Somewhere Only We Know - Keane
Es posible que lo que le voy a decir le parezca una locura.
Si es así me lo dice no más.
Pero no quiero andar con rodeos;
creo que estoy enamorado de usted.
Mario Benedetti
El día que le dije a Hope que yo estaba enamorada de él, que oficialmente yo había perdido la apuesta, se comportó de manera extraña.
Si bien es cierto que las últimas conversaciones que habíamos mantenido tras habernos visto por última vez y después de la llegada del COVID-19 a nuestro país no habían sido tan especiales como estábamos acostumbrados a que fuesen, no habían logrado desanimarme tanto como cuando lo llamé —me encantaba tener cualquier excusa para poder escuchar su voz— y, aunque me diese un poco de vergüenza al principio, confesé que había perdido la apuesta.
Lo llamé para informarle que ya estábamos juntos en esto y que ambos habíamos perdido para poder ganarlo todo.
Él no se animó demasiado.
Le pregunté qué ocurría.
Y se limitó a excusarse bajo un «es que ya me lo imaginaba».
De todas las maneras en las que pensé que él reaccionaría, jamás me imaginé que fuese como aquello.
Supongo que en ese momento estaba tan ilusionada con decirle al fin que mis sentimientos habían evolucionado que no me importó que no demostrase ninguna emoción real.
Probablemente lo atribuí al comportamiento genérico que tienen los chicos en cuanto a hablar sobre sus sentimientos. Pero lo cierto es que a Hope nunca le había dado vergüenza decirme que quería verme en repetidas ocasiones en un mismo día.
Darling, cuando te confirmé que estaba enamorada de ti por teléfono, la emoción y los nervios debieron de teñir mi voz, pero tú no actuaste sorprendido.
Como ya dije el día que nos conocimos,
Hope tenía unos ojos con un brillo..., como ver un incendio en la distancia.
El problema es que me acerqué.
Y me quemé.
Me terminé consumiendo por las llamas.
Y me enamoré.
Es decir, Darling, todo el mundo lo sabía:
Que el mar es azul, el cielo también, las estrellas son preciosas y que yo te amaba.
Tenía miedo, pero eso no significaba que no te desease a mi lado; al contrario, tenía miedo de quererte tanto... y aun así no quería irme, Darling.
Y es que sentía que explotaba de amor por él.
No lo culpé por no saber decirme nada más que «ya me lo imaginaba», pero sí fue una sensación agridulce para mí, porque estaba feliz de poder confirmar mis sentimientos, pero decepcionada porque él no se mostrase más animado.
Había llegado a la conclusión de que lo amaba el 20 de marzo, cuando me di cuenta de que no lo quería, pues eso se me había quedado pequeño.
Una vez leí que, cuando se está enamorado, es casi imposible escribir sobre amor, pues el corazón está más ocupado siendo feliz como para sacar tiempo y escribir sobre lo que está sucediendo.
Cada vez que un escritor nos defrauda no sacando nuevos libros, deberíamos atribuirle la culpa al amor.
Es un arma.
Y de doble filo en casi todos los casos, porque la subestimamos sin darnos cuenta de que, si nos damos la espalda, recibiremos un balazo.
Cuento todo esto porque había descubierto que estaba enamorada y que lo amaba, y ni yo ni mi pobre corazón teníamos tiempo de documentar todo lo que pasaba, pero, la manera por la que sé que empecé a idolatrar a Hope de manera diferente aquel día es porque creé un archivo.
A las 3:34 de la mañana.
Le asigné el título de «Me gusta».
Aunque en realidad él siempre me había gustado.
No quería que cualquier persona pudiese meterse en mi ordenador y averiguase mis sentimientos recién hallados en mi interior.
Lo único que escribí en aquel archivo fue: Somewhere Only We Know — Keane.
Es una de las canciones más románticas que conozco.
Debo suponer que la puse por eso, porque realmente he perdido muchos recuerdos.
Pero no sentimientos.
Eso nunca.
Pero no se lo dije a Hope.
No salió de mí decirle que lo amaba profundamente.
No se lo comenté básicamente porque ya le había dicho que había perdido la apuesta, es decir: estaba total y completamente segura de que me había enamorado.
Así que no me pareció que fuese buena idea anunciar algo así cuando me había dicho que no se sorprendía que hubiese perdido, que ya se lo imaginaba.
Lo que yo no me imaginaba era que una bala tuviese mi nombre.
Pero no el de Hope.
Yo no podía saber que la situación iba a cambiar de manera volátil.
Además, Darling, si te hubiese dicho que no veía el final de mi amor, que este era sempiterno, que gracias a ti había comprendido lo que era que le importases a alguien de verdad, probablemente habrías salido corriendo.
Pero no te equivoques; claro que te iba a dejar de amar en algún momento: cuando todas las estrellas del firmamento reventasen y nos quedásemos en completa oscuridad.
Supongo que ese pensamiento fue el causante de mi temor de aquel día:
—Hope —susurré, y mi corazón se movió más de lo normal cuando comprobó una vez más que, cada vez que reclamaba la atención de la persona que tenía delante, su reacción era inminente, como si hubiese estado esperando que lo llamase para poder mirarme y no parecer ansioso, como cuando nos mandábamos mensajes al principio, cuando nos conocimos.
—¿Recuerdas cuando dije que serías perfecto para un personaje que viviese entre una palabra y la siguiente? —Asintió, y yo juraría que mis pupilas se dilataron para no perder detalle de su reacción a lo que diría —: Te prometo que, algún día, conseguiré que alguien escriba nuestra historia.
Su respuesta fue acercarme a su cuerpo y besar mis nudillos.
Sentí su sonrisa sin tener que observar su rostro, y juré que, aunque tuviese que quemar el mundo y secar los mares con tal de encontrar a alguien que pudiese escribir nuestra historia, así lo haría.
Entonces todo se tornó oscuro y mi sueño cambió repentinamente.
ESTÁS LEYENDO
Till There Was You: Every Now and Then (Spanish Version)
Romance«Si cada canción que me recuerda a Hope fuese una estrella en el cielo, es posible que la noche fuese más brillante que el día». Cincuenta años después de la separación de una de las bandas que revolucionó la historia de la música, Destiny conoce a...