En el universo de Haikyuu..
Mai Sakurai una chica alegre y competitiva vuelve a su pais de origen luego de 8 años de vivir en Estados Unidos y jugar como capitana en el equipo femenino de Voley. Vuelve con ganas de jugar en un equipo y ser la mejor...
Tocaron la puerta principal de mi casa, haciendo que vaya a zancadas a abrir.
-Llegaste.- Le dije abriendole la puerta.
Dejando a ver a cierto castaño, que por cierto se veia demasiado nervioso.
-S-Si ¿No lle-llegue tarde o si?- Pregunto nervioso.
Yo solte una risa.
-Tranquilo Noya, pasa, mis padres estan trabajando.- Le hice un ademan para que pase y eso hizo, lo hizo un poco temoroso.
El parecio analizar toda mi casa, con cara de soprendido.
-Vamos a mi habitacion que esta arriba- Le avise, subiendo las escaleras.
-¿Tu-Tu habitacion?- Pregunto nervioso el castaño, quedandose estatico en la entrada.
-¡Apurate Noya!- Le dije, ya estando arriba.
Nishinoya
Estar a solas en la casa de Mai me ponía extremadamente nervioso. Aún más sabiendo que sus padres no estaban y que íbamos a estudiar en su habitación.
Ni en un partido me sentía así. ¿Qué me pasaba?
Hace unos días, le había pedido a Mai que me ayudara con inglés, ya que ella tenía un promedio alto por obvias razones. Yo pensé que estudiaríamos en el club, pero ella me invitó a su casa. No me quejaba, pero los nervios no me dejaban tranquilo.
Solté un suspiro, intentando calmarme, me di una cachetada en el rostro y subí las escaleras. Vi una de las puertas abiertas y supuse que era la habitación de Mai. Me adentré y la vi sentada en el suelo junto a una pequeña mesa. La mesa estaba decorada con una planta en el centro y estaba llena de hojas de estudio, junto a utiles rosados.
Mai levantó la mirada y me sonrió. Su cabello blanco brillaba con la luz que entraba por la ventana. Me acerqué lentamente, sintiendo un torbellino de emociones.
-¿Listo para estudiar Noya?- dijo con una sonrisa y señalando las hojas de estudio.
-Si no me queda de otra- solte levantando los hombros resignado.
Ella solto una risa sutil, lo que me hizo festejar ligeramente en mis adentros.
Me sente frente a ella. Traté de concentrarme en las hojas de estudio, pero no podía evitar mirarla de reojo, ver como se acomodaba el cabello poniendolo detras de su oreja o como mordia la punta de su lapiz debido a la concentracion. Había algo en estar aquí, en su espacio personal, que hacía que mi corazón latiera más rápido.
—No te preocupes, va a ser fácil —dijo, como si pudiera leer mis pensamientos—. Empecemos con algo sencillo.
Sacó un libro de gramática y comenzó a explicarme los conceptos básicos. Su voz era suave y paciente y poco a poco, mis nervios se fueron disipando, al sentirme mas comodo con ella.
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