Capitulo #61

10 1 0
                                    


Ciega...




Un tour por todo el país a pocos días y yo sin esperanza de poder ir contigo, aunque sentía que era necesario darte espacio, lo necesitabas. Aunque el último concierto nos quedaba a cinco horas y viajar contigo en un autobús gigante con personas totalmente ocupadas, me hacía ver lo mucho en que habían cambiado nuestras vidas en un par de meses.

El recibimiento de tus amadas y queridísimas fans era a un nivel muy alto, al menos yo no esperaría durante tanto tiempo a una persona, no haría ese tipo de cosas, pero eso no quita que las admire por tanto cariño hacia ti. Claro, ellas ya sabían que yo era tu novia, por todas las fotografías de mí en tu Instagram y los innumerables videos en YouTube donde encabezaba todas y cada una de tus canciones. Haciéndole saber a todas y cada una de ellas que efectivamente era tu musa. Y estar acompañado o no, eso para nada impedía que siguieras haciendo buena música.

Pero no todo el mundo entendía esta parte, esa chica de la que últimamente he llenado algunas páginas, quejándome sobre sus actitudes contigo, aún seguía rondando como un buitre a su presa. Y no diré estúpido, porque hasta ellos suelen ser más listos que tu bailarina. Aunque no me creas, sé que siente algo por ti, puedo verlo, no soy tonta y eso me hace enojar.

Como siempre, espero a que hasta la última persona se marche. Solo así los miembros del staff comienzan a limpiar todo y yo voy en búsqueda de ti. Ella: una tipa, rubia, ojos claros y un cuerpo bien definido, comienza a molestarme aún más su presencia, pero sigo incapaz de interrumpir sus charlas hasta no liberarme de mis dudas mientras que al mismo tiempo presto atención a los detalles.

Ella, sin perder ninguna oportunidad para abrazarte por la espalda, pero esta vez hay más confianza y coloca su cabeza sobre tu pecho, como suelo hacerlo yo cuando algo me asusta. Es inevitable dejar pasar cómo lleva puesta tu chaqueta, sí, esa que yo te regalé en tu cumpleaños. Toma tu mano y juguetea con la tuya.

¿De qué trata todo? Al parecer ella es la respuesta y el miedo al mismo tiempo....

Pero hablar significa pelear, por algo que tal vez no es como lo he escrito. Espero equivocarme...

<<Estoy segura de que hasta el más ciego termina viendo lo que alguien enamorado no puede ver.>>

El viaje en autobús fue largo, pero sentí cada kilómetro como un paso más hacia un abismo del que no podía escapar. Traté de mantenerme ocupada, escuchando tu música, repasando letras, cualquier cosa para no pensar en lo que había visto. Pero tus miradas distraídas, tus respuestas cortas, todo apuntaba a algo que yo no quería enfrentar.

Llegamos al último destino, un lugar hermoso que debería haber sido el escenario perfecto para cerrar el tour con broche de oro. Pero en mi corazón, todo se sentía roto. Te vi interactuar con los fans, con el mismo carisma y energía de siempre, pero cada vez que te miraba, me parecía ver una sombra en tus ojos.

Después del concierto, mientras todos celebraban, tú estabas distante. Me acerqué, esperando que hablaras, que me dijeras algo que pudiera calmar mi mente. Pero tus palabras fueron pocas y evasivas.

Nos quedamos allí, en medio de la fiesta, pero sentí que estábamos en mundos diferentes. Tus padres intentaron animarme, pero incluso ellos notaron la tensión. Tu madre me abrazó nuevamente, susurrando palabras de consuelo que no lograban calmarme.

Esa noche, mientras todos dormían, salí a caminar. Necesitaba aire, necesitaba pensar. Las luces de la ciudad eran un reflejo borroso de mis emociones. Me senté en un banco, mirando las estrellas y preguntándome cómo habíamos llegado a este punto.

Volví al hotel, esperando encontrar respuestas. Entré en la habitación, y allí estabas, sentado en la cama, mirando por la ventana. Me acerqué, y por primera vez en mucho tiempo, no supe qué decir. Nos quedamos callados, observándonos.

Cuando diste un paso hacia mí, retrocedí dos. Luego, salí de la habitación, dejándote solo en medio del cuarto. El silencio se hizo más pesado, y con cada paso que daba, sentía que la distancia entre nosotros se hacía más grande.

No somos y no seremos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora