Los solari estaban teniendo unos días algo complicados. No es fácil adaptarte a los cambios de un día para otro, sobretodo cuando has estado tanto tiempo en conflicto.
Durante una década se dedicaron a cazar a los herejes de la luna, enemigos del sol y ahora... todo eso se había terminado...
"¡Señora Levia! ¡Leeevia!"
"Leo, no grites por los pasillos"
"Levia, ¿puedo salir un rato a fuera?"
"¿Qué clase de pregunta es esa?" - se extrañó un poco - "¿Alguien te ha dicho que no puedas salir a jugar?"
"Nos dijeron que las estrellas caían del cielo y nos atacaban"
"Sí, pero ayer en clases se informo de..."
"Upsy..."
"¿Has vuelto a faltar a tus clases?"
"Bueno, yo..."
"¡Leo! ¡¿Cuántas veces te he dicho que cuides tus estudios?!"
"Pero... pero yo..."
"¡Por culpa de esa vagueza tuya no te enteras de las cosas importantes!"
"Lo... lo siento..."
"¿Qué se supone que voy a hacer contigo?"
"¿Ocurre algo?"
Leona se encontraba caminando por los pasillos de la institución académica cuando escuchó a Levia perder su garganta con tantos gritos.
Y no le sorprendió mucho ver que era debido al joven Leo.
"Este niño me sigue llevando por el camino de la amargura"
"No sea tan dramática"
"Debería meterte en un calabozo para que escarmentaras..."
"Leo, tienes que seguir las mismas reglas que el resto de los estudiantes" - le dijo Leona, firme pero sin ira alguna
"Es que he estado mucho tiempo encerrado, me consume el... el..."
"No digas palabras que no sabes usar"
"Vaaale..."
"Has faltado tres días a clases, así que te quedarás tres días encerrado en tu cuarto sin salir a jugar" - le dijo la sacerdotisa muy firme
"Pero... quería ver al hombre globo..."
"¿El hombre globo?"
"Sí, el hombre globo"
Leo se acercó a la ventana más cercana para enseñarle de qué hablaba.
El Hombre Globo no era otro que Bardo, el cósmico ser errante que simplemente estaba de pie con su meeps en pleno territorio solari.
"Ese es Bardo"
"Leona, ¿le conoces?"
"Es un campeón del Instituto de Guerra"
"Odio cuando vienen sin pedir permiso... ¿de los buenos o de los malos?"
"Existe"
"¿Puedes ir a comprobar que no venga con malas intenciones?"
"Claro, seguro..."
El Aspecto del Sol no creía que tuviese malas intenciones, pero su presencia le generaba ciertas dudas. ¿Simplemente vagabundeaba o pasaba algo malo?
Fue a su encuentro, siendo que este la ignoraba en pos de vigilar a sus Meeps.
"Hola, Bardo, ¿qué te trae por aquí?"
"........"
"Hay... ¿hay algún problema?"
"........"
"Puedes asentir con la cabeza o..."
"¡Meeep!"
"O simplemente..."
"¡Meeep! ¡Meeep!"
"........"
"¡Meeeep!"
"Me... ¿me están hablando los Meeps en tu nombre?"
"........"
"Eso... ¿eso es un sí o un no?"
"¡Meeeep! ¡Meeep!"
Y el meep en cuestión acabó explotando delante de Leona, quien se quedó mucho más desconcertada que antes.
Justo ahí Bardo sacó su trompeta y comenzó a tocarla alegremente.
"Bardo, solo pido un poco de cooperación..."
"Meep, Meep"
"No te entiendo..."
"Meeeeeep"
"No explotes tu también, por favor"
"¿Meep?"
"........"
"Bardo, concéntrate y..."
Pero el caminante cósmico pareció notar algo extraño o interesante que llamó su atención. Rápidamente emprendió el vuelo para alejarse.
Los Meeps también le siguieron, dejando a Leona un tanto extrañada.
"Leona, ¿qué quería al final?"
"No... no estoy muy segura... y no sé si quiero saberlo..."
"No tocaba mal la trompeta"
"Eso es porque no has visto a los meeps explotar al lado tuya"
"¿Que los Meeps explotaron?"
Bardo había ido a Targon buscando algo, o alguien, y si bien parecía que el rastro estaba en la comunidad solari...
Ahora apuntaba hacia el lado contrario del monte, justo hacia la zona lunari.
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El Eclipse de Diana
FanfictionBienvenidos a este fanfic, secuela de "Los Viajes de Nautilus" y "La Sombra de Zed" que contará con las aventuras de Diana y los lunari, tanto en el Monte Targon como con otros individuos de Runeterra. En sus intentos por cambiar la vida de los suyo...