Dos semanas después:

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Nils

Sigo visitando ese maldito lugar. Lo odio tanto como me odio a mí, incluso con menos intensidad.

El señor de la puerta ya me conoce, por las repetitivas veces en que vengo. Me siento tan idiota con un ramo de flores. Tan idiota comprando tulipanes amarillos, aquellos que tanto te gustaban.

Hay algunas personas a mi alrededor y puedo escucharlas decir: <<Es el chico que termino con todas las rosas y tulipanes amarillos de la ciudad>><<El novio de la chica que murió atropellada cercas de su casa.>>

Y en como muchos responden:<<Es verdad su novia era la chica que salto de un puente para salvarlo, ¿es ella verdad?>>

Los primeros días en escuchar sus murmuros termine a golpes en la calle con un chico.

 Quedándome encarcelado por algunas horas. Liberando con ese pobre chico, el inmenso odio que sentía. Me quede en la estación de policías como dos horas y eso me parece mucho. Tan pronto como Henry lo supo, fue a buscarme. Llevando a los mejores abogados de la ciudad, parecía un ejercito...Aunque solo que sin armas y un montón de portafolios sobre sus manos.

Me dejaron libre...Bajo fianza, claro. El pobre chico permaneció en el hospital con la nariz rota y algunos golpes de segundo grado.

Mi madre esperaba aterrada en casa. Al verme llegar y al percatarse que estaba bien, se dejó ir sobre mi rodeando mi cuello con sus brazos. No me importo, así que seguí caminando; directo a ese lugar donde pasaba los últimos días sentado.

Trate de encender la luz de mi habitación y bueno...Mi madre me había comentado que la electricidad había desaparecido pero que dentro de unas horas la restablecerían. Era mejor estar en la oscuridad con un silencio sepulcral a mis alrededores, sentir que estaba solo yo y mis recuerdos contigo Mara.

Me relaje sobre esa silla que tenía fuera y bueno, ahora solo me quedaba pasmado. Una fragancia a frutas inundo mis sentidos del olfato, no dude nada y me levante del sillón siguiendo aquel destellito de luz y aroma. Una vela con aroma estaba sobre el piso de mi sala... Me volví aún mas de mente, rompí ese recipiente de cristal contra el suelo, apagando la poca luz que habitaba en ese momento en casa.

Mi madre apareció del otro lado del lugar y me seguía mirando horrorizada. Henry corrió a mí, tratando de tranquilizarme diciendo:<<estoy seguro de que tu madre no sabe esa historia>> <<ella no sabía nada.>>

Accidentalmente me llevo a esa noche donde amanecimos, donde las charlas con o sin sentido era de mis cosas preferidas, donde podía observarnos a ambos un futuro maravilloso.

No somos y no seremos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora