Epilogo:

9 2 0
                                    



Nils...

Quedarme en esta ciudad era como si regresara en aquel verano, donde todo era bueno y ninguno de los dos sabía que pasaría después. Te habías escondido tan bien que encontrarte me fue difícil, levante cada piedra y busque en cada arbusto, casa y hotel del lugar.

Me había quedado solo después de nuestra ruptura. Solo bastaron segundos para que me diera cuenta de que tu...Eras la única que me seguía de una manera tan incondicional, apoyando cada una de mis ideas. Intentando sin descanso que viviera la vida que tanto había anhelado, haciendo realidad cualquier cosa.

Por que como dijiste:

<<mientras exista tiempo y sigas respirando, todo es posible.>>

Mi razón para volver...Era por ti, quería intentar conversar contigo y verdaderamente, contarte todo lo que sucedió en todo este tiempo, explicarte de una manera tan detallada. Alquile una casa que fácil podrían estar diez personas viviendo conmigo y sobraría suficiente espacio. Había demasiadas cosas, las cuales eran como flashazos de algo que deje ir de la manera más estúpida posible...

Un día tan radiante, muy caluroso, por cierto. Que estar caminando por ahí, daba la sensación de azar pollos fritos. Henry se convirtió en mi mejor amigo, productor y mánager. Viajo conmigo, con temor a dejarme solo y que siguiera haciendo tonterías o tirando mi vida a la basura, como decía el. Pero este día fue diferente, no lo escuche decir ninguna protesta, incluso estaba muy feliz y me obligo a ponerme algo decente. Como si esperábamos algo o alguien.

<<Es una sorpresa, pronto llegara>>Confeso.

Pasaron algunos minutos hasta llegar a la media hora y aquello que esperábamos nunca apareció. Todo mundo corrió dos cuadras debajo del lugar donde estaba quedándome, rostros llenos de espanto y angustia. Desde mi balcón no era muy fácil observar a esa parte de la calle, había un montón de coches y cada vez más, seguían deteniéndose a ver aquello que estuviera ahí...

<<Alguien ha tenido un accidente>>Le confesé a Henry quien seguía hipnotizado por la pantalla de su celular.

Los días pasaron y bueno, mi querido amigo no volvió a comentar nada. Cómo si hubiera olvidado todo. Hasta después de un día; Me despertó de una manera tan violenta; Su rostro petrificado y sus  palidecieses manos sostenían su celular, temblaban como una gelatina.

 <<Tienes que ver esto.>>

Seguía siendo un maldito iluso y le arranque el celular enojado por despertarme tan temprano en mi jornada de descanso, observe la pantalla. Tú perfil de Instagram... En cada una de tus fotografías, solo había comentarios sobre lo buena persona que eras y la frase:<<Que descanse en paz.>>Escrita por todas partes.

<<No podía ser cierto, era una broma>><<Un sueño, la peor pesadilla...>>

Me deje caer en la orilla del colchón, con fuerza, dejando de lado el celular, masajeando bruscamente el puente de mi nariz, cerrando los ojos y esperando que solo fuera mentira. Empecé a vestirme, con el único pensamiento de ir a buscarte. De saber por mi propia cuenta que estabas bien.

No mentiré. Soborne a tanta gente con cantidades de dinero muy excesivas, con la esperanza de saber de ti. En menos de veinte minutos la información estaba en mis manos. Aquel hombre guardo silencio y me observo...Luego fijo su mirada en Henry para comentar que dentro de poco estarían llevando tu cuerpo al cementerio.

Lo poco que quedaba de mí, se vino abajo. Me enfurecí... lloré a llanto abierto aun sin poder creerlo. Estaba tan fuera de mí, que no me di cuenta el momento exacto en que llegamos a ese cementerio. Sentí un leve apretón en mi hombro, esta sensación era la que más odiaba y a la que siempre voy a temerle. Una vez yo te Conte que verdaderamente me despedí hace mucho tiempo de alguien, de mi hermana.

