You are the only one I can picure by my side

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You Are The Right One - SPORTS

Oh, darling,

how you talk about miracles like you aren't one.

Anonymous

14:47

—¿Qué tal, darling? —preguntó cuando me llamó al fin.

—Pinche culero; se despierta ahora, qué habrás hecho ayer.

—Me quedé hasta tarde despierto —alegó sobre que me hablase tan tarde.

—Tremenda paja te habrás hecho —me burlé.

—Sí, pero eso no fue tan tarde.

—Por lo menos lo admite el cabrón. —Suspiré una risa.

—Cómo me gustó lo de ayer, uff... —Soltó el aire despacio.

—Qué cabrón —respondí guardándome la sonrisa.

—Qué cabrón —estuvo de acuerdo a la vez que se reía.

—Qué va —dije sobre que le hubiese gustado el día de ayer.

—Que sí, hostia. —Se rio, y no me uní a él para no darle esa satisfacción.

—Si te hubiese gustado, no te habrías ido —pinché.

—No podía hacer otra cosa. —Emitió un ruido lastimero—. Che, darling.

—Dime.

—¿Este viernes quedamos con Anna?

—No sé, creo que me estoy echando atrás —admití.

—Vaya... ¿Y con Rose?

—Va a saber que soy yo por la que le preguntaste los sitios. —Hice una mueca.

—Da igual, sis.

—Te diría de quedar con tus amigos directamente y así me lo quito de encima..., pero me da mucho corte.

Se sorprendió, pero dejó el tema estar:

—Oye, darling.

—Dime, Darling —respondí enseguida.

—¿Qué pensaste ayer cuando me tocaste por debajo de la camiseta? Sinceridad.

—Lo estaba recordando antes. —Me sorprendí ante la idea de que me hubiese leído la mente, y como respuesta, ofrecí—: Que me gusta; ojalá pudieses habértela quitado.

—Ndeaaa —seguía sin entender cómo es que él creía que aquello era una buena onomatopeya—, tengo barriguita... Me atrevo en mi casa —se ofreció como última instancia.

—Y yo también tengo lo mío —usé como respuesta—, por eso no quería que me tocases por delante pero sí la espalda.

—Qué va —negó, lo cual me parecía injusto, porque si él consideraba que yo no tenía tripa, yo podría haber dicho lo mismo. Lo que no me esperé fue que me hiciese una confesión—: Toqué un poco sin querer, y me gusta porque no estás raquítica y no tienes tanto como para decir que estás rellenita. Estás to' buena —añadió para quitarle hierro al asunto.

—Te quiero, Darling. —Fue lo que pude articular ante aquello, y enseguida me apresuré a seguir hablando antes de que él lo hiciera—: Pero no lo digas de vuelta; no digas «yo también». No me gusta cómo suena.

Me tranquilizó cuando manifestó que a él tampoco le gustaba, y supuse que las veces que lo había hecho había sido un acto automático del que no debía de haberse dado cuenta.

Till There Was You: Every Now and Then (Spanish Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora