Who Can It Be Now? - Men At Work
My darling,
you hold so much sadness
in your eyes,
I can almost touch
the scars of your soul
and cry.
Alexandra Vasiliu
Si llegas a los dieciséis años sin asistir a un funeral, puedes considerarte afortunada.
Eso pensé el día siguiente a mi primer entierro, cuando la profesora de lengua me taladraba la cabeza con no-sé-qué-anécdota:
—... somos una sociedad con la que pierdo la esperanza todos los días.
«Yo no lo iba a decir tan directamente, pero ya que lo dices tú...».
—He visto a una pareja hablándose por teléfono... —repuso la profesora.
—¿Y? —murmuró una voz al final de la clase.
—¡Que estaban uno al lado del otro! —Intentó plasmar énfasis en sus palabras, como si de esa manera pudiésemos entender mejor lo que nos estaba contando.
Nos quedamos en silencio tras su historia, ya que nadie se atrevió a contradecirla ni a comentar nada.
Sin formular palabra, la profesora se giró, fue al cajón que había en su escritorio, y con más brusquedad de la necesaria fue dejando un folio en la mesa de cada uno de los alumnos.
—Poned tres cualidades, rasgos u alguna otra cosa que os definan y vuestro nombre debajo —explicó.
Después de todo por lo que había tenido que pasar la última semana con todo el asunto del entierro, lo que menos me apetecía era ponerme a buscar en mi cabeza afirmaciones positivas de las que después mi profesora se jactaría mientras se frotaba las manos.
Bueno, no tan así, pero, ¿a qué venía este trabajo?
Debería haber hecho caso a mi madre cuando me sugirió aquella mañana que me quedase ese día también en casa, pero ya estaba perdiendo muchas clases, y la mejor persona que conocía, en quien no ahondaremos para preservar su intimidad, y a quien llamaremos Coin, me estaba pasando los apuntes de todos los días a los que había faltado, pero no podía seguir haciendo uso de su hospitalidad y su comprensión.
Repasé lo poco que había hecho la última semana para poder rellenar algo en la dichosa hoja. Había escuchado música. Mucha música. Así que agarré el bolígrafo y empecé anotando:
1. La mejor canción del mundo (o al menos de esta semana) es People Are Strange de The Doors.
Me quedé en blanco cuando garabateé el siguiente número. Pero, bueno, ya puestos, escribí algo que Coin nunca creyó:
2. Solo he llorado con un libro en toda mi vida.
3. No sé si tengo película favorita, aunque El Lago Azul me gustó mucho.
Probablemente mi profesora se decepcionaría cuando leyese mi nota, aunque también era probable que hiciera la vista gorda con todo lo que había pasado en mi vida la última semana.
Escribí solo «Destiny» al final.
Y cuando volvió a aparecer la profesora por mi lado, se la tendí.
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Till There Was You: Every Now and Then (Spanish Version)
Romance«Si cada canción que me recuerda a Hope fuese una estrella en el cielo, es posible que la noche fuese más brillante que el día». Cincuenta años después de la separación de una de las bandas que revolucionó la historia de la música, Destiny conoce a...