Capítulo 4: Fred y Lula

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—¡Papá!—es la tercera vez que Aedan me llama a los gritos

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—¡Papá!—es la tercera vez que Aedan me llama a los gritos. Está del otro lado de sofá en el suelo, siendo aplastado por Mateo y una pila de almohadas.

—¡No vuelvas a decirme monstruo!

—¡Eres un monstruo!

Mateo grita y vuelve a tirarse sobre los almohadones para aplastarlo. Aedan logra sacar un brazo, agarra un almohadón y lo golpea con él.

Megan y Amari están sentadas sobre la ventana cambiándole la ropa a sus nuevas muñecas Barbies que les compré. Megan no es muy fanática de las muñecas, pero Amari si, como tampoco ella no juega con las armas de juguete de Meg. Llegaron a un acuerdo justo en que ambas cederían al juego de la otra. Un rato muñecas y otro rato armas.

Me complace lo buenas amigas que se están volviendo con el tiempo. Son polos opuestos, pero de una forma u otra logran complementarse y acompañarse una a la otra, tal como lo éramos mi hermana y yo.

Acomodo mis lentes antes de seguir con mi lectura. Tengo que hacer una portada ilustrada para un manuscrito y las indicaciones del autor son nulas, por lo que tengo que ponerme a leer si quiero que me salga bien.

—¡Déjalo en paz!— Ethan llega bajando las escaleras, trae una capa y una espada.

Mateo le tira un almohadón a él y en la distracción, Aedan logra escapar.

—Eres un ogro. Deja de molestarlo— levanta su espada y Aedan se pone al lado de su defensor.

—Son unos débiles—rodea los ojos irritado y camina sobre el sofá hasta agarrar una de sus pistolas Nerf y apuntarlos— si quieren pelear sepan que van a perder.

Aedan también agarra una espada.

—Venga.

Comienzan los disparos, los gritos de guerra y las trincheras de almohadas. Me entretengo más mirando los inventos de mis hijos que leyendo esta historia que no tiene ningún sentido, está claro que aún no pasa por correcciones.

Mateo es bruto, rudo, no le tiene miedo a nada. Tira almohadones como granadas, dispara sus balas nerf a como dé lugar. Él se toma en serio el juego, perder no es una opción. En cambio, los otros dos están ocultos tras el sofá pequeño. Tienen dos espadas y no pueden hacer mucho si Mateo no se acerca más que devolverle los almohadones.

Ethan y Aedan no tienen escapatoria. Mateo comienza a acercarse para acorralarlos, no sé de dónde saca tantos balines, pero obviamente está ganando esta batalla. Escala el sofá para tomarlos por sorpresa y una vez en la cima, les apunta en la cabeza.

—Les dije que iban a perder.

Está a punto de dispararles a ambos que usan de escudo un almohadón redondo, cuando una bala rebota en su cabeza.

La fiesta de muñecas se terminó, al otro lado del salón subida sobre el sofá, se encuentra Megan con su cargamento de balas cubriéndole el pecho y su Nerf Mega Sniper apuntando hacia su hermano. Abajo está Amari con una vincha de camuflaje en su frente, su pistola en alto.

Ni Que Fuera Por Nosotros [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora