Capitulo #39

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Lo que nunca hice...




Si te contara una vez más las millones de cosas que aún me faltan por descubrir, te reirías de mí y me dirías:

—Aún tienes mucho que vivir.

Y sí, pero a veces es mejor vivir en compañía. La soledad entristece nuestros corazones y hace que todo lo veamos en tonos grisáceos.

De todas las cosas que aún me faltan por descubrir, una de mis mayores ilusiones siempre ha sido estar en un lago, dentro de un pequeño bote, remando hasta que mis brazos se cansen. Salir de casa y llevarte a mi lugar secreto, apartado de la civilización, rodeado de árboles altos, con cientos de aves cantando y un lago bellísimo e inmenso. Era un lugar muy especial desde que lo descubrí.

Tiempo después, tomé las llaves del coche y traje conmigo un bote, con la intención de llegar al centro de ese hermoso lugar. Pero nunca me atreví. ¿Razones? Aún sin poder ser descritas.

Entonces, ahora era el momento de remar y descubrir qué había más allá del lago contigo. ¿Qué dices? ¿Enfrentar lo que tanto posponemos no es la mejor idea? UNO, DOS, TRES, IZQUIERDA, DERECHA. Tan fácil que parecía, pero al intentarlo, era tres veces más complicado coordinarnos. Lo nuestro era dar vueltas y vueltas en el lago, riendo sin parar y viendo cómo te estresabas cada vez más, odiando el bote. Te quejabas diciendo que seguramente mañana no tendrías brazos y que estaría condenada a prestarte los míos cuando necesitaras tocar la guitarra o escribir.

Pero, ¡wow, qué perdición la mía! Después de todo, logramos remar juntos hasta el otro lado del lago. Caminamos y encontramos un puente algo viejo, que en realidad parecía más una pequeña granja abandonada desde hace mucho tiempo.

Sentí que alucinaba al verte tomar un viejo cuchillo y marcar nuestras iniciales en un árbol cerca de la cabaña. Había visto esto en muchas películas románticas que tanto amaba y era demasiado cursi y loco vivirlo en carne propia. Era como si la vida se burlara de mí, en venganza de todas las veces que me reí de esas películas.

<<Los lugares más callados atesoran los recuerdos más valiosos.>>
<<Si tan solo el bosque hablara...>>

Después de marcar nuestras iniciales, nos sentamos en la orilla del lago, el agua reflejando el atardecer en tonos dorados y rosados. Te giraste hacia mí y, sin previo aviso, tus labios encontraron los míos en un beso que parecía detener el tiempo. Era como si en ese momento, todas las promesas que nos habíamos hecho, todas las esperanzas y sueños, se concentraran en ese instante.

Nos quedamos allí, abrazados, observando cómo el sol se desvanecía en el horizonte, mientras el mundo se sumía en un silencio tranquilo, interrumpido solo por el canto de los pájaros y el suave susurro del viento entre los árboles. Ese día, comprendí que los momentos más simples y aparentemente insignificantes son los que realmente definen nuestras vidas.

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Nils últimamente no deja pasar ni un solo detalle y ha estado haciendo mucha  musica...

No somos y no seremos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora