So I hope you see that I would love to love you

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If I Fell - The Beatles 

También siento un leve resquemor frente a lo cursi,

y a mí lo cursi me parece justamente eso:

andar siempre con el corazón en la mano.

Mario Benedetti

—Darling —iba a hacer mi mayor confesión—, me recuerdas a If I Fell.

—¿Pooor? —Y como era de esperarse, comenzó a canturrear mal a propósito—: If a fel in lof wiziu vul yu promis tu bi tru, en jel miiii anderstan, cos af vin in lof bifo en a fon dad lof is mor dan yast joldin jaaaaaands, if a gif mai jaaaaaart tu yuuuuu, ai mas bi sho from de beeeeeriiiii staaaar dat yuuuu güil lof me mor dan heer, if a truaaaast in yuuu ou pliiiisssss don ran away en jais...

Fue mi risa y el hecho de que se quedase sin aire el motivo por el que dejó de cantar, pero me hubiese gustado seguir escuchándolo.

—Darling.

—¿Sí?

Me di cuenta de que no tenía nada que decirle, y que a la vez tenía toda una vida que contarle, tanto lo que se había perdido por no habernos conocido aún y todo lo que nos faltaba por vivir.

—Ah, nada, que te quiero. —Me dio un poco de vergüenza decirlo, pero también sabía que él había sido quien lo había dicho primero.

Emitió un ruidito adorable:

—Y yo —respondió, y me envió un corazón de los nuestros.

—¿Tú también te quieres? Normal; con lo mono que eres. —Y en un tono más bajo, añadí—: Qué maldito que eres.

—Y yo también te quiero a ti, darling —aclaró, y cuando entendió lo último que había mascullado, continuó diciendo—: O soy mono o soy maldito, decídete.

—Eres ambas cosas —expliqué—, porque vas de chico mono e inocente, y luego eres un maldito..., mira que tocar las tetas de una chica.

—Uff, ya ves, y hacerla gemir por ello, menudo maldito soy —me siguió el rollo.

—Me gusta más la derecha en verdad... —anuncié quedadamente, riéndome por dentro ante mis palabras.

—Lo noté, pero no sé por qué —titubeó sobre mis pechos.

—... pero supongo que a ti eso te da igual. —Me encogí de hombros.

—Y no te gusta las dos a la vez, pero sí que te las acaricie a la vez —recordó, orgulloso de sí mismo, como quien responde una pregunta correctamente.

—También el lado derecho al besar —dije en bajito, porque ya era algo que él sabía—. O cuando te tumbaste y me empujabas a ponerme en tu cintura con ayuda de las piernas. —Quería que volviese a ocurrir, por eso a veces me gustaba rememorar ciertos momentos.

Sus labios fueron invadidos, siendo obligados a curvarse pícaramente por el recuerdo:

—Repetimos el martes, ¿no?

—El martes —prometí emocionada—. ¿A ti te pondría estar encima?

I guess.

—No podrías tocar apenas —le advertí.

—Las tetas, sí. Además puedo colocarme como quiera para que lo notes bien, bien, y encima evito la cobra. —Lo animé a seguir hablando, pero a la vez le chisté—. Puedo pegarme cuanto quiera, además prácticamente tú no tienes ángulo para moverte; te tengo a mi antojo.

Till There Was You: Every Now and Then (Spanish Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora