Más magia

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—¡Emma! —exclamó Blanca cuando llegaron a la mansión justo en el momento en que Emma y Elsa salían por la puerta

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—¡Emma! —exclamó Blanca cuando llegaron a la mansión justo en el momento en que Emma y Elsa salían por la puerta. David, Henry y Neal la seguían.

Madre e hija se apresuraron a abrazarse.

—¿Lo has hecho? —preguntó Blanca

—No, no —dijo Emma—. Gracias a Elsa.

—Cuanto me alegra oír eso —dijo Blanca, todavía aferrando a su hija—. Por favor, no cambies.

—No quiero hacerlo —dijo Emma separándose

—Te queremos con o sin magia —dijo David

—Lo se —dijo Emma, y miró a Henry antes de abrazarlo con una gran sonrisa—. Hola, hijo, ¿qué tal estás?

—Contento de verte bien —dijo Henry

Finalmente, madre e hijo se separaron, y Neal se adelantó también para abrazar a Emma. No se necesitaron palabras, solamente se abrazaron. Lo necesitaban. Neal lo necesitaba. Aquellas horas habían sido malas. Saber que ella sufría, que no podía ayudarla. Había sido casi peor que aquellos once años que estuvieron separados. Al separarse, él si que habló.

—¿Y tú magia? ¿Vuelves a controlarla?

Emma sonrió levemente mirándolo. Y Neal también sonrió, asintiendo, como queriendo transmitirle que no tenía ningún problema con ello.

—Claro que la controlo.

Emma se volvió remangándose y colocándose al límite de las escaleras de la entrada. Con las palmas de las manos hacia arriba, movió los dedos y de sus manos surgió una luz de colores que rápidamente iluminó el cielo de la noche con algo parecido a una aurora boreal. Luego, esta se convirtió en fuegos artificiales que estallaron en el cielo. Neal sonrió y miró a Emma, a su lado, que miraba su propia obra sonriendo. Y mientras levantaba una vez más la vista a los fuegos artificiales bajó su mano para tomar la de ella, entrelazando sus dedos con los de ella, recibiendo un suave apretón de Emma.

—Neal... ¿seguro que no te importa que siga teniendo mi magia? —le preguntó Emma más tarde cuando se alejaban de aquella mansión, habiéndose quedado un poco más atrás que el resto.

—No —dijo Neal—. No quería que renunciaras a tu magia, Emma.

—¿Ah, no? —preguntó ella

—Me estoy esforzando por aceptar la magia —dijo Neal—. También puede hacer cosas buenas, ahora lo veo. Y es parte de ti. Parte de Elia. No puedo pediros que renunciéis a una parte de vosotras.

Emma sonrió, y aunque se percató del hecho de que no había mencionado a su padre, decidió que era mejor no decir nada.

Cuando Elia llegó a casa de su abuelo, notó que estaba muy silenciosa. No había luces encendidas. Así que supuso que nadie más había llegado todavía. Subió casi corriendo hasta su habitación. Enseguida lo vio. Algo brillaba encima de su cama. Se acercó y vio que era como un colgante. Frunció el ceño. Se parecía a lo que había visto bajo las tablas del porche de aquel hombre. Pero si era lo mismo, ¿cómo había llegado hasta allí?

Era una pregunta tonta. Allí no parecía respetarse mucho la lógica. Pero no dejaba de ser raro. Tomó el colgante entre sus manos y lo observó con detenimiento. Parecía hecho de plata y en el centro, había una brillante gema rojo oscuro. Y era mágico. De alguna forma, podía percibir el poder que desprendía. Era como una sensación, algo agradable. Pero no estaba segura de si era algo bueno o malo. Decidió guardárselo en el bolsillo. Podría preguntarle a su abuelo por él.

—Bella tenía razón, mi tía ha lanzado ese maleficio —dijo Elsa. La noche había pasado y se habían reunido en la torre del reloj observando como aquella nube brillante se acercaba cada vez más a la ciudad.

Blanca tomó los prismáticos para mirar.

—El maleficio de la vista hecha añicos —murmuró

—Abriremos minas y criptas para escondernos —dijo David

—Se trata de magia —dijo Regina—, no lo pararán los techos. Ya ha comenzado.

—Habrá algo que podamos hacer —dijo Neal—. ¿Cuánto tiempo tenemos?

Regina observó el maleficio una vez más.

—Parece que hasta el ocaso —dijo—. Unos a otros, en esta ciudad, se despedazaran.

—Vale, se como salvarnos —dijo Emma—. Salgamos de la ciudad.

ONCE UPON A TIME (NEAL'S DAUGHTER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora