Piratas

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El encuentro con Regina no había logrado mucho

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El encuentro con Regina no había logrado mucho. Encontrarla había sido una tarea difícil, pero finalmente lo lograron. Resultó que el pasado de Baelfire no era tan diferente del de su contraparte real; en ambas vidas había pasado por una época oscura, huyendo del legado de su padre. Durante ese tiempo, había vivido entre ladrones y sinvergüenzas, como Robin Hood, quien fue su enlace para dar con Regina. Él les había informado de la zona aproximada por donde solía moverse ella.

Regina, por supuesto, no les había creído ni una palabra. Pero lo peor fue que, durante su intento de convencerla, se cruzaron con la temible Reina Blanca. Escaparon por los pelos, pero en la confusión se separaron de Regina.

Ahora, el grupo seguía su camino hacia una de las ciudades costeras, con la esperanza de tomar un barco que los llevara al Mar Sin Fondo, donde creían que Emma estaba prisionera. Henry y Elia estaban convencidos de que su suerte había cambiado cuando divisaron el Jolly Roger en el puerto. Baelfire, sin embargo, no compartía su entusiasmo al reconocerlo.

—Deberíamos buscar otro barco —murmuró Baelfire, manteniendo la voz baja mientras los observaba.

—¿Por qué? —preguntó Elia, frunciendo el ceño—. Pensé que Garfio era tu amigo.

—Nunca he sido amigo de un pirata —replicó Baelfire con un tono agrio, como si esas palabras despertaran viejas heridas.

—No te preocupes, papá, Killian nos ayudará —dijo Henry con seguridad—. Ya lo verás. En realidad, os lleváis bastante bien.

Baelfire suspiró, resignado. Hacía rato que había dejado de corregir a los niños cada vez que lo llamaban "papá". Era extraño, pero desde que emprendieron ese viaje, había comenzado a confiar en ellos de una manera que no lograba explicarse.

Cuando Henry y Elia corrieron hacia la cubierta del barco, Baelfire los siguió con pasos más cautelosos, su mano descansando instintivamente sobre la empuñadura de su espada.

En la cubierta, un hombre joven de aspecto rudo los recibió. Su cabello oscuro caía desordenado sobre su rostro, y la mano que debía empuñar una espada era, en su lugar, un garfio brillante.

—Cuidado, nadie pisa la cubierta del Jolly Roger sin la invitación de su capitán —dijo el hombre, su voz sonaba más suave de lo que Baelfire habría esperado de un pirata.

Baelfire se mantuvo a cierta distancia, observando todo con desconfianza.

—¿Nos vas a hacer caminar por la plancha? —bromeó Henry, confiado, con una sonrisa traviesa.

—Depende de qué queráis aquí —respondió Garfio, ladeando la cabeza, evaluando a los recién llegados.

—¡Necesitamos un barco que nos lleve al Mar Sin Fondo! —exclamó Elia con entusiasmo.

El rostro de Garfio se ensombreció.

—Esas aguas son traicioneras —dijo con un leve temblor en la voz—. Tendría que haber algo de mucho valor para que el viaje merezca el riesgo.

ONCE UPON A TIME (NEAL'S DAUGHTER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora