Capítulo 20: Llorar siempre fue una opción

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Camino de un lado al otro dentro de la sala de seguridad, no me pude resistir y tuve que venir con ellos para saber qué pasa

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Camino de un lado al otro dentro de la sala de seguridad, no me pude resistir y tuve que venir con ellos para saber qué pasa. Sin embargo, aparentemente, no está pasando nada. No pueden rastrear el teléfono de Phoebe y solo le pido a Dios que se haya quedado sin batería.

Brinco con la llamada de Chuck, Xavier lo pone en altavoz.

No está aquí. La clase terminó y todos se fueron, hablé con su profesor, dice que se fue con su niñera caminando hacia un café cercano, pero no están allí dentro y nadie más las vio luego de que salieron.

—Quédense ahí por si regresan—cuelga y veo su pesar y preocupación cuando me enfrenta.

Trabaja en la familia Larken desde hace una década y media, Aaron confía en él tanto como en su abogado. Y a pesar de la opinión de mi novio en esto, yo también confío en Xavier. Es de esos tipos comprometidos con su trabajo, es serio, responsable y profesional. Desde su metro noventa y tantos de altura y su postura recta y tonificada me mira esperando órdenes.

—Activaré el protocolo de búsqueda.

Asentí y caminé hacia afuera empezando a hiperventilar.

—¿Señora?

Me detuve en la salida.

—¿Quiere que llame al señor Aaron?

—No. Yo lo hago.

No sé por dónde empezar y no quiero preocuparlo por algo que todavía no está confirmado, pero tiene que saberlo. Me muevo de un lado al otro junto a la estatua nueva que está tapada de una enorme tela impermeable negra mientras busco su contacto, temblorosa.

Hey, acabas de irte, ¿Ya me extrañas?

Trato de decir algo, pero las palabras se me quedan atoradas.

Ethan quiere ver el atardecer así que voy a hacer que lo muevan cerca de la ventana —me cuenta y va bajando la voz a medida que habla. Se queda en silencio unos segundos —Amor, ¿Qué pasa?

No emití sonido y tuve que mirar al cielo cubierto de nubes grises y pestañear varias veces para mantener mis ojos como están, pero no hace falta tenerlo enfrente para que pueda verme y sentirme.

—Dime que tú le enviaste un mensaje a Chuck desde mi teléfono y luego lo borraste.

No hablo con Chuck —la seriedad y también confusión en su voz me dicen que no es una broma —¿Qué ocurre?

—No quiero…no quiero que te alteres, probablemente esto sea un estúpido error mío. Dios —me empiezo a reír nerviosa, tiene que ser un error—, obvio que es un error y todo está súper, pero…

¿Pero qué?

Tomé el oxígeno necesario.

—Violett no está.

Ni Que Fuera Por Nosotros [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora