Capítulo 47: Una ciudad llena de amor

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Cumplir meses se siente cada vez más emocionante y desde que descubrí que Aaron tenía razón con que se me está notando el limón, se siente todavía más

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Cumplir meses se siente cada vez más emocionante y desde que descubrí que Aaron tenía razón con que se me está notando el limón, se siente todavía más.

Es una mentira llamarlo limón, ahora es más bien un melón. Evito pensar en nombres o en el género, pero los ojos se me desvían más de una vez en el jardín de niños cuando busco a los míos, escuchando todos los nombres de sus compañeros y compañeras.

Hanna está preparando el baby shower y como nunca tuve uno no sé ni cómo ayudarla, pero me emociona pensar en esa fiesta y dejo que sea una sorpresa. Lo prepara junto a Kathy. Haremos una revelación del género allí y Hanna será la única que sepa el género del bebé.

Mientras tanto tengo otras cosas de las que ocuparme, como antojos, escribir mi libro erótico y comprar una cuna.

Reviso las que encuentro por internet mientras estoy en la oficina comiendo una zanahoria.

—¿No deberías estar escribiendo? —me pregunta Lucy cuando entra con la nueva entrega de manuscritos que hay que aprobar.

—Estoy inspirándome.

Le echa un vistazo a la pantalla.

—¿No era erótica?

—Si.

—Pues, las cunas de bebés son lo menos erótico con lo que podrías buscar inspiración.

—Es un descanso que me tomé.

Se ríe burlándose y se sienta sobre el escritorio viendo como mastico la zanahoria.

—¿Está rica?

—No, pero no puedo dejar de comerla.

Riendo, se va y termino de escoger una lista de quince opciones de cunas y se las reenvío a Aaron para que las revise. A los tres minutos me envía un top tres y elijo mi favorita de esas. Le pregunto si acepta el top uno y cuando tengo su respuesta afirmativa, compro a la ganadora.

Es divertido, tenemos exactamente todo lo necesario para este bebé. Todo lo que iba a ser de los mellizos está en casa sin usar, la cuna, la cómoda, la silla reclinable, la alfombra que no pica, las luces bajas. Sin embargo, no queremos usar nada de eso, compraremos todo nuevo, desde cero, sin malos recuerdos de lo que hicimos antes y nunca concluimos.

Tenemos un plan, ir de a poco, pero no olvidarnos de ir. No quiero adelantarme, ilusionarme y que todo salga mal, y me rompa el corazón. De a poco, primero cosas materiales. Nada de nombres hasta tenerlo en nuestros brazos, nada de género hasta la relevación.

Paseamos por el centro comercial en busca de un nuevo papel tapiz para las paredes. Tironeo de su mano de un lado al otro, los niños van delante nuestro jugando y Aedan en el carrito. Eso es otra cosa que buscamos, un carrito nuevo.

—¡Papi, papi, quiero uno de esos! —Megan brinca delante de la tienda de juguetes señalando un oso de peluche gigante, es incluso más grande que yo.

Ni Que Fuera Por Nosotros [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora