Secuestro

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Maléfica

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Maléfica.

Era sencillamente increíble, pensó Neal.

Como si no tuvieran suficiente con Ursula y Cruella que, efectivamente, ahora sabían que en realidad no habían cambiado, ni querían hacerlo. Y por si eso fuera poco, habían invocado, resucitado o lo que fuera a Maléfica. La reina de las nieves había sido una cosa y relativamente fácil, pero esas tres juntas, aunque él ni siquiera las conocía, iban a ser otra cosa. Para empezar, ya al parecer esas tres habían causado todo un alboroto en la cafetería la noche anterior.

Y Regina con ellas. Que al parecer se había infiltrado para descubrir cuales eran sus planes. No parecía un mal plan, pero la idea no le gustaba nada a Emma.

-Emma, cálmate -Neal intentó tranquilizarla-. Regina sabe apañárselas. Puede que no le haya ocurrido nada.

-Eso no lo sabemos -dijo Emma-. No está en casa ni en su despacho. Veremos en la cripta, pero...

-Temes lo peor -dijo Neal-. Lo entiendo. Pero ella se ofreció.

Eso habían dicho Blanca y David, ya que ellos no habían llegado a hablar con ella antes de que hiciera nada.

-No dejo de pensar que si su tapadera ha colado, que si tiene controlada la situación, ¿por qué narices no ha vuelto?

-Sabes que no es tan fácil -dijo Neal-. Tienen que creer que es una de ellas, no puede dejarse ver con nosotros así como así.

-Solo... tengo un mal presentimiento sobre eso, ¿sabes? -dijo Emma

-Bueno, no es raro, yo también -dijo Neal-. Pero creo que debemos confiar en Regina.

Por fin esa noche habían quedado en reunirse con Regina en la biblioteca. Neal sabían que debían ser discretos y no ir demasiados, y como tanto Emma como sus padres insistían en ir, el decidió que mientras tanto tenía que aprovechar para intentar saber más de esas tres. Por supuesto sabía que era malas. Estaba claro que Regina las conocía. Y Blanca y David no habían dejado de insistir en ello, aunque sin un motivo concreto. Decían no conocerlas mucho, pero habían estado un poco raros los últimos días.

Pero más de allá de eso, su conocimiento de las tres mujeres se limitaba a las películas Disney. Casi todos los habitantes de Storybrooke eran muy posteriores a él. Y había aprendido lo suficiente de Storybrooke para saber que la realidad no siempre coincidía con los cuentos. El mismo era la prueba. En ninguna versión del cuento Rumpletiltskin tenía un hijo.

Y sabía con quien podía hablar de Maléfica. Además, pensó que debía advertirles de la presencia de la villana. Phillip y Aurora se habían instalado en un pequeño apartamento cerca de la calle principal con su bebe. Lo pagaban gracias a que Phillip era uno de los nuevos ayudantes del sheriff, solo que solía ocuparse de los delitos normales mientras Emma y David estaban con la amenaza de turno.

-¡Neal! -saludó Aurora con alegría cuando le abrió la puerta con su bebe en brazos

Neal sonrió. A pesar de que sabía que estaban allí desde que se había conjurado la segunda maldición, la verdad es que sus caminos no se habían cruzado demasiado. Quizá debía haberlos visitado más. Todavía estaba agradecido con ellos y Mulan por como lo habían ayudado en el bosque.

-Hey -dijo Neal pensando como sacar el tema

-¿Es un poco tarde, no? -preguntó Aurora

-Si, perdona, quería haber venido antes -dijo Neal-. De todas formas, creo que hay algo que deberíais saber.

-¿Qué ocurre? -dijo Aurora

-¿Puedo pasar? -Neal pensó que era mejor hablarlo dentro de la casa

-Si, si, claro -dijo Aurora haciéndose a un lado

La princesa cerró la puerta tras entrar Neal y lo acompañó a una pequeña sala de estar. Phillip no tardó en aparecer, saludándolo también. Hablaron un poco, poniéndose al día, pero enseguida Neal decidió que tenía que decir lo que había ido a decir.

-Supongo que conocéis a Maléfica -dijo Neal, intentando empezar despacio.

El rostro de Aurora cambió por completó. Se tensó y colocó una mano sobre la cabeza de su bebe, como tratando de protegerlo de la sola mención de la villana. Fue suficiente respuesta para Neal

-¡Papá, papá! -Elia alcanzó corriendo a su padre, cerca de la tienda de antigüedades. Era el día siguiente y no había buenas noticias. Por eso Neal se dirigía a la tienda junto a Emma, Garfio, Blanca y David.

-¡Elia! -dijo Neal-. Deberías estar con Henry, en su casa.

-¡Pero...! ¿Es verdad? -dijo Elia agitada-. ¿Se han llevado a Pinocho?

Neal miró a los otros y suspiró. Volvió a mirar a su hija y asintió.

-Si, lo siento...

-¡Tienes que encontrarlo, papá! ¡Tienes que hacerlo!

-Estamos buscándolo -dijo Neal

No, Neal decidió que su hija no necesitaba saber el plan de Regina de infiltrarse, que eso había echo que la obligasen a secuestrar al niño para demostrar que estaba de su lado o sobre el mensaje de Regina en que les indicaba que Gold había vuelto a la ciudad.

-¿Lo encontrarás, de verdad? -dijo Elia

-Te lo prometo -dijo Neal

-Quiero ayudar, papá -dijo Elia

-Elia, no...

-¡Por favor! -suplicó Elia-. Es mi mejor amigo. Tengo que ayudarle.

-No, Elia -dijo Neal-. Vuelve con Henry

La niña finalmente asintió resignada. Y los vio alejarse y luego entrar a la tienda de antigüedades. Pero ella había tomado una decisión. Y no era volver con Henry. Tenía que ayudar a su amigo. En su corta vida había tenido pocos amigos, pero Pinocho había sido el mejor de todos. Lo encontraría.

ONCE UPON A TIME (NEAL'S DAUGHTER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora