Capítulo 33: Psicópata y desquiciada

7.8K 797 156
                                    

Dedicado a Paola V. Gracias por leer, amore mío.

La nota de Linda se viralizó esa misma tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La nota de Linda se viralizó esa misma tarde.

—...quiero pedir disculpas por lo que están creyendo todos, es mentira —hablaba con una sonrisa en el rostro mostrando que no estaba afectada por lo que está pasando—. Fue un malentendido mío, yo lo besé sin querer. Ya saben, unas copitas de más —se rió junto al notero que la estaba siguiendo por la vereda de Roma—. En serio quiero pedir disculpas sinceras. Aaron no tiene nada que ver con esto, nunca lo quiso. Él es muy feliz con su novia y sus hijos. Es un horror que lo estén tachando así de feo. No se lo merece, es un buen hombre. Yo fui la del error aquí.

El odio hacia mí bajó, pero muchos estuvieron del lado de Linda, por poco volviéndola una superheroína.

—Ahora es la reina de Inglaterra—murmuró June mirando la nota en su teléfono. Le tiene rencor y es bastante visible. Tiene sus razones y no la culpo por ello, al igual que no la interrumpo cuando le hace una llamada frente a mí. Ni siquiera se molestó en ocultarlo—. Linda, ¿Qué tal?

Camina en la sala de un lado al otro con el brazo debajo del que tiene el teléfono.

—Si, lo vi. No. Claro que lo entiendo. Por supuesto, es genial —me miró molesta conmigo aunque probablemente habla de mí—. Oh, si, maravilloso, cualquiera se confundiría. Ajá. Ajá. Claro. Ajá. No, no, tranquila, yo lo entiendo. No tienes que disculparte. ¿Sabes? Mejor si, discúlpate. Oh, si, me oíste —la amabilidad se estaba empezando a alejar de su cuerpo—. Oh, ¿No sabías que un evento de artistas famosos y reconocidos en el medio estaría lleno de periodistas? No soy imbécil, Linda, no me subestimes. Querías esto y lamento decirte que si necesitas hacer algo así para buscar fama entonces no eres tan famosa como crees. Te agradezco mucho que hayas hablado por nosotros y lo hayas aclarado, pero no vuelvas a meterte con él o lo resolverás conmigo.

Colgó y me tiró su teléfono al sillón justo a mi lado.

—Estoy tan enojada —se puso ambas manos en la cadera—. Debería estar solo soportando el dolor de ovarios que me está matando, no esta mierda.

En serio está furiosa. Me observa unos segundos como si intentara clavarme dagas y luego sus ojos bajan por toda mi postura, analizando mi pierna encima de mi rodilla, mi brazo en el respaldar y mi camisa a medio cerrar. Veo en sus ojos esa mirada de pensamientos salvajes y fugaces que suele tener cuando me observa demasiado tiempo y empieza a imaginar.

Apartó la mirada acompañado de un resoplido frustrado, su orgullo no la dejará admitir que una semana es mucho tiempo.

—Vamos al gimnasio —propongo. Tiene que descargar esa ira de alguna razón y si no es teniendo sexo, que sea boxeando.

Está de acuerdo conmigo y dejamos a los niños en casa y nos vamos al gimnasio de confianza de nuestro barrio. Solo hace boxeo y yo solo le sostengo la bolsa. Sus puños son débiles, pero más fuertes que de costumbre. Tiene la vista fija en la bolsa como si fuera la cara de Linda.

Ni Que Fuera Por Nosotros [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora