Ni Que Fuera Por Nosotros [#3]

Capítulo 3: Ensayo

Cuando llegamos a casa, tuve que parar de hablar cuando vi en la puerta a los dos seres que creí que ya no volverían a molestar. Carla vio que habíamos llegado, pero aún así tocó la puerta esperando que algún niño le abra.

Bajé a zancadas, estaba harta de que aparecieran en todas partes para querer relacionarse con mis hijos, evitamos su encuentro siempre que pudimos. Pero obviamente estos dos están aquí solo para molestar.

La puerta se abrió antes que yo pudiera llegar, afortunadamente, era Teresa quién atendió.

—¿No les dije a ustedes dos que no quería volver a verlos cerca de mi casa?

La simpática de Carla me tendió un sobre.

—Buenas noches a ambos.

Lo abrí mientras Aaron le ordenó a Teresa volver adentro. Desenvolví el sobre y saqué unos papeles. "Estimados señor y señora Larken, les informamos que…", "se solicita la presencia de ambos en el juzgado de Menores…", "presentación de Carla y Sebastián Vargas como padres biológicos…".

Miro a Aaron para que lo lea él porque mi capacidad de pensar no está funcionando bien. Pero no hace falta que él lo haga y me lo explique, ella lo hace primero.

—El juzgado nos autoriza a pasar tiempo con los niños y ver que estén viviendo en buenas condiciones.

¿Buenas condiciones? Como si fuera posible que tengan malas condiciones teniendo de padre a un multimillonario. Además, de todo lo material que necesiten, les damos todo el amor que tenemos en el corazón. No hay mejor condición que la que Aaron y yo podemos darle a los niños.

—Ustedes no van a verlos—sentencié y Aaron me agarró del brazo.

—Claro que lo haremos. Dile Larken, están obligados a dejarnos.

Lo miré y sus ojos me lo dijeron sin siquiera tener que asentir o decirlo. No puedo creer que esto esté pasando.

—Vuelvan mañana. Debemos hablar con ellos antes— no podía simplemente traer de un día para el otro a estas personas, que las conozcan y formen un vínculo. Quiero hablarles antes, que ellos estén de acuerdo y, también, darme tiempo a procesar todo esto con los abogados de la familia a ver si podemos solucionarlo y evitarlo.

—De acuerdo—se acercó para intimidarme, es un poco más alta que yo, pero no logra su cometido. No me va a venir a intimidar una que apareció a abajo de una piedra hace cinco minutos— No te vas a librar de mí tan fácil. Te robaste a mis hijos y ahora los voy a recuperar.

¿Perdón? ¿Robarme? ¿Quién se cree esta?

También di un paso al frente.

—No son tus hijos, nunca lo fueron y nunca lo serán, así que acostúmbrate porque si no fuera por esto —levanto el papel— tú y tu esposo no estarían siquiera en esta ciudad.