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Celular en modo avión y un corazón hecho puño en mi mano. Esperar que aparecieras en el umbral de la puerta, listo para pedir disculpas, es igual que encontrar un unicornio verde en el triángulo de las Bermudas.
Esperar una vez más, sobre esa ventana. Cierro mis ojos e imagino que te veo llegar con una sonrisa. Te detienes en el jardín y me saludas para después regalarme una de tus preciosas sonrisas.
<<Pedir de lo más simple, para ti siempre parecerá una millonada.>>
¿Cuántos días han pasado y aún no eres capaz de tocar tú mismo mi puerta? Sentirme tan pequeña en un lugar tan grande. Donde hemos colocado juntos recuerdos en cada rincón de casa. En donde me has tomado fotografías y videos para agregarlos con música y subirlos en tu canal de YouTube, donde medio mundo se pregunta: ¿Quién es?
Es verdad... ¿Quién soy yo para ti? ¿Qué significo en tu vida? Las cosas han cambiado y los sentimientos de ti hacia mí son tan evidentes. Aceptarlo para mí es complicado. No quiero verlo, mucho menos reconocer esa parte. Es como obligar a un alcohólico a dejar de beber.
<<No voy a ser capaz de tal cosa, tampoco lo seas tú. Quédate...>>
Tic tac, ruidos que impregnan toda la casa y recuerdan que he perdido más de setenta y ocho horas pensando en el mismo tema. Es como congelarme, dejar de vivir. Contarle a Iana cómo la he pasado estos últimos días solo provocó que ella esté a punto de secuestrarte y arrojarte al mar. Su nivel de enfado es inexplicable pero muy comprensible. Porque una amiga siempre va a estar cuando te rompan el corazón. Será entonces cuando ella comience a vivir por las dos, en volverse enemiga número uno de ti y de lo que sea que dañe a la otra. Y de alguna manera, ella también lo sabe...
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El teléfono sonó y miré la pantalla: era el número de Henry. Dudé unos segundos antes de contestar, pensando que tal vez algo había pasado. Pero en cuanto respondí, la voz que escuché no era la de Henry, sino la tuya, Nils.
—Maya, por favor, escúchame, — dijiste rápidamente, como temiendo que colgara antes de que pudieras terminar tu frase.
Sin decir una palabra, colgué. No podía soportar escuchar más excusas, más promesas vacías. Pero entonces, los mensajes comenzaron a llegar. Escuché uno tras otro, tu voz llena de disculpas y explicaciones.
— He estado tan ocupado, el trabajo, las grabaciones... lo siento, Maya. Realmente lo siento.
— Todo esto es por nosotros, por nuestro futuro...
— Por favor, no me odies, necesito que entiendas...
Cada mensaje era como una puñalada, una mezcla de arrepentimiento y desesperación, pero sin la sinceridad que necesitaba escuchar. Era siempre lo mismo: tú intentando justificar lo injustificable.
Finalmente, lancé el teléfono al sofá, incapaz de seguir escuchando. Caminé hacia la ventana, observando cómo la lluvia golpeaba el cristal.
— Nils, no necesito tus regalos, ni tus cenas lujosas. Solo te necesitaba a ti, aquí conmigo. Pero parece que eso es pedir demasiado, — murmuré para mí misma.
Sin esperar una respuesta, me alejé de la ventana, dejando atrás las promesas rotas y los sueños no cumplidos. Afuera, la lluvia seguía cayendo, lavando las lágrimas que no dejaba de derramar.>
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No somos y no seremos...
Teen FictionMaya nunca se ha enamorado, o al menos no de alguien de carne y hueso.... Las circunstancias arrastraran a Nils a una playa de Italia, donde conocerá a Mara. Donde ambos encontraran el llamado: "Amor a primera vista". Un verano lleno de recuerdos, s...