¿La única solución?

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Hacia ya unos días del último enfrentamiento con Zelena

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Hacia ya unos días del último enfrentamiento con Zelena. Unos días sorprendentemente tranquilos aunque con cierta tensión en el aire. Y con Henry teniendo sus recuerdos las cosas parecían haber vuelto un poco a la normalidad. Un poco. Henry se quedaba en casa de Regina pasando alguna noche en el apartamento (aunque con la llegada del bebe tan cercana este empezaba a ser demasiado pequeño), Emma volvía a vivir con sus padres aunque con la idea de buscarse un apartamento propio pronto. Y Neal y Elia estaban en la habitación del hostal.

Elia se había sorprendido porque la habitación no era como en la que se habían quedado ella, su padre y Tamara, pues tenía tres camas individuales. Sin embargo, eso no ocupo mucho su mente pues todavía no podía dejar de pensar en lo que había sucedido en el puerto, en lo que ella había hecho. Hasta le había preguntado a las hadas.

—A veces... a veces la magia no se puede enseñar —había intentado explicarle Campanilla—, a veces solo es puro instinto. Tú querías proteger a tu hermano, como sea, y lo protegiste.

—Pero, ¿cómo? —preguntó Elia

Campanilla suspiro, meditando sus palabras.

—¿Sabes? Hay algo que se suele decir, que el amor es la magia más poderosa, ¿lo has oído?

—En Harry Potter.

El hada río levemente.

—Bueno, pues Harry Potter tenía razón —dijo—. El amor es una gran fuente de poder, y una gran motivación. No importa si es romántico, amistad o familiar.

—No sabía que quisiera tanto a mí hermano —murmuró Elia

—Bueno, a veces las personas nos sorprendemos hasta a nosotras mismas —dijo Campanilla

—¿Crees que podré volver a hacerlo? —preguntó Elia

—No lo sé, eso depende de ti —dijo Campanilla—. La magia puede ser impredecible.

Pero luego simplemente habían continuado con los hechizos básicos habituales. Elia también había vuelto a la tienda de su abuelo varias veces, le gustaba pasar tiempo con Bella. No solo investigando. Ambas se parecían mucho y habían congeniado. Bella rápidamente le había cogido cariño a la niña.

Aquel día, hacia ya casi dos horas que Neal había recibido el mensaje de Emma. Blanca estaba de parto, y el sabía que con los enanitos, Regina y los hombres alegres se habían organizado para proteger el hospital e impedir que Zelena cogiese al bebe. Neal no creía que pudiese hacer mucho más para ayudar que todos los que ya estaban, así que se había quedado con Elia y Henry en la cafetería. En cuanto lo avisaran por teléfono de que el bebe había nacido y era seguro, llevaría a Henry al hospital para que viera a su nuevo tío.

Sin embargo, fue Emma en persona quien apareció por la puerta de la cafetería y su rostro solo auguraba problemas. Neal suspiró

—Quedaos aquí —les dijo a Henry y Elia antes de levantarse

Fue donde Emma, en la entrada y se quedaron en la mesa de la esquina.

—No te va a gustar lo que te voy a decir —fue lo primero que dijo Emma

—¿Qué ocurre, Emma? —dijo Neal

—Zelena apareció en el hospital y cogió a mi... al bebe —dijo Emma—, y... me ha quitado mi magia.

—¿Qué? —dijo Neal—. ¿Y qué pasa ahora?

—Hay que impedir que Zelena haga su hechizo —dijo Emma

—Ya, claro, pero ¿cómo? —dijo Neal—. Si no tienes magia...

—Bueno, puede que aun nos quede una posibilidad —dijo Emma

—¿Qué posibilidad? —dijo Neal

—Pues... Elia —dijo Emma

—No —dijo Neal de inmediato—. No, no.

—Neal, te entiendo, a mi tampoco me gusta la idea, pero creo que no hay otra opción —dijo Emma—. Ya viste lo que puede hacer.

Neal resopló y negó con la cabeza. Se llevó una mano a la cara frustrado, tenía que haber otra solución, tenía que haberla. Colocó sus manos en si cintura mirando a Emma, esperando que dijera algo, esperando que hablara de otra opción. Pero no la había, por supuesto que no. Alguien más habló antes que él.

—Quiero hacerlo.

Neal ni siquiera sabía cuando se habían acercado Elia y Henry

—Ya, pues va a ser que no —dijo

—¡Papá! —exclamó Elia—. Por favor, se que puedo hacerlo. Se que puedo ayudar al abuelo.

—Elia, dijiste que no sabías como habías hecho esa magia —dijo Neal

—Pero hablé con las hadas —dijo Elia—. Creo... creo que si que puedo hacerlo, porque es para salvar al abuelo. Lo hice para salvar a Henry, y creo que también puedo hacerlo para salvarlo a él.

—Tiene que haber otra solución —dijo Neal mirando a Emma

—Lo siento, no creo que la haya, sin mi magia, y Regina no es lo suficientemente poderosa —dijo Emma—. Mira, no irá sola y solo actuará si es estrictamente necesario.

—No, no puedo... —dijo Neal

—Yo creo que Elia puede hacerlo, papá —dijo Henry—, yo creo en ella. Y se que mi madre, Regina, estará allí por si pasa algo.

Elia miró sorprendida a su hermano.

—Por favor, papá —dijo Elia— déjame intentarlo.

—No —dijo Neal—. Lo siento, Emma, pero hay que pensar otra cosa.

—Está bien, no pasa nada —dijo Emma. A ella tampoco le hacía gracia dejar que una niña de nueve años se enfrentase a Zelena, a pesar de la última vez—. Pero si hacemos otra cosa, hay que pensarla rápido.

ONCE UPON A TIME (NEAL'S DAUGHTER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora