Cap 51: Sombras de un amanecer

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 Omniscente

El sol brillaba intensamente sobre la cancha de la preparatoria de Nekoma, donde el equipo de Karasuno se había reunido para uno de los entrenamientos más importantes antes de las eliminatorias. La tensión y el entusiasmo se mezclaban en el aire mientras los jugadores de Karasuno, Fukurodani y Nekoma se preparaban para una serie de partidos que serían cruciales para su preparación.

Mientras los equipos se acomodaban, una figura familiar apareció a lo lejos, corriendo hacia el grupo con una energía desbordante.

—¡Mai!— gritó Bokuto, con una amplia sonrisa que iluminaba su rostro mientras corría hacia ella con los brazos abiertos, como si no hubiese visto a la menor en años.

—¡Bokuto!— respondió Mai, corriendo hacia él con la misma emoción. A pesar de que ambos sabían que no había pasado tanto tiempo desde su último encuentro, la intensidad entre ellos hacía que cada reunión se sintiera como un reencuentro después de una eternidad.

Bokuto la levantó del suelo en un abrazo firme, girando un par de veces mientras la sostenía por la cintura. El ambiente ligero y alegre entre ellos contrastaba con la seriedad del entrenamiento que los esperaba.

—¡Te he echado mucho de menos, Mai!— exclamó Bokuto, aún abrazándola con fuerza.

—Yo también, pequeño búho,— respondió Mai con cariño, utilizando el apodo que había inventado para él. Bokuto era como un rayo de sol en su vida, siempre animándola con su energía positiva.

—Parece que no se hubiesen visto por años, exagerados,— intervino Kuroo, acercándose con su característica sonrisa ladina.

—Shh, callate tú, envidioso. Mai me deja que la abrace así porque sabe que soy el mejor,— presumió Bokuto, aún aferrado a ella como un niño pequeño, mirándolo con una sonrisa victoriosa y sacándole la lengua como si fueran niños en un patio de juegos.

Kuroo soltó una risa suave, observando la escena con ojos astutos. —Si tú supieras, Bokuto...— comentó con un tono travieso, echando una mirada significativa a Mai.

Mai sintió el calor subir a sus mejillas, poniéndose roja cual tomate al entender perfectamente la insinuación de Kuroo. A pesar de su habitual confianza, esa mirada de Kuroo siempre la desconcertaba.

—V-Vamos al gimnasio,— dijo Mai, tratando de ocultar su nerviosismo mientras se soltaba del abrazo de Bokuto y se dirigía rápidamente hacia el gimnasio, evitando cualquier otra insinuación.

—¿Si yo supiera que?— pregunto desconcertado Bokuto.

A lo lejos, Kageyama observaba la escena con una mezcla de incomodidad y molestia. No podía evitar sentirse irritado al ver lo cercanos que eran Bokuto y Kuroo con Mai, cómo la abrazaban y la hacían reír de una manera que él nunca había logrado. Había algo en esa relación que le hacía sentir un nudo en el estómago, aunque no quería admitirlo.

Kageyama sabía que sus posibilidades con Mai eran casi inexistentes ahora, especialmente después de la discusión que habían tenido. Desde ese día, la distancia entre ellos se había vuelto cada vez más palpable. Apenas se hablaban en los entrenamientos, y cuando lo hacían, era solo para lo estrictamente necesario. Se sentía como si Mai fuera una extraña, y eso lo frustraba más de lo que quería admitir, ya que sabia que era su culpa y no sabia como remediarlo.

—Mira, no me caes muy bien, pero ni te esfuerces, Rey de la Cancha. Créeme, ya lo intenté,— dijo Tsukishima, apoyando una mano en el hombro de Kageyama con una expresión que mezclaba burla y resignación.

Kageyama lo miró con el ceño fruncido, confundido por el comentario. —¿Qué dices, Tsukishima?— respondió con irritación, quitando bruscamente la mano del rubio de su hombro.

Entre redes y corazones- Haikyuu!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora