Cap 57: Cadenas invisibles

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Mai

Estábamos calentando para el partido contra Aoba Johsai, y los nervios me estaban consumiendo. Quería ganar, más que nada en el mundo. Necesitaba demostrar que todo lo que habían dicho de mí estaba equivocado. Ayer, después de lo que pasó con Kageyama, la frustración me había invadido, y lo único que pude hacer fue entrenar. Entrené hasta que el sol se escondió y hasta que el dolor en mi muñeca me obligó a parar. Era mi manera de liberar todo lo que sentía, de desconectar mi mente.

No entendía nada, ni a Oikawa ni a Kageyama. Oikawa no me había defendido, y eso me dolió más de lo que quería admitir. Me preguntaba si todo lo que había sentido por él había sido unilateral. Hoy, quería demostrarle que había cometido un error, que yo merecía estar aquí. En cuanto a Kageyama, cada vez que lo miraba sentía que tenía mil cosas por decir, pero nunca las decía. Me dolía pensar en cómo habíamos pasado de ser tan cercanos a prácticamente desconocidos. Ayer, finalmente me rendí; dejé de esperar que él dijera algo, que me pidiera perdón, que todo volviera a ser como antes. Pero ese momento nunca llegó.

Pensando en todo eso, no pude evitar sentirme culpable por cómo había reaccionado con Nishinoya. Lo había alejado sin querer, pero en ese momento había sido demasiado para mí manejar.

—Noya, ¿podemos hablar? —le pregunté mientras me acercaba a él. Estaba estirando, preparándose para el partido.

Él levantó la vista, sus ojos cálidos me miraron con atención, y asintió. Nos dirigimos a un costado del gimnasio, alejados de los demás, para tener una conversación más privada antes de que todo comenzara.

Me aclaré la garganta, sintiéndome un poco nerviosa.

—Noya... quiero pedirte perdón por lo de ayer. Perdón si reaccioné mal cuando intentaste ayudarme —comencé, jugando con mis dedos, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Es que el momento fue demasiado agobiante, y no sabía qué me estaba pasando.

Sentí cómo ponía su mano en mi hombro, su toque era suave, reconfortante.

—Tranquila, Mai —me dijo, mirándome directamente a los ojos—. Yo tampoco supe manejar la situación, no fue tu culpa. No tienes que preocuparte. Solo quiero saber si estás bien ahora.

Sus ojos marrones, llenos de sinceridad, siempre lograban calmarme. Desde que entré al equipo, Nishinoya había sido una presencia constante y reconfortante. Siempre atento, siempre sincero con sus sentimientos hacia mí, algo que apreciaba profundamente, aunque aún no sabía si podía corresponderle de la misma manera todavia.

—Estoy bien ahora, solo un poco nerviosa por el partido —admití con una risa nerviosa.

—Lo harás bien, como siempre —respondió con una sonrisa que me llenó de motivación—. Cuando termine todo esto, quiero decirte algo, Mai —añadió, su tono de voz más serio y un poco nervioso, mientras quitaba su mano de mi hombro.

—¿No me lo puedes decir ahora? —pregunté, curiosa.

—No, es un secreto —contestó con una sonrisa traviesa, poniendo su dedo índice en la comisura de sus labios.

—No, es un secreto —contestó con una sonrisa traviesa, poniendo su dedo índice en la comisura de sus labios

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Entre redes y corazones- Haikyuu!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora