Capítulo 28

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Al día siguiente, Marcus se empeñó en acompañarme a clase y hacerme de guardián por el campus.

— ¿Ha pasado algo entre vosotros? — preguntó Mará haciendo un gesto disimulado hacia el moreno.

¿Algo así como que anoche le arrancara la cabeza a un tipo? Negué tratando de apartar aquella imagen de mi mente.

— Creo que se le ha subido un poco a la cabeza su papel de hermano mayor protector — respondí encogiéndome de hombros.

Mara volvió a mirar de reojo a Marcus que parecía leer distraído con la espalda apoyada contra el muro del edificio principal aunque yo estaba segura de que nos tenía completamente vigiladas.

— No sé si "hermano mayor" es lo que ese tiene en mente — susurró mi amiga dejando escapar una risilla.

A la hora de la comida, conseguí que Marcus por fin confiara en que estaba bien y me diera un poco de espacio antes de que mis amigos siguieran haciendo preguntas que yo no podía responder. Sin embargo, cuando terminaron las clases, el moreno volvió a aparecer para recogerme montado en su Harley Davidson Knucklehead.

— Sube, preciosa — dijo, extendiéndome un casco.

— Puedo ir andando. Mi casa está a menos de diez minutos.

— No vamos a casa — respondió él con una sonrisa.

— ¿Y se puede saber a dónde vamos?

— Hay un sitio que quiero enseñarte.

Enarqué una ceja cruzándome de brazos.

— ¿Qué? ¿No confías en mí? — dijo poniendo cara de ofendido, aunque a penas un segundo después la comisura de su labio se elevó en una sonrisa atrevida.

Quería responder, pero varios grupitos de chicas ya se habían parado a nuestro alrededor cuchicheando y pavoneándose delante del atractivo chico nuevo. Sentí a mi loba revolverse y gruñir en mi interior. Sentía la necesidad imperiosa de marcar mi territorio, de hacerle saber a todas esas estúpidas hembras que éste era mi hombre. Sólo mío. Mierda. Joder. Me puse roja inmediatamente.

Marcus sonreía ahora abiertamente.

"Te sienta bien ese color en las mejillas, preciosa"

Esta vez mi loba le gruñó directamente a él a través de nuestro vínculo.

Cogí el casco que el moreno me tendía y me subí a la moto, agarrándome al asiento y manteniendo la columna completamente recta para tratar de mantener el mínimo contacto con su cuerpo. Pude verlo sonreír a través del espejo retrovisor justo antes de que acelerara de golpe. La moto salió despedida hacia adelante y yo no tuve más remedio que inclinarme sobre su espalda para agarrarme con fuerza él y no caerme. En cuanto mi cuerpo se adaptó a la velocidad le golpeé el brazo con un puño.

"Deja de ser un capullo" protesté.

"Relájate un poco" su voz sonó como un ronroneo en mi cabeza, como si una mano invisible me acariciara la mente.

Intenté bloquearlo el resto del camino para que no notara como mi loba peleaba en mi interior por responder a esa caricia.

Marcus tomó la I-91 N desde Trumbull St y condujo a toda velocidad hacia el norte atravesando la ciudad. Pasamos Hartford y Springfield y continuó hacia Whately para tomar la salida 35. Llegamos a Sunderland y luego tomó la MA-47 N y la 63 N hasta Millers Fall antes de tomar Wendell Rd. Al cabo de un par de horas, llegamos a nuestro destino.

— ¿Dónde estamos? — pregunté.

— En Wendell State Forest.

Dejamos la moto en uno de los parking que había junto a la carretera, y seguimos el camino a pie. El paisaje era asombrosamente hermoso, con enormes robles, arces y abedules elevándose majestuosamente hacia el cielo. El despliegue de colores era espectacular, con hojas que variaban desde el dorado al carmesí, proporcionando un espectáculo natural inolvidable. Seguí a Marcus en silencio hacia el interior del parque estatal, dejando que mis sentidos se acostumbraran al entorno, respirando hondo para que mis pulmones se llenaran de aquel aire que olía a... hogar. Un sentimiento de nostalgia me invadió apretándome en el pecho. No me había dado cuenta hasta ahora de lo mucho que echaba de menos no sólo a mi madre y a mi abuela, sino mi casa, vivir rodeada de naturaleza y perderme durante horas en el bosque.

Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora