La tranquilidad que habíamos encontrado en la manada de Selene estaba a punto de terminar. Lo sabíamos, aunque ninguno lo decía en voz alta. Durante cuatro meses, ese castillo y sus tierras se habían convertido en un refugio. Ahora, ese refugio nos parecía demasiado pequeño.
El invierno había cubierto los campos con un manto de nieve y hielo, pero la calma que nos había envuelto hasta ahora se sentía frágil, como si fuera a romperse con el primer soplo de viento. Y ese viento llegó.
La noticia que lo cambió todo.
John llamó a primera hora de la mañana. La urgencia en su voz borró cualquier rastro de sueño de mi cuerpo.
— Tayen, Malcom se está moviendo.
Mi corazón latió con fuerza.
— ¿Qué ha hecho? —pregunté, aferrando el teléfono con ambas manos.
— Está haciendo llamados a las grandes manadas. Está intentando formar alianzas. No sabemos con qué fin, pero no puede ser nada bueno. Además... —John vaciló.
— ¿Qué más?
— Connor ha aparecido en los territorios de Theron.
El aire abandonó mis pulmones.
— ¿Connor?
— Sí. No tenemos toda la información, pero Theron cree que está buscando algo... o más bien a alguien. Deberíais volver.
Mi estómago se revolvió. Escuchar su nombre seguía sintiéndose como si me atravesaran con un puñal.
— Si Malcom está moviendo piezas, Connor podría estar atrapado en el medio, o peor, ser parte de su estrategia.
Mi pecho se comprimió en cuanto aquellas palabras abandonaron mi boca.
— Tenemos que irnos, Tayen — dijo Marcus a mi lado — No podemos quedarnos aquí por más tiempo.
— Lo sé. — respondí, y volviendo a dirigirme a John le dije — Nos reuniremos con vosotros en una semana. Dime dónde y estaremos allí.
Colgué, con las manos temblorosas.
Marcus tenía la expresión endurecida.
— Es hora de volver a enfrentarlos.
Sus ojos verdes chispearon con intensidad, como si hubiera estado esperando esas palabras todo este tiempo.
— Por fin.
Anunciamos nuestra partida esa misma tarde.
Selene, con su postura estoica y su mirada afilada, solo asintió.
— Era cuestión de tiempo.
Sabía que había aprendido mucho de ella, pero también sabía que si me quedaba más tiempo, me enraizaría aquí, y yo no pertenecía a este lugar.
— Te deseo suerte, Luna Alfa. La vas a necesitar.
No supe qué decir. Tal vez porque por primera vez, Selene me había llamado por lo que era.
Me giré hacia las guerreras, que nos observaban desde la distancia, sin mostrar emoción, pero con respeto en sus miradas. Erandi, sin embargo, no se contuvo.
— Yo...
No necesité que terminara aquella frase.
— Lo sé.
Me atrapó en un abrazo fuerte y cálido y sentí que un pedacito de mi corazón se quedaba allí con ella.
La última noche de nuestra estancia, Selene nos invitó a participar en una cacería, un rito solemne de comunión con la naturaleza y los dioses que se celebraba cada primera luna llena del mes. Las mujeres cazaban en su forma de lobo, persiguiendo una presa que normalmente era un ciervo o un jabalí. Todas cazaban en manada y se alimentaban en manada.

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Tayen, la leyenda de las Lunas [Editando]
WerewolfCuenta la leyenda que cada mil años nace una luna tan fuerte y salvaje que ningún alfa puede controlarla. Una auténtica líder que amenaza las costumbres patriarcales que han imperado en nuestros clanes generación tras generación. Una luna destinada...