Alguien a quien he olvidado, olvide como se escuchaba su voz o como era su rostro, solo bloqueos y cosas borrosas habitaban en mi mente. Seguí aquella aglomeración... Minutos más tarde entraron unas personas de traje cargando un ataúd...Cargándote a ti.

No tuve valor y me quedé apartado de todos ellos. Bajaron aquel ataúd en ese agujero, cada uno tomaba una porción de tierra y la espolvoreaba, otros arrojaban flores a ese hueco. Bueno... Yo, en ese momento me sentí la persona más débil, estúpida e intolerante a escuchar ninguna palabra y peor aún, sintiendo como la ira contra mí mismo corría por mis venas. Me odiaba tanto, que irme a estrellar con el primer muro que fuera hasta quedarme dormido y no despertar más, no me parecía mala idea. 

Quería morirme en ese instante, no estaba dispuesto a luchar una vez más contra una perdida, no sin mi rayo de esperanza apoyándome y buscando salidas, tomando de mi mano con fuerza en cada bache.

Sabiendo yo mismo que si caía, tu serias la primera en tenderme la mano, en ponerme una vez mas de pie y animarme a seguir intentando, en tocar puertas y ventanas. En no darme por vencido a la primera.

No me importo sentirme expuesto, deje salir todo aquello que sentía y llore. Alguien entre la multitud me observo, me devoro vivo y me escupió con solo una mirada, aquella chica la recordaba era: 

Iana

Justo estaba caminando deprisa y con sutileza, cuidando que nadie se diera cuenta de que yo, estaba aquí. Estaba seguro de que me haría añicos, en cuanto me tuviera cerca.

Y si, no me equivoque solo salía fuego por su boca.

<<No tienes ningún derecho de estar aquí.>><<Eres un hipócrita de mierda>> — confeso <<Deja de llorar, que tuviste el tiempo necesario y solo lo desperdiciaste en ser un patán de mierda y herirla.>>

Lucia tan triste, con sus ojos hinchados de haberte llorado tanto, seguramente y como todos de implorarle al cielo de que todo fuera mentira. Siguió empujándome intentado echarme a patadas del lugar, pero puedo decirte a ti, que deje de escucharla luego de las primeras frases que dijo, algo dentro de mí se desconectó, solo seguía observando sin parpadear en ningún segundo. En ver como cada vez ese ataúd era cubierto por tierra.

Henry trato de quitarle las manos, que me estaba encajando las uñas en mi brazo, pero ya no sentía. Podía arrancarme una parte de mí y estaba seguro de que no sentiría nada, ni mucho menos me opondría. Henry siguió intentado y lo que hizo fue tomarla de la mano y alejarla unos centímetros de mí, que fueron cruciales para lo siguiente que sucedió.

Iana estaba tan enfadada conmigo. Con ella. Con todos. Que al sentir el mínimo rose de los dedos de mi colega, le cruzo la cara con una abofeteada que ese ruido fue tan fuerte que podía confirmar la caída de un diente, de la perfecta sonrisa de Henry.

<<Debes irte>><<No voy a repetirlo>> — advirtió como si le tuviera miedo. <<hare que te saquen, ¿me has escuchado?>>

Desvié mi mirada un mini segundo, aclarando de la manera más fría y atroz <<puedes hacer lo que te venga en gana, pero no me moveré hasta que yo lo decida>><<puede irte por donde has venido.>>

Se perdió entre la multitud y los llantos desgarradores en ningún momento se dejaron de escuchar, en ningún momento dejaron de sentir.

Las personas comenzaron a irse y fue entonces cuando yo me acerque a ti.

Donde vi con mis propios ojos esa maldita placa donde tenía a letra bien grande tu nombre, fecha de nacimiento y el día de tu partida.

La maldita fecha de aquel día donde surgió el accidente cercas de casa. Eras tú, y nuevamente no fui lo suficientemente valiente para salir y averiguar lo que sucedía en esa calle. Maldita sea mi puta personalidad, maldita sean mis estúpidas decisiones.

No somos y no seremos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora