Cap 38: Campamento de entramiento P2

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Mai

—¿Mai?— preguntó sorprendida Shimizu, abriendo la puerta.

—Sorpresa...— dije moviendo mis manos y fingiendo una sonrisa.

—¿Qué haces aquí, Mai? ¿Está todo bien?— preguntó preocupada, dando un paso hacia afuera.

—S-Sí, solo es que...— traté de explicar, pero las palabras no salían de mi garganta; parecía que se quedaban atoradas ahí—. Perdón, Kyoko, no sé por qué vine—. solté un suspiro y me giré para irme.

—¡Espera, Mai!— me llamó la pelinegra, por lo que me giré a verla—. Puedes contarme lo que sea, puedes confiar en mí, Mai— dijo Shimizu.

No pude evitar que mis ojos se pusieran llorosos y me abalancé abrazándola fuertemente. Shimizu, ya acostumbrada a mis abrazos, me dio palmaditas en la espalda.

—G-Gracias, Kyoko— le dije con la voz temblorosa, aun aferrada hacia ella.

Cada vez que volvía a mi caparazón de no querer contarle nada a nadie, estaba Shimizu para mí, esperando pacientemente a que yo me abriera con ella. Siempre me había demostrado estar para mí desde el día uno y, aun así, no podía terminar de abrirme completamente con ella. La apreciaba mucho, especialmente por cómo siempre estaba para mí a pesar de mis cambios de humor o de no contar tanto las cosas.

Ahora me encontraba en la habitación de Shimizu, contándole cada parte de mi vida, desde que viví en Estados Unidos con mi anterior equipo y lo mal que lo pasé, hasta ahora, donde hacía algunas horas me había encontrado con Tsukishima

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Ahora me encontraba en la habitación de Shimizu, contándole cada parte de mi vida, desde que viví en Estados Unidos con mi anterior equipo y lo mal que lo pasé, hasta ahora, donde hacía algunas horas me había encontrado con Tsukishima.

—Y pues, me largué. No lo quería ver por nada del mundo, por lo que terminé aquí, en tu casa—dije, soltando una sonrisa nerviosa.

—Wow, sí que te han pasado demasiadas cosas con los chicos desde que llegaste—dijo sorprendida por toda la información que le había comentado—. Había notado cierto interés por parte de Kageyama y Nishinoya, pero ¿Tsukishima? Eso sí que no me lo esperaba, en cuanto a Kuroo se le notaba a kilometros.—dijo.

Me agarré la cabeza frustrada y me tiré de espaldas en su cama, al lado de ella.

—No sé cómo manejar todo esto—dije, removiendo mis cabellos—. Sabes, es la primera vez que me pasa todo esto. No había dado un maldito beso desde primaria—dije, sentándome de nuevo.

Shimizu sonrió con suavidad y se sentó a mi lado, apoyando una mano en mi hombro.

—Es normal sentirse abrumada, Mai. Estás lidiando con muchas cosas nuevas al mismo tiempo. Los sentimientos, las relaciones, el equipo... —dijo con calma.

—¿Qué se supone que tendría que hacer? —pregunté, la desesperación evidente en mi voz.

Ella se quedó en silencio unos momentos, pensativa.

Entre redes y corazones- Haikyuu!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora