Cap 40: Reconfortacion

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Mai

Otro partido perdido, estaba a punto de rendirme y no correr la colina, pero me abofeteé mentalmente y lo hice. Al llegar a abajo, me tiré al césped totalmente agotada.

—Creo que he corrido más en estos dos días que en toda mi vida entera —dije jadeando, sintiendo el sudor recorrer mi frente.

Kageyama se acercó y me pasó una botella de agua.

—¿Te tirarás al suelo cada vez que perdamos? —preguntó, con una mezcla de preocupación y curiosidad en su voz.

—Sí —respondí, recomponiéndome y sentándome para tomar la botella más a gusto.

El cielo se pintaba de anaranjado, dejando ver un atardecer hermoso. Las nubes se teñían de tonos rosados y dorados, y la brisa fresca hacía que el momento se sintiera casi mágico, a pesar del cansancio acumulado.

—Es un hermoso atardecer —murmuré, más para mí misma que para Kageyama.

Kageyama se sentó a mi lado, ambos mirando el horizonte en silencio. El agotamiento parecía desvanecerse un poco mientras contemplábamos la escena.

—Estás mejorando muchísimo, Tobio —dije, rompiendo el silencio mientras mantenía la mirada fija en el atardecer.

—Tú también, Mai —respondió de la misma forma.

Ambos nos quedamos en silencio un momento más, disfrutando del paisaje y del mutuo apoyo. Luego, me levanté y extendí la mano para ayudar a Kageyama a levantarse.

—Vamos, hay que volver al gimnasio antes de que se preocupen por nosotros —le dije con una sonrisa.

Kageyama tomó mi mano, y al ayudarlo a levantarse, quedamos muy cerca el uno del otro. Sentí su respiración mezclarse con la mía, y nuestros rostros quedaron a apenas unos centímetros de distancia.

Nuestros ojos se encontraron, y por un instante, el mundo pareció detenerse. Kageyama me miró fijamente, y luego, con una voz suave y sincera, dijo:

—Tienes unos ojos hermosos, Mai.

Mi corazón dio un vuelco, y no pude evitar sonrojarme ante su inesperado halago. Sentí cómo el calor subía a mis mejillas, y traté de mantener la compostura.

—G-Gracias, Tobio —murmuré, sin poder apartar la mirada de sus ojos azules.

El momento se mantuvo por unos segundos más, ambos atrapados en la intensidad del instante. Luego, Kageyama soltó una ligera risa nerviosa y apartó la mirada, rascándose la nuca.

—Vamos, que los demás nos estarán esperando —dijo, dando un paso hacia atrás para romper la cercanía.

Asentí, aún sintiendo el latido acelerado de mi corazón, y comenzamos a caminar de regreso al gimnasio, el atardecer pintando el cielo a nuestras espaldas y dejando un rastro de colores cálidos que reflejaban la calidez del momento compartido.

Los momentos que compartia con Kageyama no tenian nada que ver con los que me pasaba con Kuroo, con el pelinegro se sentia demasiada tension entre los dos pero con Kageyama era algo diferente, algo que no lograba decifrar y algo parecido me pasaba con Nishinoya.

Los momentos que compartia con Kageyama no tenian nada que ver con los que me pasaba con Kuroo, con el pelinegro se sentia demasiada tension entre los dos pero con Kageyama era algo diferente, algo que no lograba decifrar y algo parecido me pasaba...

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Entre redes y corazones- Haikyuu!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora