Preparativos

46 6 0
                                    

—Una solución poco práctica —dijo Regina observando el imponente muro de hielo ante ellos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Una solución poco práctica —dijo Regina observando el imponente muro de hielo ante ellos. Habían llegado todos a la linde de la ciudad con cuerdas, picos y lo que necesitaran para intentar salir de la ciudad. Henry y Elia estaban allí también, y Leroy.

—Usaremos la fuerza bruta si es necesario —dijo Emma

—Si lo escalamos, haremos un armazón y subiremos uno por uno —dijo Leroy

—David, mucho cuidado —dijo Blanca mientras él se adelantaba con un rollo de cuerda y un pico hasta la pared de hielo.

David alzó el pico para golpear con fuerza la pared, y nada más dar el golpe, resonó un estruendo, David cayó al suelo y una nueva pared de hielo surgió del suelo ante ellos.

—¡David! —exclamó Blanca corriendo hacia él. Emma, Elsa y Leroy también lo hicieron, mientras Neal y Regina se quedaban atrás con Henry y Elia

—¿Estás bien? —preguntó Emma

—A esa muralla le importa muy poco la fuerza bruta —dijo Regina mientras David se levantaba con esfuerzo.

—Elsa, no, para ¡déjalo! —dijo Emma cuando vio que Elsa se agachaba mirando una grieta que acababa de abrirse—. Podría reaccionar otra vez.

—Es el collar de Anna —dijo Elsa que ahora sostenía algo en sus manos—. Creí que nunca lo encontraría. Es un milagro.

—Me alegro, pero por el sentimentalismo no te juegues la vida —dijo Emma

—Es una señal, Emma, de que vamos a ganar —dijo Elsa

—Si que os dado fuerte con la esperanza —dijo Regina

—Si queréis ganar, no perdamos el tiempo —dijo Emma—. Mamá, papá, Leroy, contad lo que ocurre. Que todos permanezcan separados de sus seres queridos. Neal...

—Iré al puerto —dijo este—. Quizá podamos irnos en los barcos.

Emma asintió de acuerdo.

—Avisaré a Robin —dijo Regina—. Su campamento está cerca.

—Vale, vete —dijo Emma—. Elsa y yo hablaremos con Gold.

—Os acompañaré primero —dijo Neal—. Mi padre me dijo que podía dejar a Elia y Henry con él, que los protegería

—No, Henry viene conmigo —dijo Regina—. Yo puedo protegerle.

Neal abrió la boca para discutirlo, pero fue Henry quien habló primero.

—Está bien, papá —dijo Henry—. Ella me protegerá.

Gold no estaba en su tienda. Bella si, y Elia se quedó con ella mientras su padre se iba. Elsa y Emma por otro lado, pudieron conseguir un hechizo localizador para usar con el collar de la hermana de Elsa y encontrarla, así que pronto Bella y Elia se habían quedado solas en la tienda.

Bella entró a la trastienda, donde Elia estaba sentada en el catre, con la mirada baja y las manos juntas.

—¿Y ahora qué? —preguntó Elia—. Papá dijo que el abuelo podía protegernos, pero no está.

—Luego vendrá, no te preocupes, Elia, todo saldrá bien —dijo Bella sonriendo—. Yo tengo que ir a la Abuelita, tengo que reunirme con las hadas. Ven conmigo. Le esperaremos allí.

Elia estaba fascinada al llegar a la Abuelita. Las hadas habían montado como un laboratorio en la cafetería para empezar a preparar el antídoto. Era increíble. Era magia, aunque parecía ciencia. Nova, una de las hadas, la invitó a acercarse junto a ella y dejarle observar el proceso de cerca mientras le explicaba lo que estaba haciendo.

Su abuelo no tardó en llegar. Aunque, por petición de Bella y para consternación de las hadas, se quedó esperando sentado en una de las mesas.

—¿Puedo ayudar? —preguntó Elia

—Lo siento, Elia —dijo Nova—. Pero tenemos que hacerlo rápido y es mejor que nos encarguemos nosotras. Pero puedo enseñarte más otro día.

—Está bien, lo entiendo —dijo Elia

—Elia —la llamó su abuelo. La niña se giró a mirarlo, el y Bella estaban en la puerta—, tenemos que irnos.

—¿Por qué? Si están haciendo el antídoto —dijo Elia

—Mejor no arriesgarnos —dijo Gold—. Vamos

Elia suspiró y se apresuró a seguir a su abuelo y Bella. En cuanto llegaron a la tienda, Gold se aseguró de ponerlas a ambas bajo un profundo sueño. Todavía les afectaría el maleficio, pero estando dormidas no podrían hacer nada. Todavía faltaban Bae y Henry.

Cuando el maleficio hiciera efecto, todos estarían distraídos por sus efectos. El podría buscar a su hijo, y mandaría al pirata a buscar a su nieto. Luego solo tendría que aplastar el corazón de Garfio y podría irse de Storybrooke con su familia. Les diría que lo intentó, pero que no pudo salvar a nadie más. Sería un héroe para ellos.

ONCE UPON A TIME (NEAL'S DAUGHTER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora