I am lost in a rainbow

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In This Shirt - The Irrepressibles

Tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada.

Mario Benedetti

El reloj marcaba las 0:09.

Tan solo llevábamos nueve minutos viviendo en el día 2 de aquel mes, pero ya los habíamos invertido en el otro: empezamos el día —o más bien la noche— junto a la persona con la que más hablábamos, tal y como nos acostumbramos a hacer en el tiempo en el que el universo nos acogió bajo la misma estrella.

—Si me vas a pegar, tendremos que vernos cara a cara —estaba diciendo él—, así que me renta la paliza.

Y sí, ya sé qué pensaréis: «¿ya lo estabas amenazando?» Pues sí.

—Maravillosa jugada. —Me mordí el labio—. ¿Tantas ganas tienes de repetir lo de ayer, Darling?

—Sí. —Y supe perfectamente que le brillaban los ojos allá donde estuviera.

—Bueno, yo también —admití—, pero ya he fangirleado suficiente por hoy con el dibujo.

A veces me daba demasiado miedo tentar a la suerte, que Hope solo fuese un sueño, y que de pronto me despertase, se desbozase.

(Si eso hubiese sido así, probablemente habría dejado por escrito el sueño en cuanto hubiese abierto los ojos).

Y como me daba pavor aquel pensamiento, no le respondí que él había sido un rayo de luz el día anterior, y que había sido algo que necesitaba pero que no lo había sabido hasta entonces.

Tenía miedo de decir algo que lo asustase y se fuese, que se escondiera lejos de mí.

Supuse que no era la respuesta que él quería escuchar de mí, porque se hizo un silencio entre nosotros.

Después de unos segundos, al fin anunció:

—Darling, me lo pasé muy bien, de verdad, ayer. —Parecía hasta ansioso porque creyese en sus palabras—. No lo digo por cumplir.

Y era cierto.

Lo dije unas cuantas páginas más atrás, el día que conocí a Hope, cuando os adelanté esto de él, y es que no era la clase de persona que te decía lo que querías escuchar, sino la que decía lo que pensaba, asegurándose de no perder su esencia de esa manera, no dejándola por el camino como desgraciadamente solía hacer la mayoría.

En realidad yo no estaba acostumbrada a quedar con nadie por muy bien que me cayese, pero con Hope fue diferente. Y es que con los días que pasaban, más crecían mis ganas de tocarlo. Y no solo porque quisiese asegurarme de que era real.

Tenía mis dudas por todas las cosas buenas que representaba, y era triste que me sorprendiera porque aquello dejaba entrever todavía más lo mal que me habían tratado en el pasado.

Pero lo cierto es que no creía que Hope fuese bueno, sino que lo era, y no para mis ojos exclusivamente, sino que cualquiera que lo viese habría pensado como yo.

Contesté que yo también me lo había pasado bien, y quise saber si volveríamos a vernos pronto:

—¿El viernes podrías tomar un autobús? ¿O es molestia? Podemos quedar el 14 si no.

Y lo que más me gustó fue que respondió a lo que le había dicho en el orden en el que lo había formulado:

—Creo que sí. El fin justifica los medios. También, también.

—Es que tampoco quiero que tengas que moverte tanto.

—No es tanto. —Y él tenía razón; no era una distancia muy significativa, pero Hope no iría a no ser que fuese a verme; solo venía por mí.

Till There Was You: Every Now and Then (Spanish Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora