Capitulo 82

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Tiempo bonus...


Me tomaste de la mano, obligándome a darme media vuelta y verte. Evitar miradas confidentes de dos almas que se aman pero que ya no pueden estar juntas es malo, y tu conciencia te lo recuerda de vez en cuando.

Librarme de ese leve roce fue como poner mi mano encima de las llamas; me dolió alejarme. Ya estaba justo en la puerta, a nada de salir, sin mencionar ni una sola palabra. Esperando que, en algún momento, ni siquiera recuerdes mi voz...

Pero no te rendiste. Cerraste la puerta y me quitaste la llave, lanzándola por el aire.

<<¿No me piensas hablar? Muy bien, yo hablaré. No todo es como parece, ni tampoco fue. ¡No puedo pasar página! Es un maldito bache que no me deja avanzar, y necesito conversarlo con la persona adecuada: contigo.>>

Nils,

Me encontré en un torbellino de emociones, cada una más intensa que la anterior. Entrar a esa casa fue como abrir una caja de Pandora. Sabía que al hacerlo, desataría todos los demonios que había tratado de enterrar.

Al verte ahí, tan cerca y a la vez tan distante, sentí una mezcla de amor y odio. Quería abrazarte y gritarte al mismo tiempo. ¿Cómo pudimos llegar a esto? Dos personas que se amaban tanto, ahora atrapadas en una espiral de dolor y reproches.

No sé si fue el miedo o la rabia lo que me hizo reaccionar de esa manera. Pero verte intentar justificar lo que pasó, tratando de hacerme entender tus razones, solo hizo que mi ira aumentara. En ese momento, no quería escuchar tus explicaciones. No quería entender. Solo quería alejarme de todo lo que me recordaba el dolor que me habías causado.

Las palabras salieron de mi boca sin filtro, como una explosión de sentimientos reprimidos. Tirar esas fotos donde estábamos juntos y felices, fue un acto de desesperación, una manera de liberar un poco de la tensión que sentía en mi pecho. Ver el vidrio romperse fue casi terapéutico, como si cada pedazo representara un fragmento de mi corazón roto.

Y luego, saltar por esa ventana... Fue una decisión impulsiva, pero necesaria. Necesitaba escapar, respirar, sentir que podía dejar atrás todo ese sufrimiento. Correr me hizo sentir libre, aunque fuera solo por un instante.

Ahora, mientras escribo esto, me doy cuenta de que todavía queda mucho por sanar. Pero también sé que este fue un paso necesario. Tal vez, con el tiempo, podré mirar hacia atrás y recordar estos momentos sin dolor. Tal vez, algún día, podré decir que estuve enamorada de ti sin sentirme estúpida por haber entregado mi corazón a alguien que no supo valorarlo.

Con todo,
Maya

No somos y no seremos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora