Capitulo 81

5 1 0
                                    


Sin opciones...


Aunque se haga todo lo posible por evitar lo inevitable, siempre encontrará alguna manera de atraparte y hacerte ir hasta el fin del mundo si es necesario

Me odio y te odiaba por esto. ¿Cómo pude olvidar cambiar el domicilio de entrega? Los paquetes aún seguían llegando a la nueva casa y la única amiga que había hecho allí me notificó que su madre había visto cómo tú seguías recibiendo nuevos paquetes a casa. Nunca llegué a pensar que todas esas cajas eran mías.

Pensé por un momento en perderlos. No importaba tanto, pero entraría a clases dentro de poco, obligándome a estar en la ciudad. Para colmo de males, uno de esos paquetes contenía algunos libros que había comprado con tiempo para la carrera, esperando que me facilitara las cosas.

Nils,

Encontrarme frente a tu casa, con una llave en la mano y un corazón en mil pedazos, me hizo sentir como si estuviera en una película de esas que siempre evitamos ver juntos. Entré, no sin antes tomar una bocanada de aire, como si eso pudiera prepararme para lo que vendría. Y ahí estabas tú, tan familiar y extraño al mismo tiempo, rodeado de caos y recuerdos.

Tu casa, que alguna vez había sido un refugio de risas y amor, ahora parecía un campo de batalla. Cada botella vacía y cada objeto fuera de lugar gritaban la ausencia de algo vital. Tú, en medio de todo, dormido en el sillón gris, eras la imagen perfecta de alguien que había perdido tanto como yo.

No sabía si odiarte más por lo que habíamos hecho de nosotros o por lo que no habíamos logrado ser. Pero al verte ahí, vulnerable y ajeno a mi presencia, sentí una ola de compasión y tristeza que me paralizó por un instante.

Las cajas, esos estúpidos paquetes que me habían obligado a volver, eran ahora el puente entre nuestro pasado y el inevitable enfrentamiento del presente. Y mientras buscaba mis libros entre el desorden, el ruido que hicieron al caer fue como una alarma despertando a un gigante dormido.

Tu voz, esa voz que conocía tan bien, rompió el silencio de la casa y de mi corazón:

 <<¿Eres tú?>>

En ese momento, me di cuenta de que el tiempo nos había dado una segunda oportunidad. No sé si para arreglar las cosas, pero al menos para hablar de lo que nunca pudimos en su momento. Tal vez esta era nuestra última chance, nuestra última conversación antes de dejarlo todo atrás.

Y así, con el alma en vilo y el corazón a punto de estallar, me preparé para enfrentar lo que viniera, sabiendo que, pase lo que pase, no habría vuelta atrás.

Con todo,
Maya

No somos y no seremos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora