Cap 63: A tiempo

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Mai

Después de la pelea de ayer, estaba más decidida que nunca: iba a jugar contra el Shiratorizawa. Me alisté rápidamente, empaqué las cosas necesarias y bajé las escaleras casi corriendo, mi corazón latiendo con fuerza. Al llegar al primer piso, noté a mi padre sentado en el sofá, leyendo el periódico con su típica expresión serena, como si nada hubiera sucedido la noche anterior.

—Nos vemos más tarde... —dije sin esperar respuesta, mi tono firme pero sin ser confrontativo.

—Piensa dos veces antes de salir por esa puerta, Mai —me advirtió con frialdad, sin levantar la vista del periódico.

No le presté atención. Sus "advertencias" ya no tenían el mismo peso de antes. Apreté la manija de la puerta con fuerza y la abrí. El sol me golpeó el rostro, cálido y cegador, y solté un suspiro pesado. Antes de reunirme con mi equipo, había un lugar al que debía ir primero.

Caminé por las calles que conocía de memoria, sintiéndome extrañamente en paz. El dolor en mi tobillo se había calmado un poco, aunque no había desaparecido del todo. Pero, de alguna manera, me sentía más ligera, como si una gran carga se hubiera desvanecido. Llegué a la casa de mi destino y toqué dos veces la puerta de madera, esperando con una mezcla de nervios y emoción. No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera lentamente.

—Hola, señor Ikkei —lo saludé con una gran sonrisa.

—Oh, Mai, ¿qué te trae por aquí? —preguntó, visiblemente sorprendido, pero su voz sonaba cálida y amistosa.

—Hoy jugaremos la final contra Shiratorizawa y... si usted no tiene nada que hacer... —dije, sintiendo un leve rubor en mis mejillas mientras me rascaba la nuca nerviosa.

Sabía que estaba siendo atrevida al pedirle esto, pero el señor Ikkei era una de las pocas personas cuyo apoyo realmente anhelaba en este momento. Sentía que, de alguna forma, su presencia sería un talismán de buena suerte.

—Claro que iré, Mai. Eso no es ni pregunta —respondió con una sonrisa amplia.

—¿En serio? ¿No le molesta? —pregunté, intentando ocultar la emoción en mi voz, aunque estaba segura de que mi sonrisa me delataba.

—Pues claro que no, pequeña. Estaré ahí para verte jugar. ¿Cómo podría perderme algo así? —dijo, cruzándose de brazos con una expresión divertida.

Sentí un alivio inmediato y una oleada de felicidad que me recorrió entera. Ikkei siempre había sido una figura de apoyo, alguien que, a pesar de todo, me había mostrado que creía en mí. Verlo en la grada me llenaría de confianza.

—¡Gracias, señor Ikkei! No sabe cuánto significa esto para mí —le dije, haciendo una pequeña reverencia de gratitud.

—Tonterías, Mai. Es un honor verte jugar. Estoy seguro de que lo harás increíblemente bien. —Sus ojos brillaban con un orgullo que me llenó el corazón de calidez.

Nos despedimos con una sonrisa y me di la vuelta para continuar mi camino hacia el gimnasio. Cada paso que daba se sentía más ligero, más seguro. Hoy sería un gran día, uno en el que dejaría todo en la cancha, sin importar nada más. Y saber que tendría a una de las personas más importantes para mí apoyándome desde las gradas, me daba el valor para enfrentar cualquier desafío.

 Y saber que tendría a una de las personas más importantes para mí apoyándome desde las gradas, me daba el valor para enfrentar cualquier desafío

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Entre redes y corazones- Haikyuu!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora