieran consolando sin necesidad de palabras. -¿Me ayudaran?- de seguro se ve como un niño loco hablando con piedras, esta seguro de ello y aun así, sonríe cuando cree firmemente que le dieron una respuesta positiva.

-¡MK!- levanta la vista ante los gritos, notando a sus amigos y familia allí. Lucen desesperado y aterrados, al entendible teniendo en cuenta toda la situación, pero MK de repente se siente en calma, la calidez de aquellas piedras llenando su pecho, reemplazando cualquier otro sentimiento por tranquilidad.

-No se preocupen- el suelo bajo suyo se quiebra y eso solo los alarma aun más pero MK solo tararea, su cola moviéndose suave y ligeramente. -Voy a arreglar todo, lo prometo- les muestra una sonrisa, empujando la sensación de despedida que lo inunda, cerrando los ojos mientras la luz de aquellas cosas se hace tan intensa que todos allí tienen que desviar la vista. El suelo bajo el chico se rompe, dejándolo caer a la nada, flotante y quieto por unos segundos antes de que todo cambie.

Las piedras de alguna manera se acomodan en su interior.

MK abre los ojos de golpe, abriendo la boca para dejar una gran y muy necesaria bocanada de aire, jadeando, luchando un poco por normalizar su respiración. Siente miedo, casi rozando a ser pánico y se lleva las manos al pecho, retorciendo su remera entre sus manos, contando en su mente. Leyó sobre ejercicios de respiración después de su primer ataque de pánico y ahora sabe que hacer, siendo precavido por una vez en su existencia.

Lento pero seguro, su respiración se estabiliza, el terror de antes amainando y permitiéndole relajarse en la blanda superficie en la que esta acostado. Tiene unos segundos para quedarse así, callado y tranquilo, concentrado en respirar profundo y dejar de temblar, antes de abrir los ojos y ver por primera vez su entorno. Esta en su cuarto, sobre su cama y todo parece muy...normal.

-Oh...- se siente, confundido y curioso, analizándose a si mismo. El poder aun esta en su interior, latente y brillante, pero se siente diferente de alguna manera, más fuerte y poderoso que antes. No tiene las piedras y tampoco el bastón, aunque sus habilidades aun están presentes, incluso lo de transformarse en mono pero sus ojos ya no son dorados. El color cambia, constante y sin descanso, entre los tonos que recuerda que tenían las piedras. -...supongo...que eso me deja más dudas- se acaricia el pecho de manera distraída, creyendo que quizás las piedras están en su interior de alguna manera, entrelazado de seguro con sus poderes. Por eso debe sentirse más...fuerte. Es raro.

-¡MK, es hora de trabajar!- se sobresalta ante la voz de Pigsy y se queda unos segundos ahí, quieto, sin entender como había llegado allí cuando había estado en el fin del mundo hace solo unos segundos y entonces, lo recuerdo.

-...quiero arreglar las cosas- fue lo único que pidió y con eso en mente, se anima, corriendo para poder cambiarse. Va a cumplir con su palabra, las cosas van a cambiar ahora que no es el tonto y crédulo chico de antes.

~Monkie Kid~ 6️⃣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora