Capítulo 15: Curitas al alma

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No le había dicho nada a Aaron, pero otra vez volví a esa feria para encontrar a ese niño

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No le había dicho nada a Aaron, pero otra vez volví a esa feria para encontrar a ese niño. Pasé semanas buscándolo, esperando horas esperando que apareciera, pero jamás lo hizo. Aaron se me queda mirando cada vez que llego tarde a casa, espera que le diga dónde estuve tanto tiempo, pero sé que no le gustará la respuesta. En el fondo, sé que sabe, porque me insistió para que vaya a hacer la denuncia del robo y que vuelva a hacer mis documentos que me robaron, entre ellos el de los mellizos. Sin embargo, en mi interior algo me dice que lo recuperaré.

No puedo rendirme con ese pequeño, vi la preocupación en su rostro cuando me vio mal. Una mala persona no hace eso.

Aaron termina de perder la paciencia conmigo un jueves por la mañana cuando me ve sentada en la cocina con el desayuno listo para todos. Estoy concentrada leyendo el texto bíblico que me escribió Emmie anoche contándome su asquerosa y desagradable (para mí) aventura que tuvo con mi primo, cuando un sobre cae frente a mí, espantandome. Aaron está mirándome con una de sus caras de reproche.

—¿Dónde estabas anoche?

—¿Dónde estabas tú? Cuando llegué creí que estabas en la cama, pero solo encontré sábanas.

—Estaba ocupado con nuestros abogados, ¿Y tú?—explicó y me asusté de inmediato dejando el teléfono a un lado— ¿Fuiste otra vez allá, no?

No respondí y dejé la mirada sobre el sobre de papel madera debajo de su mano. Esos son los sobre del juzgado.

—¿Qué es eso?

—Anoche llegó la citación para la juicio.

—¿Tan pronto?—reviso lo que me da y efectivamente está la fecha —¿Lo adelantaron?

—Sebastian y Carla lo adelantaron.

—¿Por qué?

—¿Cómo voy a saber? —se dejó caer en su silla estresado.

—¿Los abogados que dijeron?

—Aún nada que valga la pena.

Releo la hoja como si eso fuera a cambiar algo. Por un lado me alegra que esto se adelante, quiero sacarnos a esos dos de encima cuanto antes; pero por otro, me inquieta que sean ellos quiénes lo hayan adelantado. No sé qué puedan llegar a tener entre manos.

—¿Por qué sigues buscando a ese niño? Tendrías que estar aquí con los que ya tienes y cuidar de ellos, no andar atrás de otro.

—No te metas en ese camino, Aaron.

—Si voy a meterme. Contesta.

—Tú no lo viste, no sabes cómo fue.

—Me lo contaste mil veces y todas son iguales.

—Necesito encontrarlo.

—No necesitas hacer nada, quieres hacerlo.

—Bien, quiero hacerlo. Cómo lo hice con Ethan y Mateo, quiero ayudarlo.

Ni Que Fuera Por Nosotros [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora