Maldición del sueño

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—¡Papá! —exclamó Elia cuando llegaron al apartamento de los Nolan

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—¡Papá! —exclamó Elia cuando llegaron al apartamento de los Nolan.

Con todo el pueblo dormido (al menos los que no habían pasado por una maldición del sueño), al ahora cuarteto de villanos se había acercado con la niña al apartamento a buscar la página. Según Regina, Henry la tenía allí, aunque esperaba que su hijo hubiera sido lo suficiente inteligente como para darse cuenta de lo que había pasado y la hubiera escondido.

El apartamento estaba vacío, salvo por Neal y Emma dormidos en el sofá junto a la ventana. Elia se apresuró a correr hasta su padre.

—¡Papá! —Elia le sacudió el brazo—. ¡Despierta! ¡Despierta, por favor!

—No va a despertar, Elia —dijo Gold, mientras miraba por el apartamento buscando a por lo que habían ido.

—Papá, por favor —dijo Elia desperada, al borde de las lágrimas. Miró a Emma, quizá... Ella era la salvadora. Sacudió su pierna—. ¡Emma! ¡Despierta!

Pero ninguno de los dos despertó.

—La salvadora parece menos amenazante en este estado, ¿verdad? —dijo Maléfica

—Te engañaría si te dijera que no deseo retorcerle el pescuezo ahora mismo —dijo Cruella

Elia se puso delante de su padre y Emma, con la intención de protegerlos, pero fue Regina desde el otro lado del apartamento la que habló:

—Ni se te ocurre pensar en eso.

Los otros tres se giraron a mirarla.

—Coincidiréis conmigo que asesinar a la salvadora sería una imprudencia —dijo Regina

—En eso has acertado, pero no en la ubicación de la página —dijo Gold

Elia vio como su abuelo, Maléfica y Cruella se acercaban a Regina, dándole la espalda. Miró la puerta que habían dejado abierta y miró a su padre. No quería dejarlo así, no con ellos ahí, pero no sabía que podía hacer para ayudar a su padre y Emma. Aunque parecía que no iban a hacerle nada a Emma y quería creer que su abuelo no dejaría que le hicieran nada a su padre a pesar de todo.

Se secó sus húmedos ojos y miró a su padre haciéndose una promesa silenciosa de que volvería. Antes solo necesitaba encontrar a alguien más que estuviese despierto, alguien que pudiera ayudarle. Se empezó a mover despacio hacia la puerta. Miró hacia los otros cuatro, todavía tenía riesgo de que Regina pudiera verla. Y efectivamente lo hizo.

Pero Regina no dijo nada. Solo siguió hablando con los otros, y aunque Elia estaba confundida por ello, le dio la impresión de que los estaba distrayendo, dándole tiempo a escapar. No sabía porque lo hacía, pero aprovechó la ocasión. Consiguió llegar a la puerta sin llamar más la atención. Y una vez fuera echó a correr. Bajó las escaleras y salió a la calle.

Corrió por la silenciosa calle. Había gente dormida en las aceras, en sus coches, en los comercios y en la cafetería. Pero no dejó de correr, desesperada por encontrar alguien despierto. Se le ocurrió que quizá podía ir al convento. Quizá las hadas habían podido protegerse, o al menos, puede que pudiera encontrar algo allí que la ayudara. Pero iba tan rápido que al doblar una esquina no le dio tiempo a frenar y chocó con alguien. Sin poder evitarlo, se tambaleó y cayó al suelo.

ONCE UPON A TIME (NEAL'S DAUGHTER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora