Capítulo 67

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Caminé por los pasillos con pasos firmes, pero mi interior era un torbellino. Los ecos de mi decisión resonaban en mi mente una y otra vez. Había llegado el momento. Lo sabía. Pero el miedo no dejaba de aferrarse a mi pecho como un puño invisible.

Cuando llegué al salón principal, todos ya estaban allí, esperando. Harald y Helga estaban de pie junto a la gran mesa de madera. Selene y Theron ocupaban los asientos más cercanos al mapa extendido sobre la superficie, mientras Tulok y Nanuk estaban ligeramente apartados, sus expresiones tensas. Connor y Marcus me acompañaban, sus presencias a mi lado siendo el único consuelo que me mantenía en pie.

Tomé aire y me detuve frente a ellos. Todos los ojos estaban fijos en mí.

—Gracias por estar aquí —comencé, mi voz más firme de lo que esperaba—. Lo que voy a decir no será fácil de escuchar, pero es necesario que lo sepan.

Un silencio expectante llenó la sala. Incluso Nanuk, que solía tener un comentario sarcástico para todo, permaneció en absoluto mutismo.

—He decidido enviar un emisario a Malcom. —La declaración cayó como un rayo, haciendo que varias cabezas se alzaran de golpe—. Aceptaré vincularme con él.

Harald fue el primero en reaccionar, golpeando la mesa con el puño.

—¡Eso es una locura, Tayen! —exclamó, su voz resonando con incredulidad—. No puedes rendirte ante un monstruo como Malcom. Él no se detendrá, ni siquiera si obtiene lo que quiere.

Helga colocó una mano sobre el brazo de su hermano, intentando calmarlo, pero su rostro reflejaba la misma preocupación.

—Tayen, ¿estás segura de esto? —preguntó Selene, su tono firme pero contenido. Había un brillo de empatía en sus ojos, como si entendiera el peso de mi decisión.

—No estoy segura de nada, Selene —admití, mirando a todos los presentes—. Pero durante la ceremonia de vinculación su esencia abandonará su cuerpo durante unos instantes para unirse a la mía... y entonces será vulnerable.

— Eso es demasiado arriesgado — protestó Nanuk.

— Lo sé. Pero también sé que si no hacemos algo drástico, Malcom seguirá destruyendo todo a su paso. Y aunque nuestras fuerzas han crecido, no podemos permitirnos más tiempo.

Theron, que había estado en silencio hasta ahora, se cruzó de brazos.

—No soy alguien que se incline por las emociones, Tayen, pero creo que esto es un error. Vincularte con Malcom... es... —Theron apretó los dientes—. Es darle exactamente lo que quiere.

Los ojos de Tulok, sabios y calculadores, me escudriñaron.

—¿Qué nos ocultas, Tayen? —preguntó, con la voz profunda de un líder acostumbrado a manejar secretos.

Respiré profundamente, sintiendo la presión de sus miradas

— Necesito que confiéis en mí —dije, mi voz temblando ligeramente mientras buscaba las palabras correctas—. Una última vez.

Nanuk soltó un bufido.

— No sé si es una estrategia brillante o suicida.

—Es todo lo que podemos hacer. Si el plan funciona, no solo lo debilitaremos, sino que le mostraremos a sus seguidores que no es invencible.

La sala quedó en silencio por unos momentos. Mis palabras parecían resonar en todos ellos, mientras procesaban lo que acababa de decir. Finalmente, Tulok inclinó la cabeza en un gesto solemne.

—Si esta es tu decisión, Tayen, mi manada estará contigo hasta el final.

Selene asintió poco después.

Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora